Capítulo 16

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Con mis hermanos nos metimos en la biblioteca para charlar los tres a solas. Yo me senté en una punta del sofá, y Atlas en la otra. Suni en cambio, parada frente a nosotros. 

No tardó en empezar a hablar. Con ese semblante firme, y esa gélida mirada. Y comenzó a contar todo. Desde que los Marshall entraron a nuestra vida. Cada palabra que decía, se sentía como una pieza que encajaba en el rompecabezas de mi mente. 

Y me vino todo como una cachetada. Una tan fuerte que me dejó estancado en el medio de la nada, perdido y desorientado. Es como si me hubieran puesto un cassette en el cerebro, en modo acelerado. En 10 minutos resumieron casi 3 años de mi vida. 

No se como demonios asimilar todo esto. Porque se siente como ver una película por segunda vez, pero no caigo en cuenta de que yo soy el protagonista de ella. Sino alguien más. 

Todo se intensifica. La angustia. El dolor. El enojo. La decepción. 

- Cómo han podido... - hablo con voz quebrada y mis ojos llenos de lágrimas, una vez que termina. 

- Si buscas arrepentimiento, de mi parte no vas a encontrarlo. - sentencia mi hermana. 

- ¡Suni! - exclama Atlas enojado. 

- ¡Cierra la boca! - le grita. Vuelve la vista severa a mi. - Si hay alguien con quien debes enojarte, es conmigo. Yo fui la de la idea. Atlas accedió porque lo amenacé. Y los demás no tenían voto, era cerrar la boca, o ganarse un disparo. Así que enfadate solo conmigo. 

- No se que es peor... - digo anonadado. - El hecho de que hayas sido capaz, o que en parte no me sorprenda. 

- Me conoces, o puede que no en su totalidad, porque nunca sabrás de lo que soy capaz con tal de protegerte. 

- ¿¡A eso le llamas protegerme!? 

- ¡Si! - grita. - Y no tengas la menor duda de que lo volvería a hacer, una y otra vez. No merecías cargar con la muerte de nuestro padre, y tampoco merecías todo lo que venías sufriendo porque te enamoraste de alguien que no te correspondía de la misma manera. O al menos no al mismo nivel. Tomé la decisión que creí correcta. Hubiera hecho lo que sea para quitarte ese dolor. Se presentó la oportunidad y la agarré. Merecias un nuevo comienzo, empezar una hoja en blanco. Alejado de todos nosotros. 

- ¿Esas son tus excusas?

- No son excusas. Son motivos. - replica. - Queríamos protegerte de aquello que fallamos la primera vez. 

- ¿¡Mintiendome!? ¿¡Ocultándome cosas!? ¿¡Modificando partes de mi vida!? 

- Soy de las que creen que el fin justifica los medios. - dice. - Y si te detuvieras un momento a pensar en el contexto, la situación y las circunstancias de todo lo que sucedió, comprenderías y aceptarías con esa madurez que te ganaste estos últimos años, que lo que hicimos fue siempre pensando en tu bien y en lo que era mejor para ti. 

- ¿Lo mejor para mi? - inquiero indignado. 

- Si. - responde tajante. - ¿Qué fue lo que te "quitamos"? Que por proteger a dos personas que amabas, tuvieras que cargar con dos muertes. Que tuvieras pesadillas que apenas si te dejaban dormir. O que tuvieras el corazón destrozado porque le diste todo de ti a alguien que no supo valorarlo a tiempo. ¿En verdad eso te parece tan terrible de no recordar? 

- Aun así... - murmuro. 

- ¿¡Aun así, que!? - exclama molesta. - Te veo ahora y no puedo evitar sentirme orgullosa de la decisión que tome. 

- Estoy bien jodido, mi cabeza es un lío, ¿¡Y a ti te parece que soy algo por lo que sentir orgullo!? 

- Pues claro que vas a estar bien jodido, ¡Eres un Hyun! - exclama. - Y eso no se quita con tres años de tu vida omitidos. Además, ¿Qué persona no está jodida? ¡No me vengas con esa mierda! Pensé que hacías terapia, a esta altura te creía más maduro y coherente. 

Regresa a Mi (Mafia Marshall VII)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora