Los secretos del bosque 1.

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Leonhart y Tyrone entraron en el oscuro y silencioso bosque y tras ellos, vieron los árboles que volvieron a torcerce desapareciendo la entrada que habían formado.

Leonhart- ¿Eso pasa mucho por aquí?

Tyrone- Em... No.

Ambos se centraron en el bosque. Era un bosque oscuro, se veían destellos amarillos que hacían posible ver produciendo una tenue luz. Los árboles eran blancos con distorsionados círculos de color negro, y las hierbas llegaban en altura hasta los talones en algunas zonas y hasta las rodillas en otras, a veces se veía una que otra lucesita. Un viento aciago soplaba por todos lados moviendo las hojas secas y un ruido bajo e indescifrable sonaba a una larga distancia.

Tyrone- Este lugar es bastante extraño... ¿Qué crees que haya aquí?

Leonhart- Sea lo que sea, no creo que lo encontremos, mejor será buscar el portal, no creo que podamos salir por donde entramos.

El viento sopla un poco más fuerte.

Leonhart- Tch, este aire no me inspira confianza. Será mejor ponernos a andar... ¿Pueden tus perros indicar el camino?

Tyrone- Veremos. ¡Tretesta!

El perro negro apareció tras Tyrone rozándose con su pierna.

Tyrone- Indica el camino.

Tretesta salió disparado y tras él, Leo y Tyrone.

Ambos, Tyrone y Leonhart siguieron al perro hasta que no pudieron más y se desplomaron cayendo al suelo sentados.

Tyrone- Ah... -Suspira cansado- Descansa, Tretesta. -El perro desaparece- Ah, demonios. ¿Qué es este lugar?

Leonhart- A estas alturas deberíamos de haber encontrado algo, ¿No?

Tyrone- No lo sé, nunca he estado aquí.

Leonhart- ...-Lleva la mano izquierda a su barba- (Sólo se mostrará el camino al hijo del Can...) Demonios, si solo tuviera un... -Abre sus ojos como platos al ver a Tyrone- ¿Oye, qué es eso?

Tyrone con un movimiento de manos había aparecido una cajita rústica que al abrirla contenía seis cigarrillos. Tomó uno y se lo puso en los labios.

Tyrone- ...-Pone el pulgar frente al cigarrillo y una llama leve se prende, encendiéndolo- ¿Fumas?

Leonhart- ¡Sí!

Tyrone- Pues hombre, haberlo dicho. -Saca otro cigarrillo, se lo da a Leo y repite la acción para encenderlo- Ven, sentémonos en ese tronco.

Ambos se voltearon y caminaron hacia atrás para sentarse en un tronco hueco y torcido. Se senteron y quedaron en la misma posición: Con ambos brazos sobre las rodillas, el cigarro en la mano izquierda y mirando al suelo.

Tyrone- Y... ¿Por qué estás aquí?

Leonhart- Digamos que... -Acerca el cigarro a su boca y aspira- Maté a un superior.

Tyrone- Jajajajaja. Eres increíble. ¿Y qué te hizo el muy hijo de perra?

Leonhart- Intentó llevarse a mi chica.

Tyrone- Oh, ya veo. -Se lleva el cigarro a la boca y aspira-

Leonhart- Oye, te tengo una pregunta muy personal.

Tyrone- ¿Cuál es?

Leonhart- ...-Vuelve a aspirar- ¿Por qué... Dices que eres mal padre?

Tyrone- ...-Mira al frente y aspira- Es... larga historia.

Leonhart- ¿Me la contarías?

Tyrone- Ok, supongo que no puedo retener esa historia por mucho más tiempo. -Aspira tan fuerte que termina su cigarro-

María y el Psicólogo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora