XXXI- Cuestión de tiempo

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Kyuhyun dejo las últimas cajas en el suelo de su nuevo departamento. 
Era un lugar amplio, iluminado y con una excelente vista de la ciudad. Suspiró y el aire levantó el polvo del librero junto a la ventana. Era el único mueble que había llevado su padre hace quince años, cuando lo compró. 
Su padre soltó una carcajada y acto seguido le entregó las llaves. Le dio un enorme abrazo y justo detrás de ellos la puerta se abrió.  Un muy animado JongWoon entró, con una bolsa oscura en la mano y una gigantesca sonrisa en su rostro. 

—¿Llego tarde? Hola, señor Cho—saludó con total descortesía al sólo agitar la mano—. Soy Kim JongWoon, un gusto... ¡Disculpe!—rápidamente dejó la bolsa sobre una de las cajas cuando cayó en cuenta que no podía saludar de esa forma a los mayores, y menos si se trataba del padre de su novio. Se inclinó totalmente avergonzado. Sus mejillas se enrojecieron y quiso que la tierra se lo tragara. 
El señor Cho volteo en dirección de su hijo con una expresión confundida. 

—JongWoon no es de aquí, aunque lo parezca... Es un chico de Hollywood—lo presentó con un brillo de estusiasmo en los ojos.  Su padre asintió en seguida y se giró hacia el pelinegro . 

—No te preocupes, chico—lo tranquilizó. Poco a poco, JongWoon se irguió para mirarlo a los ojos, aún avergonzado—. Mi hijo me ha hablado mucho de ti. Me alegra que por fin pueda conocerte... pero seguro ya tendremos más tiempo para charlar— concluyó con una enorme sonrisa—. Bueno. Es tu casa, hijo. Y pensar que iba a revender este lugar— resopló y caminó hacia la puerta. 
 
—Es una excelente zona—comentó el pelinegro, el mayor retiró la mano de la puerta y la metió en sus bolsillos. Suspiró y observó el departamento con in ápice de melancolía. 

—¿Verdad que sí? Cuando lo adquirí, Kyuhyun era todavía un niñito, y dijo que este era un lugar aburrido.

—Bueno eso prueba cuanto he madurado—Jong le guiñó el ojo al padre de Kyuhyun y este soltó una carcajada. El castaño entrecerró los ojos.

—Exactamente, además—lo que fuera a decir, quedó en el olvido cuando su celular comenzó a sonar—. Oh, debo volver a la farmacéutica. Sé que harás que este lugar cobre vida, hijo— lo señaló con la esperanza de que así fuera—. Suerte.

—Gracias, papá.

El señor Cho abandonó el departamento. JongWoon se giró en dirección del castaño y le sonrió.
 
—Qué agradable señor.

—Lo sé, seguro se llevaría muy bien con tu padre—Jong volvió a tomar la bolsa que dejo sobre la caja. 

—Si le gusta ver a través de las ventanas, seguro lo hará.

—Bien, ahora debo pensar en la forma correcta de "darle vida" a este lugar—Kyuhyun no sabía mucho de eso. Lo prepararon para salvar vidas de personas, no darle vida a departamentos polvorientos. 

—Cierto. Pero antes... ¡Taran!—cantó Kim mientras sacaba una botella de Jack Daniels, un refresco que imitaba la etiqueta de coca-cola y un par de vasos de plastico— el idiota de la tienda no tenía hielo, y el whisky me lo obsequió JungSoo antes de irse a Los Ángeles.

—¿Whisky?—Kyuhyun tomó la botella y miró a su novio entre risitas—¿Quién lleva Whisky a un momento de mudanza? ¿Normalmente no se bebería cerveza o soju? Incluso tengo vino—el contrario puso los ojos en blanco y le arrebató la botella. 

—Kyu, no puedo creer que sigas creyendo que haría algo normal un chico como yo—explicó mientras acomodaba los vasos en el suelo para servirse. Kyuhyun asintió.

—Eso es entendible.

[•••]

Las cajas seguían selladas, excepto por la que contenía la grabadora que JongWoon le había obsequiado a Kyuhyun días después de su graduación, con el fin de que le diera más luz a su vida a través de la música.

En Todos Mis Sentidos (Kyusung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora