El camino de María 1.

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El sol, como de costumbre, salió con su resplandor. Cuando la mañana comenzó a calentarse, unos rayos del mismo entraron por la ventana de una habitación. En dicha habitación, acostada en una cama, se encontraba María, quien al sentir el inicio del día despierta, se sienta en la cama, y se queda observando a un punto fijo.

X- ¿Solo me vas a mirar?

María- ...-Entra en sí y se arrastra en la cama hasta chocar con la pared, asustada- ¿Quien rayos eres? ¿Dónde demonios estoy? ¿D-Donde están mis cosas?

X- Calma, una pregunta a la vez.

María mira toda la habitación, contemplándola maravillada. Esa habitación era la de un adolescente, tenía posters por las paredes, una mesa con una PC, un closet, la cama, una zapatera, un cesto de ropa sucia, y un bulto de revistas que no se distinguía su tipo porque todas estaban abiertas y regadas, apiladas en una esquina, en el suelo había ropa tirada y estaba la puerta de salida, y en la pared de la derecha, estaba la del baño de la habitación.

X- Hey, ¿me has oído algo de lo que dije?

Entonces fue cuando María se fijó en el chico. Era alto, su pelo era lacio y llegaba hasta sus ojos, nariz respingada, labios gruesos, en buena constitución física, cosa que llamó la atención de María.

X- Comencemos con la primera. Me llamo Natalio, y no, no soy italiano.

Este comentario le saca una gran carcajada a María, quien ni siquiera había pensado en eso, pero le parecía interesante el dato.

Natalio- Si, si adelante, ríete. La segunda. Estas en mi casa, te recogí ayer en un callejón, estabas en muy mal estado, tenías ojeras y las venas de la mano derecha marcadas...

María- ...-Se queda en silencio mirando al suelo. Cruza mas piernas bajo la sábana-

Natalio- Mira, no tengo nada en contra de eso, pero, no deberías consumir tanto, ¿no crees?

María- ...

Natalio- Y, tus libros están sobre la mesa. Hay ropa en el closet, no tengo de mujer, pero te puedes poner unos de mis, ya sabes esos... Ah, uno de mis pullovers largos. Cuando te arregles baja, para que desayunes.

María- Gracias, pero no, me iré ahora.

Natalio- Me temo que no, no te irás de aquí hasta que desayunes, me lo debes por ayudarte ayer.

María- ¿Me vas a cobrar la ayuda?

Natalio- No, no lo veas así, lo hago por tu bien, quiero hacer el trabajo completo.

María- Estaré bien.

Natalio- ...-Su semblante se torna serio y María al verlo se atemoriza un poco- Hey, he dicho que no. Te estaré esperando abajo para desayunar. -Se levanta y se va-

María- Tch, ¿Quién se cree? -Se levanta y entra al baño de la habitación- Habráse visto. -Toma un cepillo nuevo que había en el lavadero con una nota-

Es para que te cepilles los dientes, es nuevo, no te preocupes, cuando teines, hay enjuague bucal del otro lado del espejo. Limpia bien esos dientes y regalame una agradable sonrisa, ¿Sí?

:)

María- (¿Acaso me conoce para tutearme así?) Tch. -Cepilla sus dientes y luego los enjuaga- Ah. -Sale del baño, se detiene delante del closet y lo abre-
...Bueno, era de esperarse de un chico. -Mira lo que no podía faltar en la habitación de un chico: El calendario de la chica en bikini- Hm... -Agarra de una percha, un pullover largo de color blanco y se lo pone, el cual le daba por las rodillas- Si me caigo, lo voy a carbonizar con la luz.

María y el Psicólogo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora