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Los estudiantes en medio del pasillo lo miraban con curiosidad, algunos murmuraban cosas que no podía entender. Choi MinHo era un nombre muy pronunciado en la universidad, no sólo por el apellido tan reconocido, sino también porque sus notas eran excelentes y qué decir de su belleza.

El aroma a sandía y flor de cerezo brotaba con intensidad detrás de esa estorbosa puerta que le impedía estar cerca del omega. Estaba por abrir, pero sintió un vuelco en el pecho y frunció el ceño, era extraño, había una sensación de miedo y no lo entendía.

— ¿Quería verme? – Al entrar se encontró con cinco pares de ojos, entre ellos resaltaba esa mirada avellana y resplandeciente, con destellos de tristeza y restos de lágrimas. - ¿Qué sucede, TaeMin? – El rubio negó suavemente y miró al señor Choi.

— MinHo...

— Tardaste en llegar. – El señor Choi intentó estrechar sus manos, pero el moreno lo impidió.

— Te recuerdo que estaba en clases no en hora de almuerzo, padre. – Un hombre de cabello ondulado y piel nívea se acercó con una sonrisa. MinHo no entendía que estaba sucediendo, no podía pensar bien al sentir un tirón en su pecho, algo lo ponía nervioso y detestaba sentirse así.

— Tengo el gusto de conocerte, soy el padre de TaeMin, Lee DongHae y ella es mi esposa Kim TaeYeon. Tuvimos el placer de cenar con tu padre el lunes, aunque que creo que tienes idea del porqué estamos aquí. – Enarcó una ceja y aceptó el abrazo, no podía despegar la mirada del omega, sus ojitos hinchados y esas medias lunas oscuras debajo de ellos.

— Disculpe señor Lee, la verdad es que desconozco el motivo de su llamado. – Giró hacia el rubio e intentó acariciar sus manos, sólo quería rozar su piel y sentir su calor, pero el omega se alejó lentamente. Tragó saliva, nervioso, la habitación parecía muy pequeña y comenzaba a sofocarse, pero el aroma de TaeMin lo mantenía tranquilo, lo ayudaba. – ¿Te duele algo?

— Alfa, estoy bien.

— No, no lo estás. – Intervino la señora Lee, entonces las manos del moreno comenzaron a transpirar. Era evidente que el rubio no estaba bien, no sabía con exactitud lo que le ocurría, pero el miedo lo invadió. Buscó la mirada del omega, pero este tenía la cabeza agachada. – MinHo, él ha estado sufriendo dolores en el abdomen, tu padre nos ha dicho que eres el alfa de nuestro hijo y no debería estar sufriendo.

— Mamá, escúchame, por favor. – Suplicó con un hilo de voz.

— ¿Por qué te reuniste con los padres de TaeMin? – Estaba molesto, en el fondo sabía que su progenitor no se quedaría con las manos quietas después de saber que "encontró a su pareja".

— Eso es obvio hijo, debía conocer a la familia de tu omega y aproveché para hacerlo.

— MinHo, conoces las reglas. – La voz del director fue como un susurro, el hombre no tan viejo podía sentir la tensión en el aire. – debías notificarme en cuanto encontraras a tu pareja destinada, de esa forma la escuela te otorga un permiso especial para visitarlo durante el periodo escolar, te recuerdo que estás por salir de la universidad.

— Hay un malentendido. – La voz de Tae titubeaba, el alfa estaba seguro de que el menor estaba por decir que todo había sido una mentira, lo fue en ese momento porque ninguno de los dos era consciente de sus corazones entrelazándose.

El moreno se adelantó al escritorio. Todo comenzaba a unirse, ahora entendía por qué el pecho le dolía cuando el omega no estuvo cerca.

Ahora sabía por qué quería verlo.

Por qué quería tenerlo entre sus brazos.

Boqueó y le dedicó una mirada diferente que TaeMin no entendió, su corazón dio un vuelco y su nerviosismo se evaporó. — No, no lo hay. Director ¿dónde debo firmar para que me otorguen el pase vacacional?

Midnight Sighs - 2MINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora