09: ᵇᵉᵗʰʳᵒᵗᵉᵈ

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Ciertamente encarar a las personas no era uno de tus fuertes. En realidad, nunca habías estado en una situación así. Estabas segura que la extraña retirada de Neito Monoma a la caza de tu mano envolvía al héroe número uno. No tenías muchas pruebas, pero tu intuición te indicaba que algo le había dicho.

Trataste de disimular el bochornoso momento con Monoma mientras alisabas tu falda. Levantaste tu mirada para ver si Izuku seguía mirándote y sí, lo estaba haciendo. Sus esmeraldas estuvieron tres segundos sobre tu silueta antes de desviar la mirada hacia el hombre que le hablaba enérgicamente (y al que no le estaba prestando un gramo de atención, porque estaba enfocado en ti).

Fue entonces que pensaste que era un mojigato, escondiéndose bajo la fachada de su carita de inocente y que no rompe un plato.

Dejaste salir un gruñido por ser tan ingenua y creer que Izuku era todo bondad en su enorme ser. Inhalaste profundamente, apretaste los labios y te dirigiste hacia él con toda la seguridad del mundo. Intentaste que tu caminar no se viera muy furioso o evidente, te tomaste tu tiempo para dar los pasos y relajaste tu mueca de molestia.

Te detuviste a pocos centímetros del hombre energético, bajo la mirada atenta de Izuku. No conocías a los hombres con los que hablaba y ciertamente tampoco querías saber, lo único que te importaba era el hombre de mata verde y ojos esmeraldas que parecía saber porque habías ido a buscarlo.

—¡Oh, hola señorita Shigaraki! — saludó el hombre —. Se ve extraordinaria está noche.

Dejaste salir una sonrisa bien actuada.

—Muchas gracias — le dijiste —. ¿Les molestaría un poco sí habló con Deku?

—Para nada. Adelante.

Los ojos de Izuku cayeron sobre tu cuerpo. Estaba ansioso, su interior burbujeaba con adrenalina y algo de nervios. Claro que no habías sido clara y los caballeros presentes estaban esperando a que le dijeras a Izuku lo que tuvieras que decirle para después retirarte.

—A solas — declaraste y los hombres hicieron un mohín. Tus ojos subieron al rostro de Izuku, quien se veía medianamente sereno.

El hombre de los rizos verde pronunció una disculpa para los caballeros con los que hablaba para luego acercarse a ti y ambos se alejaran del círculo. La agencia del héroe Lemillion era una estructura bastante original y moderna, la fiesta se estaba llevando a cabo en el interior de la agencia, por lo que, para evitar a los polisones, le indicaste a Izuku que sería mejor hablar afuera.

—Hace frío, ¿no quiere que vaya por mi chaqueta? — dijo una vez estuvieron en la terraza de la agencia. Había algunas platas adornando por ahí, algunos pinos, flores y una que otra estatuilla de piedra. No era un jardín completo si no como una especie de área para ir a almorzar durante el trabajo.

Te giraste hacia Izuku con tu ceño fruncido y tu mirada punzante. Fue en ese instante en el que Izuku supo que estaba en problemas (o que, en realidad, ya lo habían atrapado). Trago saliva en seco al mismo tiempo que se preparaba para lo peor.

—Por supuesto y de paso le dice a Monoma que se deje de sus juegos — respondiste. Izuku parpadeó, cohibido.

—¿Perdón? No entiendo — murmuró y tú te cruzaste de brazos con la misma mirada endemoniada que él traía ese día.

—¿No entiende? Qué raro — alegaste —. Primero, llega a interrumpir mi cita con Monoma y luego por arte de magia, él ya no está interesado en casarse conmigo.

—¿Por qué piensa que yo tengo algo que ver? — cuestionó, con falsa indignación. Tenía algo a su favor. No es que te considerará tonta, pero no habían pruebas de que él le hubiera dicho algo a Monoma.

ENEMIGO - IZUKU MIDORIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora