XIV- Sospechas

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Kyuhyun salió de la oficina del director, cabizbajo e inmensamente fastidiado. Apretó sus puños y en lugar de ir a buscar a la persona que encabezaba sus sospechas, caminó hacia las canchas de la universidad. Necesitaba con urgencia alejarse de todos en ese momento. 

Estúpido Lee Sungmin, estúpido, mil veces. 
No se cansaba de arruinarle la poca felicidad que tenía, nunca. 
No tenía satisfacción alguna luego de haberlo visto en el hoyo de la miseria después de que terminaron. No tenía escrúpulos, ni vergüenza. 

Llegó a las gradas del club de beisbol, con la irá y el odio por las nubes. Tomó asiento sobre las frías gradas de concreto hasta lo más alto, apoyando los codos en sus muslos, cubriéndose el rostro con ambas manos y deshaciendo la capa dura que mantenía el flequillo descubriendo su frente. Estaba frustrado, molesto... ¡¿En qué puto momento se le había ocurrido meterse con ese loco infantil de mierda?!

—¡Vaya!—escuchó venir desde las escaleras traseras. JongWoon cerró el libro de cubierta blanca sobre primeros auxilios, tomó su vaso blanco con el logo de pistola rosa y el listón amarillo; se puso de pie y caminó en dirección suya con una sonrisa. Gesto que rápidamente borró al ver el estado en el se encontraba el castaño. Incluso tenía los ojos hinchados y enrojecidos, como si hubiera estado llorando.

 —Parece que en verdad al destino le gusta que nos encontremos... ¿Estás bien?—cuestionó mientras se sentaba en posición de loto a su lado, aquello en verdad le hizo cuestionarse a Kyuhyun si el destino tenía algo que ver—. ¿Qué pasó?

—Al parecer debo pagar una computadora nueva—Jong enarcó una ceja.

—¿De quien?

—De la secretaria Park.

—No entiendo. ¿Por qué tienes que pagarla tú?

Casualmente, Sungmin encontró agua derramada en ella. La porquería explotó y ¿adivina quien debe pagarla?—Kim soltó un pesado suspiro, en verdad a Sungmin parecía encantarle molestar a Kyuhyun, sintió coraje de sólo pensarlo. Era imposible que Cho tuviera algo que ver, ¡por dios! Él incluso temía mover algo de lugar en el laboratorio por miedo a las represalias, mucho menos iba a destruir una computadora ajena. 

—Eso suena sospechoso.

—Es obvio.

—Oye no te desquites conmigo—se defendió en seguida, Kyuhyun retomó su actitud pasiva de inmediato mientras el pelinegro le extendía el vaso con el logo de los Licuados Bala—. Toma... Lo acabo de comprar pero creo que lo necesitas más. 

El vaso estaba lleno, el castaño le dio un sorbo, dejando que el dulce sabor de la vainilla y las moras le llenara el paladar de algo más que amargo coraje. 
—Discúlpame—dijo con voz cálida—, es que ese sujeto me... ¡aaaaght! Lo odio tanto. ¿No sé por qué mierda me metí con ese imbécil enajenado?

JongWoon tenía muchas preguntas, cada una un poco más imprudente que la otra. Era mejor guardarse sus comentarios, pues al final... él no sabía detalle alguno de su relación con Sungmin más allá de las múltiples infidelidades. 

—Entiendo. ¿Qué harás?

—Enfrentar a mi papá, decirle que debo pagar esto. 

—¿Enfrentar?—preguntó dubitativo. ¿Enfrentar a su papá? El término le sonaba como si el señor Cho fuera un tirano sin corazón. 

—Si hay algo que le moleste es que le pida algo ajeno a la carrera—aclaró creando otra razón para molestarse. 
Sintió una calidez extenderse sobre su hombro, dirigió la mirada a su hombro encontrándose a JongWoon, recargando su mentón sobre él y mirándolo con esos pequeños y sensuales ojos negros que tanto le gustaban. 

En Todos Mis Sentidos (Kyusung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora