Cap. 3: Fin del Acto.

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Domingo en una cálida noche de verano, la leve brisa lograba refrescar un poco el ambiente pero nunca era suficiente, las hojas de los árboles y otras plantas se movían lentamente al ligero son del viento. Un joven algo desaliñado escalaba por un árbol junto a una casa de la ciudad de Royal Woods, usaba todo punto de apoyo disponible el máximo posible con el objetivo de llegar a una rama que daba acceso a una ventana del segundo piso. En medio del camino, una de sus manos resbaló y casi cae al suelo, pero usando toda su fuerza en su otra mano consiguió agarrarse y recuperar la postura, nada le impediría llegar a esa ventana. Finalmente alcanzó su meta, aquella ventana abierta era como una puerta de entrada a su propio paraíso, y en su interior le esperaba emocionada su ángel.

La gótica, dueña del cuarto en que ambos estaban, no podía controlar su aterradora sonrisa. Cuando el chico de blancos cabellos entró por su ventana, no pudo evitar lanzarse hacia él para tomarlo entre sus brazos, después de todo aquel joven era de su propiedad y solo ella tenía ese derecho. Por otra parte, él la recibió con sus brazos abiertos, por primera vez en varios días, una pequeña sonrisa se formó en su pálido rostro. El abrazo por parte de ella fue tan fuerte, que provocó un ligero quejido en el chico producto a las heridas recibidas, por primera vez en varios días expresaba su dolor, estando a solas con aquella chica, ya no tenía necesidad de bloquearse, simplemente podía dejarse fluir. Ese pequeño quejido llamó la atención de la joven, quien se separó un poco de él para observarlo detenidamente tras encender nuevamente la luz de su habitación.

-“¿Fue muy fuerte?”

-“No, es solo una pequeñez… De hecho me gustó, extrañaba sentir el calor de tus abrazos.”

-“¿Seguro? No te veo muy bien que digamos. Además no tienes muy buen olor. ¿Qué ocurrió?”

El joven solo pudo quedarse en silencio mientras bajaba su mirada al suelo, su mirada se volvió seria, en ese momento los recuerdos de las últimas experiencias vividas asaltaban su mente, una tras otra; ninguna era agradable, todas eran horribles a su manera. El joven apretó con fuerza sus puños intentando contener su rabia interna, lo que menos quería era gritar y provocarle más problemas a la chica con su madre. Tras unos segundos que para él parecían horas, dejó escapar un pesado suspiro mientras levantaba su mirada con indiferencia. La joven dejó a un lado su sonrisa, su mirada volvía a ser sería y fulminante, indiferente y al mismo tiempo agresiva, solo se acercó un poco a él y colocó sus manos en sus hombros mientras lo observaba fijamente a sus ojos, ella podía verlo, era la única que podía ver el dolor de su alma; fue entonces, que con una suave voz, la gótica le habló al chico.

-“Ahora solo estamos tu y yo... No necesitas reprimirlo más… Déjalo salir.”

Esas palabras eran lo que él necesitaba, unas lágrimas comenzaron a escapar de esos ojos carentes de vida en su rostro inexpresivo y vacío. No había necesidad de ninguna palabra, finalmente el joven podía, como le habían dicho, dejarlo salir. Ante esas lágrimas la chica lo abrazó con fuerza, como quien no lo quería dejar escapar, sus ojos también se humedecieron y algunas lágrimas se le escaparon, todo a pesar de que no había cambiado su expresión, ella lo entendía, era la única que lo hacía, así como él lo hacía con ella, no necesitaban a nadie más, ambos lo sabían, solo se tenían el uno al otro y vivían con eso siempre en sus mentes. Los minutos pasaron lentamente, las lágrimas de ambos nunca se detuvieron, hasta que el chico detuvo el abrazo para observar a la gótica frente a él mientras limpiaba su rostro empapado con su brazo, todo mientras reía un poco apenado.

-“Es lo que necesitaba… ¿Crees que pueda usar tu baño? Hace días que no puedo limpiarme adecuadamente.”

-“Por supuesto, apestas. Ven, te ayudaré.”

Maggie limpió de igual manera sus lágrimas con una mano mientras que con la otra sostuvo la mano derecha del chico. Una sonrisa diabólica se dibujó en el rostro de aquella mujer, esto solo provocó risas en el chico, poder verla tan emocionada era algo que extrañaba mucho. El joven de cabellos blancos fue arrastrado hacia el baño privado de aquella habitación, su interior no era tan grande pero era hermoso, cubierto de arriba abajo con baldosas negras, junto a la puerta a la derecha se encontraba la ducha con una cortina morada, del lado izquierdo de la entrada se encontraba un tocador con un espejo de pared de tamaño mediano, y al fondo del todo se encontraba el váter que era lo único blanco en aquel sitio, al parecer no había sido posible encontrar uno de color oscuro en su momento.

Oscuro CompromisoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora