El distrito cuatro era, sin duda, el distrito favorito de Alice. Aún recordaba la primera vez que lo visito durante su gira, el mar la enamoró por completo.
Salir del distrito doce era algo que definitivamente necesitaba. El distrito cuatro era completamente diferente al doce. Alice podía compararlos con facilidad, empezando por el aire fresco diferente al aire polvoriento del doce, eso sin contar que no estaba cubierto de polvo de las minas.
El tren estaba por llegar al distrito cuatro, Alice estaba nerviosa y emocionada por ver de nuevo a Finnick, lo extrañaba aunque ella no quisiera admitirlo. Han pasado ya varios meses desde la última vez que se vieron y aunque se llamaban todos los días no era lo mismo para ninguno de los dos.
Alice aprovecho cualquier oportunidad para visitar a Finnick, tener amantes en el Capitolio que harían lo que sea para tenerla una noche era algo que Alice le sacaba provecho desde obtener joyas, alcohol o dinero, hasta visitas en otros distritos. Antony era uno de esos hombres que pagaban por su compañía, a pesar de que por un tiempo ya no tenía ningun encuentro sexual, desde que se enteró de la relación que mantenía con Finnick había cambiado su manera de ser con ella.
Ahora estaba llegando al distrito cuatro gracias a Antony, que le consiguió un permiso para pasar el día entero, a cambio claro de tener sexo con ella. El tren se detuvo y Alice no podía estar más emocionada y nerviosa a la vez. Salió del tren, a la entrada de la estación estaba Finnick esperando a que llegara.
A penas lo vio, el corazón de Alice comenzó a latir con más fuerza. Finnick la vio y se apresuró a abrazarla y besarla. Los labios de Finnick se estaban convirtiendo en su droga favorita. Se separaron y quedaron frente a frente. El agente de la paz que la estaba escoltando carraspeó intentando llamar la atención de la pareja.
—Recuerde señorita Moon, tiene que estar de regreso mañana a las 7am —le recordó el agente de la paz.
Alice rodó los ojos, gesto que pasó desapercibido gracias a sus lentes.
—Aqui estará —aseguro Finnick abrazando a Alice por los hombros —. Y dime ¿A quien tenemos que agradecer tu visita? Quizá a Wayne o Brown.
—En realidad a Antony Whithe.
La sonrisa de Finnick se borró.
—¿Whithe?
—¿Pasa algo? —pregunto Alice confundida por el cambio de expresión de Finnick.
—¿El mismo tipo que te regalo ese anillo? —Alice asintió.
—Finnick, sabes que no puedo hacer nada para evitarlo.
—Eso lo sé y creeme no me molesta porque yo estoy casi en la misma situación. Es solo que no soporto ver la forma en la que te mira, te mira como yo, el de verdad te quiere. Me da miedo que lo prefieras a el antes que a mí.
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My hungers games
Fiksi PenggemarLos 71° juegos del hambre están por comenzar, los tributos están listos para luchar. Alice Moon en una de ellos, una niña de tan sólo 12 años de edad con ninguna habilidad aparente y mucho mas débil que los demas tributos. Pero de lo que está segura...