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Corría con una sonrisa en su rostro, quería evitar ser atrapada por el rubio atrás suyo.
Siempre jugaban lo mismo cada que se juntaban, ella corría y él intentaba atraparla.

Cuando sintió el roce de su mano de su hombro giro a la izquierda haciendo Boruto cayera al suelo de cara.

Ella río por lo bajo, se acercó cuando el quedó boca arriba, se arrodillo a su lado mientras sonreía.

–Te caiste. Yo gane, Boruto.

Este gruñó, pero asintió.

Ahora estaba en la misma posición, su cabeza estaba apoyada en su regazo, acariciaba su cabello mientras esperaba que abriera los ojos.

–Se que quieres dormir. Pero no es el momento, Boruto.

Su piel estaba muy pálida, fría. De pronto fue separado de ella por Naruto.

Su mente estaba en blanco. No tenía nada que pensar. Blanco. Blanco. Blanco. Blanco.

–¡Boruto!.

Blanco. Blanco. Vacío.

Miro sus manos. Manchadas de sangre, miro el cuerpo de Boruto otra vez, el hueco en su pecho. Herida que arrebato a su rubio tonto de su lado.

Una fuerte luz seguido de una ráfaga de viento la hizo levantar la cabeza, el cuerpo de Kawaki cayó duramente contra el suelo ahora inconsciente.

Miro de nuevo al frente. Code tenía en su mano a un niño vestido de rojo.

Code. Code. Code.

Matar.

–¿Esas luchando?. ¿Contra quien?. ¡Los aplastaré!.

–No. Ya acabamos. Puedes irte, Damon. Hablaremos luego.

Code volteo al escuchar pasos ir hacia él, la Uchiha caminaba de forma lenta hacia él. Al levantar la mirada el cuerno en frente apareció otra vez y un aura verdosa la rodeo.

–Sigues viva. Mejor para mi.

–Te haré desear nunca haber sido creado.

Extendió ambas manos frente su cuerpo, un destello rojo se hizo ver hasta aparecer una enorme hoz de doble punta.

–Eso es...

Giro el arma entre sus manos y la enterró contra la tierra, miró fijamente al miembro de Kara a sólo metros.

–Eres Kinshiki.

–No.

Levantó su brazo y golpeó el suelo creando un enorme y profundo cráter abajo de ambos, Code miro su alrededor viendo a Sayuri impulsarse con la rocas mientras seguían cayendo por el agujero.

Cuando sus pies tocaron al fin el suelo no paso ni dos segundos cuando un fuerte golpe en su pecho lo enterró más contra la tierra.

–¡Te golpeare hasta que desees estar muerto!.

Ambos empezaron a caer de nuevo, era un lugar enorme y oscuro como una cueva, pero había un río de lava cerca.

–Todo es tu culpa.

La voz de Sayuri provenía de todos lados, lo confundía de donde provenía.

–Me obligaste a enterrar tu maldito cuerpo al centro de la tierra.

Cadenas rojas sujetaron su cuerpo evitando que se moviera, entre la oscuridad la Uchiha se dejo ver al fin.

–Él seguiría a mi lado si no hubieras aparecido. Seguiría conmigo si no hubieras sido por tu maldita culpa.

𝓛𝓪 𝓤𝓬𝓱𝓲𝓱𝓪 𝔂 𝓔𝓵 𝓤𝔃𝓾𝓶𝓪𝓴𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora