Cap. 31: Levantemos la Bandera Blanca.

250 29 7
                                    

La luz de un nuevo día comenzaba a iluminar la ciudad de Royal Woods, todo parecía tranquilo, las personas comunes vivían un día más en sus comunes vidas, sus rutinas y acciones que no les molestaban y hacían sentir cómodos, aunque curiosamente, algunos comenzarían a notar algunas extrañas pinturas el ciertos lugares. ¿Grafitis? No estaban seguros, parecían hechos con una brocha y no con una lata de spray, además, el diseño era tan inquietante que daba algo de grima verlo, escalofríos recorrían la espalda de todo aquel que se le quedaba viendo por más tiempo del necesario, curiosamente después sentirían durante un tiempo una sensación desagradable, como si estuviesen siendo observados; era confuso, era perturbador, y lo peor es que nadie encontraba una lógica al por qué pintarían una imagen tan desconcertante por varios lugares de la ciudad.

Aquella mañana el bajo mundo se estremecería, miembros de la banda de la Rosa Blanca encontrarían el cadáver de uno de sus líderes colgado en el punto de reunión más frecuente, un asesinato sin lugar a dudas. Curiosamente el último líder vivo, la señorita Enri, no respondía las llamadas de teléfono y se encontraba perdido, temían que ella hubiera corrido la misma suerte que los otros dos y que su cuerpo se encontrara en algún lugar de la ciudad. Sin embargo nunca fue encontrado, no daba señales de estar en ningún sitio, era como si hubiera desaparecido; algunos de los miembros más cercanos a su círculo íntimo notaron que incluso muchas de sus pertenecías habían desaparecido. ¿Acaso había huido hacia alguna otra parte? Lamentablemente el gran grupo no obtendría nunca una respuesta sobre su paradero. El caos no tardó en llegar, sin los mandamases que dieran las órdenes y mantuvieran el orden y control de las operaciones, todo comenzaba a desmoronarse, pánico y nervios se sentían en el ambiente. Pronto algunos intentarían ocupar el lugar de los jefes, sin embargo se darían cuenta rápidamente que las cosas no eran tan fáciles, conflictos internos por el control comenzaron a surgir, peleas autodestructivas entre viejos camaradas, al final nadie habría podido tomar la riendas de aquello, todo habría terminado para la Rosa Blanca.

Aquella mañana, un joven de blancos cabellos abría sus ojos lentamente, se vería a sí mismo en el parque, recostado sobre el césped bajo la sombra y comodidad de su árbol favorito. Frotaría sus ojos un poco usando su mano derecha, se encontraba cansado y sentía un peso sobre su mano izquierda, no pudo evitar esbozar una cálida sonrisa al ver la razón de esa pesada sensación. A su lado dormía plácidamente una hermosa joven, un par de años mayor que él pero de su misma estatura, cabello largo de color negro y una hermosa piel pálida; era ella quien usaba el brazo del chico como una confortable almohada mientras se acurrucaba a su lado como una chica inocente y dulce, como una niña pequeña. Esta visión provocó un poco de risa en el joven, quien no solía observar a su prometida de fuerte carácter mostrar un lado tan frágil; acarició un poco su negro cabello y sus mejillas, recordando lo sucedido la última noche, donde ninguno de los dos querían regresar a sus respectivos hogares familiares, por lo que decidieron quedarse bajo el frío y amparo de la noche en uno de sus lugares favoritos; aunque ninguno se quejaría por ello, después de todo fueron momentos bastante cálidos y confortables.

-“Maggie… Oye, Maggie… Despierta.”

Las palabras del joven hicieron que la dama gótica se retorciera un poco, abrazara su particular almohada con algo más de fuerza mientras, dejaba escapar sonidos quejumbrosos e inconformes. Su voz sonó agotada, y un poco irritada cuando finalmente decidió hablar.

-“¿Qué quieres tarado?... Déjame dormir un poco más. Fue una dura noche.”

-“Lo sé. Estuvimos ocupados. Pero es momentos de irnos, de lo contrario comenzarán a pasar personas por los alrededores. Recuerda que estamos en el parque de la ciudad.”

-“Siempre con tus malditos tecnicismos. Que se joda la gente… No es como si estuviéramos haciendo nada malo.”

-“La verdad quería invitarte a desayunar. Me parece algo justo teniendo en cuenta que me estuviste siguiendo toda la noche ayudándome con el trabajo.”

Oscuro CompromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora