I- Investigación Exhaustiva

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Principios de los 2000, el pop brilla, la ropa colorida y los atuendos cortos son la cúspide de la moda. Todos quieren parecerse a ese rapero de ritmos pegadizos que le tira a todos con marionetas y vestido de superhéroe, o esos grupos de chicos que bailan con atuendos enormes. Pero está lejos de ser lo que resuena con furor en la mente del jovencito pelinegro abatido por el aburrimiento sobre la mesa del laboratorio de la universidad. Sigue obsesionado con esos gorditos alemanes que siempre sacan fuego y que una vez le prohibieron ver, sólo porque dos chicas salen besándose en el vídeo musical que MTV transmitía por la noche. 
Le pareció escuchar su nombre pero él seguía intentando recrear el sonido de la batería de la canción sobre su libro de Bioquímica.
Eso era muy molesto. ¿Ni si quiera entendía que tiene que ver eso con medicina? ¡sí sí sí! Se necesita saber qué color toma esto con esto otro cuando entra contacto con otro aquello. ¿Pero... puede ser menos tedioso? 

—¡Kim!—el grito le hizo levantarse en seguida. Ni siquiera había risas—. ¿Está escuchando?

— Aamm. ¿Sí...?—sonrió levemente hacia el profesor que sólo suspiro.

—Repita lo último, por favor— le pidió con aires de superioridad que cansaban a más de uno.

Kim JongWoon torció los labios, miró al pizarrón y luego de una rápida leída continuó obedeciendo lo mandaba el doctor. 

—Es importante conocer estas reacciones pues serían de ayuda o fatales para la medicación del paciente y... ¡Oh por dios ya lo entendí!—gritó con brillo en los años, así que eso era—. Es usted genial.

El profesor y los demás se limitaron a arquear las cejas. Algunos rieron esta vez. Era típico de JongWoon, soltaría algún comentario extraño en cualquier momento, algo gracioso o un dato interesante. 
Ese era el escudo que lo mantenía con vida en ese lugar, alejado de los fracasados pero no tan cerca de los populares. Sólo era Kim JongWoon, el muchacho lindo de segundo semestre de Medicina, que  cantaba bonito, le gustaba el rock y las cosas extrañas. 

—Creo que es todo por hoy. En la entrada Cho les estará entregando sus exámenes de la semana anterior.

Aún faltaban diez minutos para que la clase finalizara, pero al parecer sus brillantes ideas y desenvolvimiento les habían regalado a todos esos diez minutos. 
—¡Genial, Kim!—Taemin le palmeo la espalda antes de irse. Miro a su lado y se encontró con el rostro de su amigo Heechul.

—Amigo, a veces eres demasiado américano— Jong rió, otra de las cosas que lo hacían quedarse en el ojo, era porque todos sabían que venía de Estados Unidos, pero sólo eso. Además de su perfecto inglés, nadie más tenía idea de lo que había más allá en la vida de Kim. Para todos él sólo era un muchacho que había pasado una temporada en el país de los sueños, y que había visitado Hollywood una vez. 

Cuando en realidad, a los diez años estaba harto de tanto ver esas letras gigantes sin chiste alguno. 

—¡Claro que no!— Se quejó entre risas. Sólo Heechul sabía todo, se había enterado por una llamada de su madre, por fortuna nunca hizo tanto drama por saber sus verdaderos orígenes. 

—Ni en mil años se me hubiera ocurrido contestar cuando el profesor te cuestiona qué fue lo ultimo que oíste y después gritar que por fin lo entendiste y... que es genial. ¡Dios mío!—ni Heechul que era como la personificación de la extroversión hacía ese tipo de cosas.
 
—Pues no deberían hacer sentir mal a sus profesores—se quejó JongWoon mientras guardaba su libro—, tal vez están pasando un mal momento.

Para Jong, la sociedad coreana era una bola de espantados sin pizca de gracia. A veces le gustaba, se sentía en paz y muy cómodo al hacer algunas cosas. Pero muchas otras le había resultado un poco incómodo adaptarse, o no tanto. Decía lo que pensaba, si estaba feliz lo demostraba, si estaba triste lo expresaba. Era un tipo completamente impermeable ante las críticas, si es que tenía.

En Todos Mis Sentidos (Kyusung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora