Termino de retocar mi maquillaje, una tinta de labios roja pero natural, y un poco más de blush, nunca es suficiente. Mamá toca la puerta mirándome y sonríe.-¿Vas a salir, Lu?- entra a la habitación y se detiene frente al espejo acomodando su pañuelo de la cabeza.
-Sí, ¿no te molesta?
-Para nada, luces hermosa, y ese vestido, te queda mejor a ti de lo que alguna vez me quedó- ambas reímos y mamá me abraza.- ¿y quien es el chico afortunado?
-Aun no deseo hablar sobre el, solo es una primera cita y probablemente ni siquiera nos volvamos a ver, no quiero que te ilusiones- la miro a través del espejo y sonríe asintiendo.
-Entonces iremos abajo, debo tomar mi medicamento.Niall.
Estaciono el auto fuera de su casa, tomo ambos ramos de flores y bajo. Mientras me acerco a la puerta, mi cabeza no deja de pensar en si esto es una mala idea, principalmente porque soy un hombre de 33 años, ya estuve casado, en un procesos de divorcio, he estado con muchas mujeres y ella es 10 años menos que yo, presentarme ante su puerta ¿es un acto de cortesía o descaro?, esa es la pregunta.
Llamo a la puerta, ahora no puedo salir corriendo, un par de segundos más tarde, una mujer, muy guapa, con un pañuelo en la cabeza, demasiado parecida a Lucy, abre la puerta, debo suponer, su madre.-¿Hola?- atiende a la puerta con una sonrisa pero igualmente confundida- ¿puedo ayudarle?
-sí, sí... Hola, soy Niall James, usted debe ser...
-Bianca Murphy, ¿puedo ayudarle?- extiende su mano y la tomo.
-Yo vine por Lucía, ella y yo saldremos.- nunca nadie me había mirado así, me mira a un lado y llama a Lucy, nunca deja de ser cortés. Recuerdo las flores que llevo detras mio y las extiendo frente a ella, Bianca sonríe emocionada.
-¡Oh! Que lindas, ¿son para Lucy? Las pondré en agua.
-¡No! No- voltea asustada- son para usted, no quería llegar aquí sin nada para usted, las flores de Lucy se las entregaré yo mismo.
-¿Enserio?- pregunta aún más emocionada- muchas gracias, Niall. ¡Lucía!- vuelve a llamarla.
-Voy bajando, ¿estás bien?- habla lucy mientras baja las escaleras, y no puedo entender el por qué luce tan hermosa.-¡oh!- dice al mirarme, asombrada y tal vez asustada, rápido mira a su madre, quien está encantada con sus flores.
-Luces preciosa- extiendo mi mano y la ayudo a bajar el último escalón- tengo esto para ti- le muestro las flores entregándoselas, ella sonríe por un momento pero vuelve a su seriedad con la que la conocí.
-Gracias, Niall. ¿Mi mamá atendió la puerta?
-¿tu madre? Por un momento creí que era tu hermana- la madre de Lucy ríe sonrojada y sale de ahí con ambos ramos de flores, tn me mira queriendo sonreis, yo me acerco a ella dando un beso en su mejilla, y juro por Dios que es real lo que acabo de decir, su madre no es mucho mayor que yo, luce joven.
-¿Tenías que hacerlo?- pregunta inquieta.
-Queria sorprenderte.
-Es... lindo, gracias Niall.- me mira sonriendo esta vez- ¡regresaré en unas horas!
-Hasta luego señora Bianca, fue un gusto conocerla.- no alcanzo a escuchar respuesta pues Lucy me arrastra fuera de ahí, pero ella olvida su bolso, al abrir la puerta, escucho a su madre con nauseas, y sale corriendo. Unos segundos después, ella sale.
-Lista.
-¿tu madre está bien?
-Sí, solo nauseas.- asegura y comienza a caminar. Caminamos hacia el auto y abro la puerta para ella, enseguida, subo.
Conduzco por las calles de la ciudad, este horario hace que sea oscuro más temprano, pero las luces de los edificios y las lámparas de la ciudad hacen todo hermoso, acompañado de las luces de los auto. Quince minutos después, y llegamos al restaurante, el ballet nos recibe, pero no le permito abrir la puerta de ella, le doy mis llaves y doy la vuelta. La ayudo a bajar y entramos, nos reciben, como siempre, con una botella de vino, y enseguida nos traen las cartas.
Me parece tan tierna su confusión al no saber que pedir, llama a quien nos tomará la orden, el misml chico de todas las veces que he estado aquí.
-¿Listos para ordenas?
-Trae dos de siempre, por favor.- Lucía me mira confundida pero se mantiene en silencio.
-Perfecto, ¿ y alguna bebida?
-Tinto, Syrah.- el chico asiente y se marcha.
-Lo siento, no suelo frecuentar estos lugares.- dice avergonzada.
-Está bien, hasta hace poco descubrí este lugar.- menciono para tratar de mantenerla tranquila.- La verdad es que, lo que pedí, es simplemente pollo con alguna salsa, es exquisito, pero usan nombres raros para todo.- logro hacerla reir.
-La verdad es que mi padre salía mucho a lugares así.
-¿y ahora ya no?-ella sonríe algo incomoda.
-No lo sé.
-¿Cómo?- sinceramente, no entiendo.
-Mis papás se divorciaron hace algunos años, y no hablo con el desde entonces.
-Lo siento... cuando tenía 16, mis padres también se divorciaron, pero luego entiendes que tal vez fue la mejor decisión.
-Tal vez...-dice no muy convencida.
-¿Y tu madre? No quiero ser indiscreto o grosero, ¿pero ella está bien?
-Si- responde dudosa- ella está bien.
-¿Estás segura?
-sí... Ella tiene cáncer- sonríe a medias.
-Lo siento, Lu, no debí preguntar.
-No, tranquilo, ella está bien, todo está bien.- y yo se que ella miente.- Pero bueno, yo quiero saber algo de ti.
-Puedes preguntarme lo que sea.
-El día que nos conocimos, tú tenías algunos papeles sobre la isla de la cocina.
-Entiendo hacia dónde irás.
-No los habías firmado, y probablemente si no hubiese visto esos papeles o al menos hubiese. Tenido tu firma, no hubiese dudado tanto en salir contigo...-aclara su garganta- y tal vez me puedas contar sobre eso.
-Bueno... Me alegra saber que al menos tengo alguna oportunidad contigo- ella ríe pero vuelve a la seriedad.- Yo estuve casado por poco mas de 10 años con mi novia de universidad, nos apresuramos, pero el divorcio es algo que nunca pasaría hasta hace poco mas de dos meses. Tu viste esos papeles sin firmar porque mi abogado y yo los revisamos, y habían cientos de cosas raras, así que no iba a firmar ese documento. He tratado de hacer las cosas rápidas, ya no necesito seguir atado a ella.La cena continuó, yo la estoy pasando tan bien, mi teléfono comienza a sonar pero decido ignorarlo, todo puede esperar excepto ella. Pero la forma en la que mi teléfono no para de sonar, me hace dudar, un mensaje de los directivos llega a mi, hay una emergencia en la empresa.
...
Llegamos a mi departamento y atiendo una llamada, no sin antes decirle que se sienta como en casa. Casi 20 minutos después, entro a la sala y no está, pero una de las corrinas de la terraza se mueve por el aire, la puerta está abierta, asi que la sigo. Cuando llego, ella está mirando las calles, se escuchan los autos y yo me acerco a ella.
-De nuevo, debo decirte cuanto lo siento. ¿Podrás dejarme recompensártelo?- ella da la vuelta mirándome y sonriendo.
-Está bien, Niall, estuvo todo perfecto, no debes recompensarme nada.
-Si debo, aun faltaba que probaras el increíble postre que allí hacen. ¿Qué te parece si la próxima vez yo cocino?
-No es necesario- comienza a reír nervios.
-Lo es, sábado, 7:30, ¿te parece?. Iré a buscarte y después me verás cocinar para ti.
-Mejor yo puedo venir sola, y ayudarte.
-Te enviaré los detalles en la semana.- ella asiente divertida, quieri acercarme a besarla, pero sabe mis intenciones, y aunque me muera por un beso suyo, seré paciente, además no entiendo, las chicas tienen una regla tonta en la que, algún tipo de contacto es permitido solo hasta la tercera cita, piensan que eso no las hará ver fáciles, pero en mi opinión, ni siquiera piensas eso cuando ocurre antes. Tomo las llaves de auto y voy con ella para avisarle que nos iremos, unos minutos después, estamos camino a su casa, enciendo la radio del auto, no hay música buena así que solo bajo el volumen. Me estaciono justo frente a su casa y ella sonríe.
-Gracias por todo Niall, me divertí mucho...
-También yo, Lucy, me encanta saber que podremos repetirlo.- ella se sonroja- se que te dijo lo bonita que luces, pero en verdad, estás preciosa- logra sonrojarse aún más, evade mi mirada y hace hacia un lado su vista, me acerco a ella y cuando voltea de nuevo hacia mi, se asusta un poco pero sus enormes ojos buscan los míos- Y cuando estás conmigo luces aún más hermosa, Lucy.- Intenta decir algo, peor no lo hace, se queda callada, y no, no la besaré ahora. Quito mi cinturón y abro la puerta sin despegarme de ella, sonrío y bajo del auto solo para abrir su puerta y llevarla hasta la puerta de su casa.