Llegaron a Tokio en la mañana del siguiente día. El jet privado de All Might se encargó de traerlos a casa. Izuku tomó prestado uno de los automóviles de su mentor para subir sus maletas y a su adorada esposa.
— Espera — dijo, antes de arrancar el auto.
— ¿Qué? — preguntaste, extrañada. Tu esposo sacó de algún lado un pedazo de listón.
— No puedes ver la sorpresa — anunció y te coloco el listón alrededor de tus ojos. Dejaste salir un "Mhm" mientras Izuku reía animadamente.
El auto comenzó a moverse hacia un rumbo desconocido. Te apoyaste sobre el asiento del copiloto a la par que dejabas que el aire acondicionado te refrescara un poco. "¿Los demás saben que ya regresamos?" pensaste y esperaste que no. Estuviste a ciegas durante una media hora hasta que el vehículo se detuvo.
— ¡Llegamos! — anunció Izuku y escuchaste como se quitaba el cinturón de seguridad. Lo imitaste aunque sin éxito. Tu esposo tuvo que ayudarte y te indicó que lo esperaras ahí en lo que te abría la puerta.
Te ayudo a bajar, dándote sus brazos como apoyo. Te quedaste quieta un segundo mientras con su pie cerraba la puerta del automóvil.
— Cuidado, hay un escalón.
En todo momento, te aferraste a Izuku como si tu vida dependiera de ello hasta que te soltó y te quedaste quieta.
— ¿Lista? — te preguntó.
— Sí, creo.
Tu esposo retiró el listón y abriste tus ojos. La luz te lastimo un poco, pero finalmente, observaste lo que se encontraba frente a ti. El asombro no cupo dentro de tu mirada y tu quijada casi toca el suelo de la impresión.
Se trataba de una gran casa del tamaño de un estadio. La estratificación se escondía dentro de una barda de color negra que tenía una altura de dos metros y medio. En el exterior se podía apreciar un camino de piedras en forma de U para los autos frente a la puerta principal.
— Es...— te quedaste sin habla.
— ¡Tú casa! — exclamó con felicidad —. ¡Nuestra casa, quiero decir!
No podías ver más allá de la entrada porque habían árboles acomodados perfectamente en los lados de la casa que no lo permitían.
— ¡Pero esa no es la mejor parte! – dijo y te tomó de las manos —. ¡Ven!
Los dos entraron a su nuevo recinto con las llaves que tenía tu esposo. Miraste los alrededores mientras Izuku abría la puerta principal y entraban.
El escenario que te tomaste era digno de esas escenas en los reality shows de las celebridades. La sala era un conjunto de sillones caros con decoraciones minimalistas. Del techo del salón, colgaba un caldelabro. Las paredes color hueso estaban decoradas de pinturas y de algunas fotografías.
Más allá del salón, había un jardín interno que dividía la casa. La zona estaba decorada con algunas plantas alrededor y en medio se encontraba un pequeño estanque con peces dorados. A cada lado del jardín, se encontraba una entrada a otra parte de la casa. A la derecha, se encontraba un pasillo que llevaba a la cocina y al comedor.
La entrada frente a ustedes, daba hacia un baño y las escaleras hacia el segundo piso. Y la entrada a la izquierda, llevaba hasta el jardín externo de la casa, que fue justamente al lugar que te arrastró Izuku. Te cubrió los ojos con sus manos mientras descendías con cuidado por las escaleras de piedra.
Quito sus manos de tu rostro y abriste los ojos. Lo primero con lo que te encontraste fue un árbol de jacaranda morada que hacía una especie de techo alrededor de la salida. Era precioso. Seguiste caminando por el camino de piedra hasta que saliste al jardín.
Dejaste salir un jadeo de la impresión al ver un gran campo lleno de flores. Desde girasoles y rosas hasta tulipanes y lavandas. Habían por todo el jardín, en los espacios más pequeños. Junto a la piscina, a lado del pequeño kiosco al fondo y del estanque.
— ¿Te gusta? — te preguntó, aunque la respuesta era demasiado obvia.
— ¡Sí, sí, claro que sí! — respondiste con emoción mientras te girabas y te lanzabas sobre él. Le llenaste la cara de besos y él se río con nervios.
— ¡Aún faltan algunas cosas! — explicó —. Quería poner un invernadero para que pudieras cultivar algo ahí y...y... quería poner una mesa por acá para que pudiéramos desayunar aquí.
Lo abrazaste con fuerza, sintiendo que tu corazón iba a explotar de la felicidad. Decidieron explorar lo que restaba de la casa, eso incluía la parte de arriba. Las escaleras eran de mármol.
La segunda planta era parecida a la primera. Con la diferencia que en la zona del jardín interior, tenía cristal para que dejara pasar la luz del sol. Habían tres habitaciones: la principal y dos para invitados. La puerta demás era el baño.
Querías entrar a tu cuarto y te llevaste una grata sorpresa al ver lo grande que era. En medio había una gran cama, con ventanales a cada lado. A mano izquierda, estaba su armario que era igual de grande que su habitación. Las dos partes del armario ya estaban ocupadas por tu ropa y la ropa de tu esposo.
— Le pedí a Dai que trajera tus cosas — habló.
— Debí suponerlo.
Del otro lado del cuerto, estaba su propio baño. Tenía jacuzzi y una regadera con separador de cristal. Podías meter fácilmente a veinte personas ahí.
Cuando terminaste de recorrer toda tu casa, te echaste sobre la cama para relajarte.
— ¿Está no se rompe? — le preguntaste con una sonrisa. Te levantaste del colchón para colocarte a lado de él.
— Bueno, le pedí a una amiga que me fabricara la base de la cama — respondió cruzándose de brazos —. Está hecha del mismo material que mi traje.
— Entonces, en teoría no debería de quebrarse, ¿no? — dijiste e Izuku asintió.
— ¿Quieres averiguarlo? — cuestionó con una sonrisa llena de picardía. Le devolviste el gesto mientras enrollabas tus brazos sobre su cuello.
— Quiero averiguarlo — declaraste y estampó sus labios contra tus labios. De un empujón, te tiro sobre la cama.
Fue una cuestión de segundos para que ambos se quedarán completamente desnudos. Izuku no se contuvo ni un poco, tus caderas sufrieron las consecuencias y llegaron a la conclusión de que su propia cama no se rompió.
Eso los alentó a seguir follando como animales en celo, puesto que tu esposo te confesó que al día siguiente su preciosa luna de miel llegaría a su fin y él tendría que regresar a trabajar. Durante el resto de la tarde y la noche, se dedicaron plenamente a gozar del cuerpo del otro sin la preocupación de que su cama volviera a quebrarse.
Se quedaron dormidos después de varias rondas consecutivas de sexo desenfrenado y cayeron en un sueño tan profundo por el cansancio.
A la mañana siguiente, despertaste al sentir que una almohada impactaba contra tu rostro. Extendiste tu brazo hacia el lugar de Izuku. No te sorprendió encontrarlo vacío. Te levantaste, algo desubicada y abriste grandes los ojos al encontrar a Dai frente a tu cama. Estaba cruzada de brazos y se notaba algo impaciente.
— ¿Cómo entraste? — le preguntaste, cohibida.
— Los criados me dejaron pasar — murmuró.
— ¿Criados? ¿Qué criados?
— Los que tu esposo contrató — dijo con obviedad y dejó salir un suspiro —. Levántate, bella durmiente. La luna de miel terminó.
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Se viene un arco bien chido😎
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ENEMIGO - IZUKU MIDORIYA
Fanfic"La guerra había terminado. Nacida desde la tragedia, tu padre, All for One te llamó (Nombre). No obstante, la sociedad te puso muchos otros nombres más: Abyssmo, la dama oscura, el soldado más fiel. Todo lo que hiciste para ser llamada así, la s...