XI- Explicaciones

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Al parecer no sólo era JongWoon el que no sabía distinguir sus sentimientos. Kyuhyun condujo, había empezado a llover y combinar su sentir con el pésimo clima no era de ningún apoyo. Nunca se sintió igual, con nadie. ¿Qué era eso que sentía? No recordaba autor o páctica médica que le diera una respuesta clara. 

La mezcla de culpa, duda, y rechazo que no era del todo uno. Incertidumbre, pánico o melancolía. 
Kyuhyun detuvo su auto justo enfrente de la enorme casa de color blanco. Tomó su mochila, y salió corriendo bajo la lluvia hasta la puerta. 
Se resguardó un poco mientras buscaba la llave para entrar. 

Si JongWoon no iba a estar en el dormitorio, por su culpa. Entonces no quería estar tampoco ahí. El también necesitaba privacidad. Una de verdad y no donde tuviera a lado de él los reclamos de alguien. Aunque ni siquiera podía seguir quedándose con Minho, pues su compañero había vuelto. 
Estaba solo.

Entro a casa, y en cuanto cerró la puerta a sus espaldas, una conocida voz femenina le hizo mirar al frente. 

—Espero exista una buena razón para que estés en casa, y no en la universidad o en el hospital.

Su madre lo miró de forma rápida y sin interés, sentada en un extremo del largo sofá blanco, junto a la enorme ventana que daba al jardín. Con una copa de vino en la mano y la revista de modas en la otra.

No había mucho  movimientos en casa. Y eso llevaba años siendo de esa forma. Su hermana estaba en otro país, su padre casi vivía en la compañía farmacéutica y él literalmente vivía en la universidad.

—Es tarde. Preferí dormir en casa—. Era increíble que no fuera siquiera capaz de saludarlo como una madre normal lo haría. 

—¿Ya comiste?— Preguntó sin despegar la vista de la revista de modas.

—No.

—En la cocina sobró algo de hoy—le señaló con la copa que fuera a buscar. Kyuhyun miró todo, las luces bajas, la televisión apagada. No había música, ni algún programa de la radio. 

—¿Y papá?

—Él... Se fue—. Contestó de forma cortante, bebiendo vino y torciendo los labios en señal de incomodidad.

—¿De viaje?

—Corazón— la mujer cerró la revista de golpe y lo miró de forma molesta, intentando sonreírle, pero aún con la incomodidad latente en sus expresiones—.  Se fue... Sólo eso Sé que entiendes—suspiró y se tomó el vino que quedaba en la copa antes de levantarse—. Tal vez en algún momento te diga por qué.

La madre de Kyuhyun tomó la botella, la copa y la revista antes de irse casi corriendo a su habitación. 
El castaño sintió algo que sí conocía perfecta y lamentablemente.

No tenía hambre, no tenía ánimos de nada. 
Tomó sus cosas y subió a su habitación. 
Estaba mucho más llena de cosas que su parte del dormitorio en la Universidad. Su cama grande y cubierta por la colcha color gris con toques guindas. Las paredes tapizadas por su librero, su estante de películas, el pizarrón de corchó con sus fotos de la escuela y sus logros como el mejor de la clase. Campeonatos en ferias de ciencias y sus asistencias a las conferencias médicas. Las medallas por deportes que ya casi no recordaba cómo eran, la única visita a Francia, y uno que otro concierto de Lee Seung Hwan que por mucho tiempo recordaría. 

Todo estaba ahí. 
Escuela, escuela, escuela.
Si lo pensaba con detenimiento, parecía que su madre lo había parido con el único fin de crear un hijo sin vida más allá que la asistencia a un colegio.
No recordaba vacaciones divertidas, en todas se peleaban sus padres y era su hermana Ara quien la pasaba con él. 
Pero un día ella se fue también, y ahora sólo existía en las esporádicas llamadas que hacía. Estaba casada, con hijos y una vida hecha, a kilometros de distancia.

En Todos Mis Sentidos (Kyusung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora