Capítulo 12: Un poco de ayuda

372 48 41
                                    

Qin había tomado una decisión, apoyaría a su súbdito, digo, amigo a que su relación con Edison floreciera y que mejor que el sexo.

A él le había funcionado con Hades, secuestró a su cacatúa y luego tuvieron una noche desenfrenada. Amor a primera vista, siempre lo repetía.

¿Quién se la metía a quién? Eso era secreto, era un enorme misterio, un Rey no debe revelar los secretos de su reina.

Todavía lo recordaba con una sonrisa boba como si fuera ayer...

-Recuerdos de Qin Shin Huang-

La puerta del cuarto del ex emperador de China fue abierta de una patada dejando entrar al Rey del inframundo con un rostro de pocos amigos.

—¡Qin Shin Huang! —gritó extremadamente furioso. —¡¿Por qué robaste a mi cacatúa?!

Por su parte, el pelinegro sonrió sentado desde su cama. —¿Yo?, ¿Por qué asumes que yo me robé tu pájaro?

¿Era en serio? Un tic en el ojo de Hades se hizo presente, quería matar a ese humano pero no le haría nada hasta que le dijera dónde estaba su cacatúa. —Dejaste una nota firmada a tu nombre.

Sacó la nota de forma elegante y comenzó a leerla:

Querido Rey Hades (mi futura reina), secuestré a tu pájaro, ven a mi habitación a más tardar hasta el anochecer de no ser así, me comeré a tu cacatúa con salsa de naranja y una buena copa de alcohol.

Att. No te diré quién soy

Pd: Te daré una pista, soy Qin.

—Y no me digas que no fuiste tú. —arrugó la nota y la arrojó al suelo con coraje. —Literalmente pusiste tu nombre y además de eso, tiene errores gramaticales.

—Oh, ya lo recuerdo. —dijo el pelinegro inocentemente. —Pero creo que olvidé dónde dejé a la cacatúa...

Ahora si, Hades estaba más que molesto, ese imbécil estaba jugando con él, ¡Se estaba burlando de él en su cara!

No lo iba a tolerar.

De la nada, la habitación de Qin empezó a temblar e incluso el ambiente se tornaba cada vez más pesado aun así, el pelinegro se veía tranquilo y con una sonrisa, no tenía porqué temerle.

—Te regresaré a tu cacatúa si sales conmigo a una cita. —expresó romántico mientras se levantaba de su lugar, caminaba hacia a él y le extendía una flor de color lila.

Hades se confundió, le estaba pidiendo una cita ¿No era más fácil pedírsela directamente a tener que secuestrar a su cacatúa?

—Esta flor es lila como tus bellos ojos y como nuestro amor eterno. —le habló Qin suavemente al peliblanco.

Aquello avergonzó al Rey del inframundo. —¡Pero si tú y yo no somos nada! Regrésame a mi cacatúa para que pueda regresar al inframundo. —ordenó.

—No, si no sales conmigo, no te diré donde la dejé. —se cruzó de brazos, parecía que poco le importaba lo que decía el más alto. —¿O quieres que me la coma? Porque puedo asarla ahora mismo.

"Este imbécil" pensó Hades. —De acuerdo, tengamos una cita y luego me devuelves a mi cacatúa.

—Hecho. —apoyó Qin.

De ahí en más, tuvieron su cita, en donde al final del día en el castillo de Hades, terminaron teniendo relaciones sexuales.

¿Cómo transcurrió la cita y la devolución de la cacatúa? Eso lo dejaremos para después.

Más allá de una patenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora