(14. ) A l l i s o n.

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Capítulo 14.- Allison.

- Allison

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Ellie.

Diego había insistido en que necesitábamos a Luther para ir a buscar a Allison.

Y yo maldecía a la vida internamente.

Solo podemos tener unos instantes de tranquilidad, antes de que otro subproblema surja, impidiendo que terminemos con nuestro objetivo principal que es el apocalipsis, y poniéndonos en constante peligro a todos. Estoy empezando a cansarme esto.

Fuimos a buscar a Luther en un bar, porque según Klaus, ahí es donde él se encontraría. Y efectivamente, estaba ahí, solo en una mesa. Parecía lamentar su existencia.

— ¿Curando la resaca con cerveza? ¿Mmm?- Cuestionó Klaus, y Luther alzó la vista para vernos.

— Déjenme en paz.- Respondió con desánimo.

— Déjenos un momento.- Se sentó Diego junto a Luther, y quise gritarle que no teníamos tiempo para una charla. Sin embargo, me mordí la lengua al verlo tan decidido a mantener una conversación con nuestro hermano.

— Okey, vengan. Dejen que se depriman hasta matarse.- Klaus me tomó por los hombros, e intento guiarme a un rincón del bar, pero Cinco quitó su brazo sobre mí con un fuerte manotazo.

— ¡Ey!- Se quejó Número Cuatro sobando su brazo. Pero Cinco lo ignoró, y pasó su brazo por mi cintura, una vez quedamos apartados de mis otros dos hermanos que hablaban en voz baja desde la mesa.

No podía escuchar de qué hablaban, pero Luther parecía decepcionado y molesto. Klaus a nuestro lado, nos hizo una señal de que se nos acababa el tiempo, y eso me hizo ponerme aún más nerviosa. Unos segundos después, vi a Diego decirle algo a Número Uno, que le cambió la expresión por completo.

— ¡¿Y la dejaste ir sola?!- Gritó Luther, quien corrió la silla y se puso de pie de inmediato. — ¡Santo cielo!- Nos pasó desesperado, por un lado, hacia la salida. Y fue nuestra señal para continuar.

— Pudiste haber empezado por ahí.- Me dirigí a Diego, mientras salíamos corriendo hacia el auto.

— Lo siento.- Me gritó de regreso.

Cinco se teletransportó al auto, y lo encendió sin perder más tiempo, me subí a su lado en el asiento del copiloto, y los chicos atrás.

— ¡Rápido, Cinco, rápido!- Le decía Luther. Cinco no le contesto, solo acelero el auto, en cuanto lo puso en marcha.

El viaje transcurrió en total silencio, pero no un silencio tranquilo, sino más bien en uno agobiante. No saber cómo se encontraba nuestra hermana, nos tenía a todos nerviosos. Algunos se controlaban mejor, y no lo reflejaban, como Diego y Cinco. Pero, el resto, no hacía un buen trabajo disimulándolo. Por mi parte, repetía en mi mente que ella estaría bien, que es demasiado fuerte para que algo malo le ocurriera.

The Beginning of Destruction || Five HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora