En la mañana siguiente de la ida de María, Leonhart se encontraba en su habitación.
Dió un par de vueltas en la cama antes de levantarse con dirección al closet de su habitación.
La habitación de Leonhart era grande. Ocupaba la mayoría del segundo piso de la casa. Tenía la cama en el centro, pegada a la pared norte, más a la derecha de la cama estaba el escritorio, tenía encima varios expedientes y plumas para escribir. En la pared de la derecha se encontraban el baño y el closet dónde Leo estaba, ese closet estaba mayormente lleno por los esmoquins que él estaba acostumbrado a usar. En la pared sur había una Tv puesta, bajo esta, una mesita de adorno la cual tenía varios juguetes y estatuillas, como si algún niño viviese con él. En la pared izquierda, una gran ventana corredisa limitaba la habitación con el mirador, donde se encontraban dos asientos bajo una sombrilla, lugar perfecto para ver una de esas frecuentes pero hermosas puestas de sol de Ciudad Tope.
Leonhart seleccionó el esmoquin del día y lo sacó en su percha para colocarlo después en la cama. Luego se dirigió al baño y se preparó para su trabajo. Se puso el esmoquin y bajó al primer piso para ir a la cocina.
X- Buenos días, Leo.
Leonhart- Buenos días Leine.
Leine- Te he dicho que prefiero que me digas Mada.
Leonhart- No es mi culpa que los asesinos de tus padres te llamaran, Mada Leine. En que cabeza cabe.
Leine era una joven con pelo lacio, pequeña, mestiza, tenía nariz perfilada y unos ojos carmelitas claros que se ocultaban tras un par de lentes. Ella era una conocida de Leo, una de los muchos conocidos que hizo tras irse del templo.
Leine- En fin, ya terminé, tu desayuno está servido en la meseta, el almuerzo en las ollas e hice suficiente como para que alcance hasta la comida, solo que, lo tendrás que calentar.
Leonhart- Gracias, en serio.
Leine- Para eso estamos los amigos. -Se va-
Leonhart se quedó sólo y pensó en María... le dió por pensar en su situación de ese momento. Él no sabía donde estaba, si estaba bien, como estaba luego del día anterior o si la vería nuevamente... En fin, la extrañaba.
Luego de desayunar, partió en su motor hacia el Hospital.
Al llegar al hospital, algunos doctores lo miraban de forma extraña, como con ira y desprecio, mientras que otros se les notaba su risa bajo las mascarillas. Minutos después de una pequeña caminata, Leonhart llegó a su despacho y cerró las ventanas de este, corrió las cortinas de las ventanas de cristal, hasta que se sumergió en una profunda oscuridad.
En medio de dicha oscuridad, una luz brotó y tomó forma humanoide, iluminando todo el despacho. No se distinguían sus rasgos, sólo se veía un cuerpo humano compuesto de luz.
X- Comienza a hablar. ¿Por qué mataste a uno de mis heraldos principales?
Leonhart- ... A la verdad... No sé. Me encariñé con la humana.
X- ¿Te encariñaste con la humana?... ¡¡¡¿SÓLO POR QUE TE ENCARIÑASTE CON LA MALDITA HUMANA ES RAZÓN SUFICIENTE PARA MATAR A UN SUPERIOR QUE HARÍA TU TRABAJO MIL VECES MEJOR QUE TÚ?!!!
Leonhart- ... ¿Y si nos pasamos directo al castigo?
X- ...-Toma aire e intenta calmarse- ¿Qué edad tienes?
Leonhart- Treint-
X- !!!LA REAL!!!
Leonhart- ...Tres mil quinientos dieciséis años... -Dice con un tono desinteresado-
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María y el Psicólogo
AcakUna inofensiva chica es tildada de loca por la suposición que tenía de ser perseguida por un mal antiguo y poderoso, va a necesitar que un psicólogo interesado en su caso demuestre su increíble coartada. (CUALQUIER PARECIDO CON SITUACIONES DE LA VID...