Cuando la mañana llega, Katniss es la primera en despertarse y sube directo a dónde está el panal, comienza a cortar la rama con más energía que el día anterior. Cómo Alice había dicho, eso era algo peligroso y estúpido, pues se gana algunos piquetes en el proceso. De un momento a otro el panal cae al suelo y las rastreavispulas salen por montón.
Marvel, Cato, Clove y Peeta salen corriendo en dirección al lago, aunque también son picados en menor medida, en cambio Glimmer y la chica del 4 se quedan atrás y son atacadas por las rastreavispulas hasta que suena el cañón indicando su muerte. Sus rostros y extremidades quedan deformadas a causa de las picaduras, no queda nada de la coqueta Glimmer y tampoco de la chica del 4.
Katniss baja del árbol rápidamente intentando alejarse del panal, pero algo la detiene y le hace volver, intenta quitarle a Glimmer el arco y el carcaj. El veneno de las rastreavispulas ya estaban haciendo su efecto, sin embargo Katniss no se detuvo sin antes quitarle arco, tardó un largo rato en poder quitárselo.
Haymitch y Alice observaban al borde de su asiento, en cualquier momento Cato, Marvel y Clove regresarían. Y así sucede, Cato y Peeta están corriendo en dirección al árbol. Y tenían miedo de que todos sus intentos por mantenerlos vivos fueran en vano.
—¡Corre, Katniss, corre! —grita Peeta.
Katniss logra reaccionar y comienza a correr internandose de nuevo en el bosque, las alucinaciones se apoderan de su cuerpo, tambalea por ratos hasta que cae rendida.
Alice deja de observar la pantalla de Katniss y ve la de Peeta. Cato y Peeta se encuentran en medio de una batalla, aunque ambos están bajo los efectos del veneno de las rastreavispulas. Cato blande su espada y Peeta intenta esquivar como puede. Las alucinaciones hacen que su batalla se vea entorpecida, pues Cato de vez en cuando ataca a la nada.
—Ya está, van a morir —dice Haymitch rendido.
—Ya vivieron demasiado. Al menos duraron más que los anteriores.
Cato logra atravesar la pierna de Peeta con la espada y antes de que logré darle el último golpe, Peeta logra quitárselo de encima aventandolo contra un árbol.
Peeta huye lo más lejos que puede o más bien hasta que su pierna sangrante se lo permite. Llega hasta el río donde se desploma debido a la perdida de sangre y a las alucinaciones.
Por suerte, para Katniss, Rue la niña del once está cerca y la cubre con hojas para intentar esconderla, también le cura las heridas causadas por los piquetes con hojas y esconde muy bien su mochila.
Los demás tributos también caen rendidos. El día termina con cinco tributos desmayados, dos muertos y el resto vagando por el bosque esperando no ser encontrados por los profesionales.
—Necesito un trago —menciona Alice. Necesitaba algo con que rebajar los nervios y la tensión que estaba sintiendo, las pastillas no eran una gran opción para ella.
—Yo igual.
Haymitch y Alice salen hasta la cocina, dónde sacan las dos botellas que Haymitch había traído el día anterior. Dejaron las pantallas sin supervisión, no creían que fuera a pasar algo, ambos estaban bajo los efectos del veneno y tardarían un buen rato en recuperarse.
Tomaron un largo rato, casi se acaban las dos botellas. Alice se sentía más relajada.
—Antes de los juegos, mi madre me dijo que eras un maldito alcohólico —dijo Alice imitando el lenguaje de señas.
—Y no se equivocaba—rio Haymitch—. Supongo que no sabe que tú también eres una alcohólica.
Alice negó divertida.
—Amy es la única que me ha visto ebria -balbuceo —. Aunque supongo que no sabe lo que pasa.
—¿No les has dicho? —pregunto Haymitch más serio.
—No. Le partiría el corazón a mi madre. ¿Sabes lo que hace cuando no puedo dormir? Me prepara una taza de chocolate caliente y se queda conmigo toda la noche.
Alice guardo silencio y volvió a hablar.
—Creo que por ella he aguantado tanto. Es como mi soporte. Y Amy, ella me escucha siempre, no le importa si estoy ebria o bajo los efectos de las pastillas, ella siempre está conmigo.
—Cuiadalas mucho. El Capitolio mato a toda mi familia cuando gane los juegos -dijo Haymitch apretando los dientes.
—Pero ahora, me tienes a mi y a Effie.
Haymitch sonrió ante el comentario.
—Pues que familia tan extraña.
—No puedes ponerte exigente. Yo a ti te quiero como si fueras mi padre y a Effie como...
—Creo que ya tomaste demasiado, cielito.—la corto Haymitch. Alice ya estaba entrando en la etapa sentimental.
Alice negó y siguió tomando de su copa. Haymitch cómo pudo le quitó la bebida, aunque eso le costará un par de insultadas de su parte. La llevo hasta a su habitación y la acurrucó en la cama.
Haymitch sabía que Alice tenía razón, ella y Effie eran a las únicas que podía considerar una familia.
Tenía a Alice, su pequeña, la niña que tanto busco proteger de la crueldad del Capitolio y que apresar de todos sus esfuerzos no logro hacerlo. Logro sacarla con vida de la arena, si, pero no consiguió que el Capitolio no la vendiera o tan siquiera que se esperara a que fuera mayor. Cada que la veía regresar de sus visitas al Capitolio, se lamentaba internamente por no haberse esforzado más, por no haber luchado, porque esa no es vida y el lo sabía bien, ser presa de los actos más desagradables siendo tan pequeña y frágil.
Y después estaba Effie, aquella capitolina que llevaba años de conocerla, con la que no podía tener una conversación normal sin salir discutiendo. Pero sin duda la única mujer que se alegraba de ver, aunque nunca lo demostrará.
Haymitch se quedó dormido pasados unos minutos, abrazando a su niña como todo un padre protector. Aquella noche, con la compañía de Haymitch, Alice durmió sin ningún tipo de pesadillas.
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My hungers games
FanficLos 71° juegos del hambre están por comenzar, los tributos están listos para luchar. Alice Moon en una de ellos, una niña de tan sólo 12 años de edad con ninguna habilidad aparente y mucho mas débil que los demas tributos. Pero de lo que está segura...