Parpadeaste, sintiéndote algo mareada. Todavía estabas algo absorta con la llamada de la señora Kujō de hace unos días. Se supone que el viaje había sido para despejar tu mente de todo ese lío de víboras asquerosas, pero ahora, no sólo habían acabado con tu bebé, si no que según la quemada tenían intenciones de hacerle daño a tu esposo.
— ¿Estás bien? — preguntó Izuku, pasando una de sus manos por tu rostro —. ¿En que piensas?
Inhalaste profundamente antes de girarte a verlo.
— En nada, no...es nada — respondiste con una suave sonrisa. Te acercaste hacia tu esposo para plantarle un suave beso.
—¿Segura? — insistió contra tus labios. Sentiste sus manos rodear tu cintura —. Todo el viaje...parecías estar en otro lugar.
Pegó su frente con la tuya mientras esperaban pacientemente a que el elevador se detuviera. Habían llegado a Estados Unidos el día de ayer, estaban muy cansados y solo tenían el día de hoy para descansar un poco. Se habían hospedado en el Treasure Island. Izuku Pensó que sería buena idea, ya que quedaba cerca de los casinos y creyó que mientras él trabajaba, tú podías ir a divertirte un rato por allá.
— Estoy cansada, Zuzu — murmuraste y le diste un beso en la mejilla —. Es todo.
El elevador se detuvo, lo cual agradeciste. Se abrieron las puertas y se abrieron paso por el pasillo. Solo habían traído una maleta por persona y tú le imploraste a tu marido que te permitiera llevar una mochila. Él no supo decirte que no. Los dos llegaron a mitad del corredor, a la habitación que les correspondía. Izuku traía la llave, así que él abrió la puerta.
Fue casi como llegar al cielo. No era mentira cuando decías que estabas más que muerta y ver la hermosa cama tamaño King Size fue como si un muerto hambre viera un jugoso pedazo de carne. Dejaste tu mochila en el suelo y abandonaste tu maleta en medio del salón para correr hacia la cama. Te lanzaste sobre ella, sintiendo como todos los músculos de tu cuerpo se relajaban. Cerraste los ojos, exhausta.
"Dios mío, quisiera quedarme así para siempre" pensaste.
El cansancio empezaba a hacerte efecto, tus parpados se sintieron pesados, pero tú proceso de ensoñación se vio interrumpido cuando Izuku se acostó a tu lado. Sentiste su brazo alrededor de tu cintura y fue un reflejo acercar tu cuerpo al de él. Lo abrazaste con fuerza, mientras colocabas tu rostro contra su pecho. Te arrullaste con los sonidos de su corazón entusiasmado.
—(Nombre) — te llamó y tú le respondiste con un quejido —. ¿Es...por lo del bebé?
La simple mención de aquel tema te hizo abrir los ojos rápidamente. Un sentimiento agridulce te invadió de repente. Te aferraste a su cuerpo mientras tratabas de endurecer tu corazón.
— ¿Has estado pensando en eso? — preguntó con calma y soltaste un suspiro. Es mejor hablar de eso en vez de las malditas damas blancas.
—Sí, más de lo usual — respondiste.
— ¿Y qué es lo que piensas? —siguió preguntando. Movió su brazo para poder acariciar tu brazo con cariño y sentiste su mentón sobre su cabeza.
— Bueno...— divagaste y tragaste saliva —. Solo...estaba pensando en como habría sido...ya sabes...si no hubiera...
— Está bien - susurró tu esposo —. ¿Y cómo te lo hubieras imaginado? Yo creo que hubiera sido una niña, con tus ojos y tu sonrisa.
—Con tus rizos y tus pecas — agregaste —. Me hubiera gustado tener la parejita, un niño y una niña.
— Aún podemos, mi amor — respondió y te abrazo más fuerte —. Pero vayamos con calma. A nuestro ritmo.
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ENEMIGO - IZUKU MIDORIYA
Hayran Kurgu"La guerra había terminado. Nacida desde la tragedia, tu padre, All for One te llamó (Nombre). No obstante, la sociedad te puso muchos otros nombres más: Abyssmo, la dama oscura, el soldado más fiel. Todo lo que hiciste para ser llamada así, la s...