No puedo con la ansiedad que me genera aguardar hasta la mañana. Me siento intranquilo y angustiado. No voy a poder soportar de aquí a que venga Min.
Es por lo que agarro mi valija y salgo de la habitación.
- ¿A dónde vas? - me preguntan mis hermanos a dúo cuando me ven pasar por la sala. Ambos se paran y se acercan a mi.
Me detengo y me giro hacia ellos. - A Seúl. - miro a Suni. - Y dado que me debes una, me voy a tomar la libertad de llevarme tú auto. Así que dame las llaves.
- Yo no las tengo... - habla con ese semblante serio.
Miro a Jiho. - Las llave, por favor. - le pido.
- No. - sentencia tajante mi hermana, a lo que su esposo se frena en seco a medio camino. - ¿Tu estás demente, o que? No puedes irte.
- ¿Qué edad te piensas que tengo, eh? - inquiero con fastidio. - ¿Por que diablos no habría de poder irme?
- Porque es tarde, de noche, la ruta es poco transitada y luminosa, no conduces con frecuencia. - empieza a decir con voz firme. - ¿Sigo? Ah... ¡Y está por llover!
El corazón me da una punzada al oír eso último.
- No me importa. - respondo sin titubear. - Tengo que estar en Seúl cuanto antes. - me acerco hasta Jiho y le extiendo la mano. - Por favor. - le pido. - De alguna forma me iré, ya sea en auto... o a pie.
Este suspira con pesar y me extiende la llave. - Ten cuidado. - dice. Asiento.
Me giro para ir hacia la puerta, pero me detienen cuando alguien me agarra del brazo. Vuelvo mi cabeza y veo que es Atlas, quien me observa fijo y serio.
- Espera a la mañana, alguno de nosotros te puede llevar.
- No. - sentencio. - Necesito irme ahora. Y tengo que hacerlo por mi cuenta. - miro a Suni, y luego vuelvo mi vista a él. - Voy a estar bien. Nada va a sucederme.
- ¡Eso no lo sabes! - grita enojado, con sus ojos llorosos. - No hagas eso.
- Tengo que regresar con Moon.
- ¿¡Por qué siempre tienes que ser tú quien vaya detrás de los demás!? - exclama molesto. - ¡Cuando no saben valorarte!
Frunzo el ceño. - No hables y ni digas mierda sin saber como es la situación. - digo tajante. - Cuando no conoces mi relación con Moon. - hago una pausa. - Si, tienes razón en algo. Es un chico mimado y caprichoso. Antes de mi, no te levantaba un vaso por nada del mundo, y ni siquiera se hacía una tostada. Una vez le mencione que detestaba cocinar, porque toda mi vida me habían obligado a hacerlo para los demás, pero nunca nadie lo hizo por mi. Un mes después, me sorprendió con una cena, la cual era desastrosa, pero que había hecho por mi, y para mi. Él. El narcisista y egoísta. Había tomado un curso de cocina para cocinarme. Ahora mejoró, porque siguió practicando. Así que cada vez que tengo un día difícil, me cocina algo, para consentirme. - hago una pausa. - Algo que me di cuenta de él, es que cada vez que en una conversación mencionó algo que me gusta, luego lo anota en una lista para no olvidárselo, porque tiende a ser volado. Cree que no lo noto, pero si. Es intenso. Si no sabe nada de mi, me llama. Aunque me haya visto ayer, me abraza como si no me hubiera visto en meses. Me recuerda que me ama, mínimo una vez al día. - mis ojos se ponen llorosos, y se me forma una sonrisa. - Sus abrazos son mi lugar seguro. Todavía me pongo nervioso cuando se acerca. Me encanta cuando me da la mano. Verlo reír me da mil años de vida. Y por más que ahora se que no fue el primero en muchas cosas, yo siento que si lo fue. Cuando estoy con él, me siento a salvo. En paz. Es como si ese niño interior mío por fin hubiera encontrado aquello que siempre deseó. ¿A ti realmente te parece que él no sabe valorarme?
Los ojos se mi hermano están húmedos. Me suelta el brazo. - No... no sabía que... que significaba tanto para ti... - murmura.
- ¿Tanto? Para mi es todo. - hablo lloroso.
Atlas me dedica una sonrisa. Asiente. - Me alegra que hayas encontrado aquello que siempre quisimos para ti. - dice. - Y que tengas a tu lado a una persona que sabe ver y apreciar lo maravilloso que eres, que te cuida y te ama. - hace una pausa. - Lo siento. Nunca quisimos otra cosa que no sea protegerte de todo lo malo. Y asegurarnos que seas feliz, siempre.
- Ojalá algún día puedas perdonarnos por haberte mentido y ocultado las cosas. - agrega Suni. - Queríamos evitarte el que sufrieras más de lo que ya habías sufrido toda la vida. Cuando amas tanto a alguien, como nosotros a ti, harías lo que fuera con tal de protegerle y asegurarte que nadie le haga daño.
Los miro a ambos. - Los amo, muchisimo. - digo. - Son una parte de mi, y lo van a ser siempre. Y sin importar que, voy a seguir siendo su hermanito menor.
Los tres nos acercamos y nos fundimos en un fuerte abrazo.
- Ve con cuidado, por favor. - dice Atlas al apartarnos. Y veo la preocupación en sus ojos.
- Tranquilos, esta vez si llegaré a destino...
Guardé mi valija en el auto de Suni, me subí este, y emprendí viaje de vuelta a Seúl. Encendí la radio y puse algo de música tranquila para intentar relajarme. Es verdad que me sigue paralizando el hecho de conducir, pero es que... cuando se trata de ir por Moon, no hay nada que me frene.
A medio camino vi como las gotas de lluvia empezaron a caer en el vidrio delantero del auto. Decidí seguir avanzando, estaba a la mitad y prefería llegar con Moon, a tener que volver. Sin embargo, cuando estas empezaron a abundar, me vi obligado a detenerme a un costado de la carretera.
Mi corazón late acelerado dentro de mi pecho, y tengo mi respiración agitada. Apoyo mi frente contra el volante, mientras me aferro a este con ambas manos. Me invade el recuerdo de aquella noche. Me veo a mi mismo, conduciendo a gran velocidad, ansioso por llegar y a la vez lleno de miedo por verle.
Pero esta vez... esta vez no siento temor de volver con Moon, sino más bien alivio y tranquilidad. Es regresar a casa.
Y el pensar en cómo me encontraba hace 11 años, y como estoy ahora. Me doy cuenta de cuánto he avanzado. Recuerdo a mi yo del pasado, y de cómo quería muchas cosas de las que tengo hoy. No he valorado todo lo que logré, y estoy agradecido de haber llegado hasta dónde llegué.
Tengo que hacerlo. Por él. Porque fue él quien encendió en mí una chispa. Fue él quien me demostró que el amor de verdad existe. Fue quien calentó mi corazón para volver a creer, y quien junto los pedazos para volver a unirlos.
Él ha sido el cielo en el infierno que era mi vida. Y es todo lo que mi mundo necesita.
Inhalo y exhalo, repito la acción unas veces más hasta que consigo que mi respiración se normalice. Me incorporo en el asiento, corroboro que el cinturón está bien puesto y vuelvo a tomar el volante firme.
Tardé un momento más en componerme y comenzar a conducir de vuelta otra vez.
Y sigo mi camino de regreso...
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Regresa a Mi (Mafia Marshall VII)
Romansa¿Qué pasará cuando se mezclen el pasado que creía olvidado por completo, y su nuevo presente?