Afrodita De Piscis

Regalo (Shaina)

Bueno, ya estamos en el mes de Piscis así que celebremos eso y, aunque no es el cumpleaños de Afrodita, sí es el mío y pues me autoregalo este drabble. :P

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Afrodita dio un último trago a su copa antes de dejarla en la mesa y levantarse. Shura lo miró con intriga y Deathmask alzó la ceja cuando lo vio dirigirse hacia su chaqueta y ponérsela.

—¿Te vas? —preguntó el de Cáncer cuando lo vio encaminarse a la salida.

—Es obvio, ¿no? - respondió sin girarse.

—Es temprano —comentó Shura—, creí que iríamos al pueblo.

—Pueden ir sin mí —se encogió de hombros.

—Eso no sería mala idea, si no fuera porque estamos celebrando tu cumpleaños —respondió Deathmask —¿a quién vas a ver? —preguntó perspicaz. Afrodita resopló.

—A nadie.

—¿No será que estás ansioso por saber si ha llegado el regalo misterioso de este año? —preguntó Shura.

—No. Estoy cansado, simplemente. ¿Recuerdan que llego de una misión de tres semanas?

—Hum —sonrió Deathmask—. Fingiremos creerte. Espero que mañana nos cuentes si esta vez lograste atraparlo.

Afrodita rodó los ojos y salió del templo del Gran Cangrejo para dirigirse al propio. No lo iba a decir en voz alta, pero sus amigos tenían razón, estaba ansioso por saber si había algún regalo nuevo para ese año como desde hacía cinco años atrás.

No era raro que él recibiera regalos para su cumpleaños, todo lo contrario, pero siempre sabía de quién venía, pues, salvo sus amigos, todos esperaban al menos una mirada de su parte, por lo que el obsequio en cuestión era diferente, pues jamás iba con firma y siempre era entregado de manera anónima. Sin contar que el remitente, lo conocía perfectamente, pues cada detalle que recibía año con año iba acorde a sus gustos.

Llegó a las puertas de su templo y sonrió. Justo en el marco descansaba un pequeño paquete. Lo recogió y miró de reojo a sus rosas, sin embargo, ese año tampoco habían podido descubrir la identidad del remitente misterioso. Dio un largo suspiro y entró a su templo.

En la comodidad de su sala y con una copa en la mano, se dispuso abrir su presente. No pudo evitar una sonrisa sincera al descubrir lo que era una novela de misterio y suspense de buena editorial y en inglés de un autor que no le sonaba, pero si su admirador o admiradora —pues no descartaba la posibilidad de que fuera mujer—, se lo sugería, sin duda, le daría la oportunidad.

Comenzó a prepararse para irse a la cama llevando consigo su nuevo libro y sus gafas de lectura.

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En la zona exclusiva para las santos, Shaina de Ofiuco observaba las estrellas sin máscara y con expresión ausente. Marín, que se acercaba a ella, no pudo más que sorprenderse.

—Supongo que el regalo ya llegó a su destino, ¿no? —preguntó la santo de Águila sentándose a su lado.

—Sí —respondió Shaina sin dejar de observar el firmamento—, solo espero que le guste —suspiró.

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¡Gracias por leer!