Cap. 19: La Mano Izquierda.

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Una perfecta mañana de sábado comenzaba en Royal Woods, en una de las residencias de la ciudad despertaba muy emocionada una joven de cabellos marrones; su habitación lucía bastante simplona, algunos posters de ejercicios colgados en una pared verde limón, equipamiento para ejercicios en un rincón y una mesa con espejo y productos de belleza femenina junto a un gran escaparate; como toda chica adolescente que se preocupaba por su apariencia, ella no iba a ser menos así que también tenía sus propios sueños y aspiraciones, y para ello sabía que una mujer debía verse siempre hermosa.

-"¡Cristina!"

La voz de la madre de la muchacha llama su atención, al parecer el desayuno estaba preparado, significaba que podía bajar a comer algo cuando quisiera. Le encantaba la comida de su madre, y nada mejor que comenzar el día con el estómago lleno y satisfecho. Sin necesidad de cambiar su pijama de color azul, la joven baja a desayunar, le esperaba un delicioso sándwich de jamón y queso con una fina capa de aceite de oliva por encima, acompañado con un vaso de jugo de naranja. Los minutos pasaban, cada bocado era tan apetecible que quería alargar el momento tanto como fuera posible, disfrutar el sabor dentro de su boca y la sensación del jugo bajando suavemente por su garganta, solo había una palabra para ello.

-"Sublime. Hoy te superaste mamá."

Se decía para sí misma, pues su madre ya había abandonado la cocina hace unos minutos. Lamiendo sus propios dedos, la joven se levantó para lavar su plato y vaso para luego dirigirse al baño de la casa; allí lavaría sus dientes y enjuagaría su rostro consiguiendo despertar completamente al sentir el agua fría al contacto con su piel. De regreso a su habitación, la joven tarareaba una de las tantas canciones que estaban de moda, estaba feliz, y nada podría borrarle esa sonrisa.

-"¿? ¿Qué es ese sonido?"

Se detenía observando a su alrededor, cerrando la puerta de su habitación a su espalda, buscando el origen de tan peculiar sonido. No tardó en reconocer el peculiar tono, se trataba de su teléfono celular que parecía sonar desde su mesita de noche junto a la cama. Era extraño, no solía recibir llamadas tan temprano, la mayoría de sus amistades estaban fuera de la ciudad por las vacaciones y el resto solían dormir hasta tarde. Tomando el objeto entre sus manos, la joven se disponía a contestar la llamada, sin embargo quedó horrorizada por el nombre que salía en su pantalla; realmente ella la había llamado, esperaba que aquello hubiera sido algo sin importancia, después de todo ya habían pasado un par de días sin noticias. No quería contestar, sus manos se volvieron un poco temblorosas y un sudor frío recorrió su espalda, sin embargo debía hacerlo, recordaba las palabras de aquel monstruo y su amenaza; no estaba segura si ella realmente lo cumpliría, pero lo que menos quería era arriesgarse, especialmente si se trataba de ella. Deslizó el dedo por la pantalla de su celular respondiendo la llamada, tragó en seco y dejó escapara un breve quejido proveniente de lo profundo de su alma, su voz se escuchaba suave y temerosa, pero supo mantenerse en pie.

-"¿Si? ¿Necesitas algo Maggie?"

La joven Cristina parecía escuchar detalladamente mientras le parecían hablar desde el otro lado de la línea telefónica. Por momentos se sorprendía, pero la inseguridad se reflejaba en su rostro en todo momento, después de todo estaba obligada a obedecer, aunque no estuviera del todo de acuerdo.

-"¿Realmente es necesario que me reúna allí contigo?... ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Haré lo que digas!"

Temerosa por su vida, la joven suplicaba perdón, al parecer su pregunta no había sido bien recibida desde el otro lado, tras lo cual se colgó la llamada abruptamente. Las rodillas de cristina no soportaron más y terminaron cediendo ante la presión, estaba en problemas, ahora debía reunirse con ese monstruo, solo dios sabe para qué cosa, la incertidumbre comenzaba a matarla por dentro. Rápidamente y sin perder un solo segundo, la joven se cambió de ropa poniéndose un estilo más casual, ahora mismo lo que menos quería era llegar tarde, después de todo le habían dado solo una hora para llegar, el tiempo es oro y su vida vale mucho más que eso. Tomando algunas pertenencias personales la joven abandonó su habitación y posteriormente la casa tras justificarse con su madre diciendo que iría a ver a unas amigas.

Oscuro CompromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora