Mu

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Tercer historia de mi pequeña serie ahora con Mu de protagonista.

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Las escalinatas de los doce templos parecían interminables a ese momento. Mu, corría por ellas sin apenas entender que pasaba; Aioros, de pronto se había presentado ante él y no había podido hacer más que dejarlo cruzar por Aries y seguirlo en cuanto se lo había ordenado. Todavía no podía creer que el santo dorado se Sagitario estuviera vivo, pero sin duda era él, el Viejo Maestro así se lo había comunicado casi al momento en qué Aioros entró al Santuario, revelando la verdad que había permanecido oculta durante trece años.

Llegaron a Acuario en el momento justo en qué alumno y maestro caían al suelo, probablemente son vida, sintió a Milo detenerse, sin embargo, el continuó corriendo hasta Piscis. Llegando a tiempo para evitar una tragedia. Aioros interrumpió la pelea cortando el aire con su flecha y él, protegió al joven santo de Andrómeda con su muro de cristal. Vieron a ambos guerreros caer, pero al menos, seguían vivos. Intercambiaron miradas y Mu alentó a Aioros a continuar, él se quedaría.

Tenía que tomar una decisión respecto a quién atender, claro que la decisión era obvia para él, sin embargo y apresar de todo, no se sentía bien abandonando a Afrodita a su suerte, se mordió el labio antes de decidirse acercarse a Shun. Apenas se había arrodillado frente al santo de bronce, cuando para su fortuna, Aioria, quién lucía igual de perplejo que él, hizo su aparición en la entrada de Piscis. Con gesto de molestia se acercó a Shun para atenderlo y así permitirle a Mu revisar a Afrodita.

Lo llevó a una habitación aparte, después de todo, seguramente sería sometido a interrogatorio, para nadie era un secreto su lealtad al Patriarca y eso lo convertía en sospechoso, por lo que era mejor mantenerlo vigilado, aunque en sus condiciones, dudaba que pudiera hacer nada en su contra. Suspiró y procedió a curarlo empezando por las heridas del rostro y luego procedió a retirar la armadura llevándose una pequeña sorpresa al descubrir que Afrodita, en realidad era mujer.

Mientras la vendaba, se preguntó cómo es que había conseguido ocultar a todos su naturaleza o tal vez solo a ellos, después de todo, Afrodita siempre se mantuvo al margen de ellos, solo había sido cercana a Shura y Deathmask, sobre todo con este último, los demás solo la contemplaban de lejos, claro que si pudieron mantener la farsa del falso Papa por tanto tiempo, aquello no era nada. Le parecía increíble todo lo que había ocurrido en el Santuario en apenas un día, pensó mientras terminaba de vendarla. Ella estaría bien, por lo menos viviría, lo demás dependería de la voluntad de Atenea.

—¿Cómo es posible que le hayan dado el indulto después de lo que hizo? —casi gritó Milo al saber que Afrodita seguiría siendo la santo de Piscis.

—¡Milo! —el tono de advertencia de Aioros que ahora era el nuevo Papa, no dio lugar a más réplicas—. Atenea ha dado su veredicto ¿o pretendes ir en contra de su voluntad? —la sala permaneció en silencio —por precaución y para tranquilidad de todos, Mu la mantendrá vigilada.

Con eso último todos habían quedado más tranquilos, excepto Mu, qué no estaba seguro cómo manejar aquello, además de sabía que Afrodita no se lo tomaría a bien, pensó mientras leía en las escaleras que daban acceso a su templo, actividad que ahora podía realizar ya qué Kiki había sido enviado con Aldebarán, lo que lo desesperaba un poco porque lo atrasaría con su entrenamiento, pero ante las órdenes de Aioros, poco o nada podía hacer.

Sus pensamientos y su lectura fue interrumpida por un cosmos que reconoció de inmediato, no pasó mucho para que el inconfundible aroma a rosas que siempre acompañaba a Afrodita inundara sus fosas nasales; pronto hizo su aparición ataviada en un sencillo vestido negro y con la mascara de oro que Atenea le había ordenado usar. Afrodita pasó a su lado sin decir nada, solo deteniéndose un poco para esperar a que se pusiera de pie, era obvio que sabía que él sería el encargado de vigilarla.

Afrodita De Piscis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora