Más allá de una patente

Capítulo 1: Rivales

Ambos hombres se miraban detenidamente, la seriedad que se mantenía entre ellos era sepulcral, parecía que en cualquier momento uno de ellos iba a tirar un golpe.

—Así que... —Edison fue el primero en comenzar la conversación. —¿Qué es exactamente lo que buscas en el laboratorio de Tesla?

Con la misma seriedad, el de negro respondió:

—Eso debería preguntarlo yo. —y con un tono más sarcástico, continuó. —¿O es que vienes a robar otro de los inventos de Nikola?

Por el contrario, Thomas chasqueó la lengua en clara señal de molestia. —Lo que haya pasado entre Tesla y yo en la Tierra no tiene nada que ver contigo, además ya lo arreglamos.

Beelzebub solo hizo una mueca de indiferencia, la verdad, para él era sencillo deshacerse del hombre de peinado raro pero entonces, podría ocasionar un nuevo conflicto entre Dioses y humanos.

Eso sería un grave problema.

—Como sea, yo estoy aquí por Nikola no por ti. —Aclaró el Dios.

—Si no me dices, no me doy cuenta. —respondió el científico.

Lo sabía, Edison sabía la clase de sentimientos que tenía Beelzebub hacia Tesla y es que, era más que obvio ya que no disimulaba en absoluto. Tenía la ventaja de que Nikola era un distraído de alto nivel conforme a cosas románticas se refiriera.

Y él tampoco se quedaba atrás, le lanzaba una que otra indirecta muy directa a Tesla y éste no lograba captar lo que quería decir.

Por ejemplo, una de las indirectas que utilizó Beelzebub fue:

"Amo la violencia con la que tu sonrisa destruye mi rutina".

A lo que Tesla simplemente pudo decir un poco desanimado: "Lo siento, no quería molestarte."

Y para estar parejos, Thomas también le lanzó una indirecta al más bajo:

"Tengo tantas ilusiones puestas en ti, que solo me queda hacerlas realidad."

Y sí, obtuvo una sonrisa iluminada por parte de Tesla pero quedó en shock en cuanto lo escuchó responder: "¡Estupendo, podemos empezar una nueva investigación!"

"Metido en su propia burbuja". Pensó Edison dejando atrás aquellos recuerdos que lo hacían sentir como un tonto.

Pero era parte del gran encanto de Tesla, la inocencia con la que veía y creía en los demás.

Por su lado, Belzeebub no dijo nada, solo se limitó a analizar al contrario:

"No le encuentro forma a su ridículo peinado y a su ropa de payaso", pensó.

Y es que para ser sinceros, él no veía a Edison como un posible enemigo, sí, le molestaba su presencia y sus actos de querer acercarse a Nikola con otras intenciones pero en sí, no lo consideraba un verdadero rival.

Ambos son científicos, a los dos les gusta investigar y experimentar pero a su consideración, él era más atractivo que el payaso de Edison.

—¿Qué me ves? —molesto, cuestionó Thomas.

—Lo feo que te ves. —contraatacó el Demonio.

Pocos segundos después y antes de que iniciara una discusión entre ellos, escucharon pasos veloces que se dirigían hacia el laboratorio. Posiblemente se trataba de Tesla.

Se abrió la puerta dejando entrar a Nikola con varios documentos en sus manos, los iba leyendo sin prestar atención a sus alrededores.

Los dos "rivales" observaron como Tesla caminaba hacia la mesa más cercana sin notar su presencia.

No fue hasta que dejó sus documentos en la mesa y lanzó un suspiro de emoción por su próximo proyecto que notó a sus acompañantes.

—¡Oh! —se exaltó levemente el castaño. —¿Hace cuánto llegaron?, ¿Puedo ayudarles en algo? —preguntó con esa típica sonrisa que lo caracterizaba.

Los dos se quedaron en silencio, solo fueron al laboratorio del amor de su vida sin pensar en nada o algo por el estilo ya que pensaron que en el momento surgiría algo sin embargo, al encontrarse cara a cara con su "rival" amoroso, ninguno pensó en una buena excusa que darle al científico castaño.

—Mientras me cuentan qué sucede, ¿Alguno de ustedes gusta algo de beber? —el científico más bajo que Edison por varios centímetros y aún más bajo que Belzeebub, preguntó. —No tengo alcohol pero tengo... —hizo una leve pausa para caminar hacia un refrigerador que tenía en su laboratorio. —Tengo jugo, agua y leche.

—Yo estoy bien así. —el Dios exclamó.

—Yo también. —añadió Edison.

Aquello había dejado al científico más bajo confundido.

Si lo hubieran ido a visitar a él, entonces rápidamente lo hubiesen comentado; tampoco parecía que lo estaban invitando a una futura investigación o a algún experimento.

Rápidamente sacó conclusiones; cuando él llegó, esos dos ya estaban en su laboratorio y sus rostros le decían que estaban molestos.

"No será qué..." pensó incrédulo, el hijo de la luz.