Cap. 15: Como dos Manchas de Tinta.

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Lincoln Loud no siempre fue un joven de personalidad apagada, en el pasado era un niño que vivía su vida con normalidad, sin embargo ahora era un joven de once años que tenía muchos conflictos personales y familiares. Caminaba tranquilamente con un ojo morado mientras parecía estar fumando un cigarro, pero no se encontraba solo, una joven un par de años mayor que él vestida completamente de negro caminaba a su lado mientras degustaba de igual manera un cigarro.

-“¿Es una broma Loud?”

-“No, como dije, este golpe me lo hicieron mis hermanas, y no fue el único, tengo algunos moretones más bajo la ropa.”

-“Je, que patético. Permites que un grupo de chicas hagan contigo lo que quieren.”

-“La poca moral que me queda me impide romperles la cara. ¿Crees que me gusta esto B.?”

-“Ciertamente tienes bastante paciencia si no has explotado hasta ahora. ¿Acaso tus padres no hacen nada?”

-“No, ellos siempre dejan que resolvamos los conflictos entre nosotros. Además mis hermanas son las consentidas en esa casa. Una vez una de mis hermanas llegó borracha a casa de una fiesta y rompió una guitarra en mi espalda.”

-“Vaya, que extremo. Por cosas como esas es que odio el alcohol.”

-“¿Lo dices por tu madre?”

-“En parte sí. Es complicado, no tengo muy buena relación con la bebida o la gente que sucumbe fácilmente a ella.”

-“Ya veo, al menos en esa parte podemos estar de acuerdo. ¿Crees que el mundo sería mejor sin alcohol?”

-“Sería un mejor lugar sin duda. Lamentablemente la humanidad ya es bastante dependiente a ese desagradable líquido Loud.”

-“Tal vez… Debo suponer que nunca has tomado.”

-“Una vez, en una fiesta. Pero solo me bastaron dos sorbos para reafirmar mi odio hacia la bebida… No entiendo como la gente puede beber algo que tiene un sabor tan desagradable. ¿Qué hay de ti?”

-“Una vez, por accidente. Encontré una botella de mi hermana y la probé pensando que era refresco. Obviamente se enfadó mucho conmigo aquel día.”

-“¿Qué hay del tabaco? Fumar daña la salud tanto como el alcohol, y aun así míranos Loud.”

-“Ciertamente, no había pensado en eso siquiera.”

-“¿Cómo empezaste a fumar?”

-“Vi a unos chicos mayores hacerlo, simplemente imité lo que vi. Al principio me resultó desagradable, pero por algún motivo era relajante… Desde entonces le he cogido el gusto. ¿Qué hay de ti B.?”

-“Lo mismo… ¿Te das cuenta que sonamos como hipócritas al quejarnos del alcohol pero disfrutar del tabaco al mismo tiempo?”

-“Touché. Aún así, creo que solo elegimos el mal menor. Ambos odiamos la bebida… ¿Por qué no disfrutar entonces de lo otro?”

-“El mal menor… Supongo que tienes razón Loud.”

Ambos continuaban su caminata tranquilamente, esta vez tomando el camino por los barrios bajos. Uno pensaría que era peligroso que dos jóvenes fueran por la parte más problemática de la ciudad, sin embargo era algo que curiosamente ya estaban acostumbrados, se movían como si nadaran en cálidas aguas, tal vez el ambiente opresor y desconfiado de la zona les ayudaba a relajarse. Había que estar bastante loco para sentirse de esa manera, pero justamente es lo que ambos eran, un par de locos.

Ambos fueron a un viejo almacén abandonado, antaño era utilizado para guardar telas de una compañía que terminó con muchos problemas económicos y abandonó la ciudad. El lugar era bastante apartado y no era visitado por nadie, aquel era el pequeño escondite personal de aquellos dos jóvenes. Lo visitaban frecuentemente para tener privacidad en sus charlas cuando había muchas personas en el parque, a veces pasaban horas hablando mientras consumían nicotina en forma de cigarros; el lugar les hacía sentirse aislados de aquella inmundicia de mundo.

Oscuro CompromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora