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Sus nudillos sangraban, ignoraba el dolor que sentía en ellos. No podía parar, tampoco quería hacerlo. Sus acciones aliviaba su estrés y deseos, de lo contrario mataría a alguien.

—¿Que haces aquí?

—Me atrapaste —la rubia salió de las sombras—. Solo pasaba.

—Estamos lejos de la Aldea. Dime que quieres, Saiko.

—Escuche un rumor, sobre ti... Solo vine a comprobar si era cierto. Ya sabes, soy tu mejor amiga y tengo derecho a saber.

Sayuri la vio de soslayo, su compañera estaba apoyada en el tronco de un árbol.

—Solo le dije a una persona sobre ello, veo que no pudo guardar silencio.

—Seguro se preocupa por ti. —contraataco la Yamanaka.

La Uchiha exhaló, detuvo sus golpes y observo la gran roca frente a ella. Tenía varios huecos hechos por ella, para poder aliviarse.

—¿Y? ¿Me dirás o no?

—Ya te lo dijeron. No veo el por qué de decirte. —la pelinegra se dirigió a su bolso y tomar agua.

—Quiero escucharlo de ti. —la rubia siguió a su amiga con la mirada. Actuaba normal, como si pelear con Code no hubiera sido nada y Boruto volviera de la muerte.

—No. Ahora vete, estoy ocupada.

—Necesitas hablar. —sugirió Saiko.

—Dije que no. No hay nada de que hablar.

—¡Por favor, Sayuri! —la chica se alejo del árbol y camino hasta ella—. ¡Estas pensando dejar-...

—¡Suficiente!

Saiko cerro su boca, mantuvo su mirada en la espalda de la Uchiha.

—Lo que haga es mi decisión. Deja de meterte donde jamás te llaman. Nadie pidió tus consejos o ayuda. Ahora lárgate. —ordenó. Todo sin voltear a verla.

—Somos amigas. Me preocupo por ti, al igual que todos.

—Pues no deben hacerlo. Se cuidarme sola.

—¿Y el Sharingan? ¿Ya sabes la razón de por qué lo tienes? ¿Puedes usarlo?

No recibió respuesta.

—Puedes contar conmigo, Sayuri. Siempre. Ya me voy.

Tampoco recibió una palabra de su parte, Saiko asintió dos veces al entenderlo que no debería seguir allí. Dio media vuelta para tomar el camino de regreso.

—Nadie entiende por qué poseo el Sharingan.

La Yamanaka detuvo sus pasos, giro su cabeza para ver de nuevo a la chica.

—Solo creen que pase por muchas cosas en ese momento. Ira, tristeza, confusión y miedo. Esas emociones juntas solo dan lugar a un fuerte golpe de sentimientos. El Sharingan se despierta de ese modo —explicó la Uchiha—. Mi caso fue especial y complicado.

—¿Que quieres decir? —Saiko regreso sobre sus pasos. Volviendo a estar cerca de ella.

—En un instante, llegue a despertar el Mangekyo Sharingan.

—¿Mangekyo... Sharingan? —repitió Saiko.

—Es la etapa más difícil de todas, se despierta al perder un ser querido.

—Boruto...

Sayuri asintió—. Papá ya me dijo lo que puede causar y tengo miedo de usarlo.

—¿Que... sucede si lo usas?

La Uchiha inhaló profundo y finalmente encaro a la rubia, quien se sorprendió al ver unas lagrimas asomarse por los ojos de la pelinegra.

—Agotamiento extremo, deteriorar la vista hasta llegar a la ceguera y... —limpio con brusquedad sus lágrimas— daños mentales y emocionales al usuario. Saiko, puedo no ser la misma que antes...

Un sollozo escapó de sus labios. Sus piernas temblaban, al perder el equilibrio cayó de rodillas. Saiko corrió hasta ella y rodeo su cuerpo con ambos brazos. No tardó en escuchar su llanto.

—No quiero llegar a ese punto... Tengo miedo de lo que me pase...

—Todo estará bien, Sayuri. Buscaremos una solución.

—¡No la tiene! ¡Ya no queda nadie que pueda ayudarme, Saiko!

—¿Eh?

—Solo... La solución es el Mangekyo Sharingan Eterno.

—Eso es bueno, ¿no? Solo debes llegar a esa fase.

Sayuri separo su cabeza de la rubia— ¡No es otra fase! ¡Debo obtener los ojos de otra persona como yo, que posea los mismos ojos! ¡Y ya no hay nadie de nuestro Clan para ayudar!

—Pero...

—Papá lo obtuvo de su hermano, mi tío. Pero no puedo hacer lo mismo que él... No voy a quitárselo a Sarada, es mi hermana.

—Entonces no hay una solución —la rubia aparto la mirada—. ¿Boruto sabe de esto? ¿Del Mangekyo Sharingan?

—Sabe que lo poseo. Pero no le dije sobre las consecuencias y espero que tu tampoco le digas. No quiero preocuparlo más, ahora mismo la prioridad es Code.

Ambas se separaron y se mantuvieron en el suelo. Saiko intentaba buscar las palabras correctas, mientras que Sayuri se enfocaba en ver una simple hoja.

—Tengo muchos problemas...

—¿Que dices? —Saiko dirigió su mirada hasta ella.

—El Karma, Byakugan, Mangekyo Sharingan... Soy un tumulto de problemas sin solución.

—No digas eso. Encontraremos una solución. —poso una mano en su hombro para dar ánimos. Pero el ambiente ya era tenso.

—Solo hay una salida para todo esto...

—¿De verdad? ¿Cuál?

—Si. Eso es... Ya se que hacer.

—Oye, ¿que haces? Sayuri. ¡Sayuri!

Saiko detuvo el brazo de la pelinegra cuando ella tomó un kunai de su porta armas. Forcejeo uno segundos y logró quitarle el arma.

—¡¿Que haces, Sayuri?! —la sujeto de sus hombros y la obligó a voltear. Se quedó sin aliento al ver sus ojos. Ambos Dojutsus se podían ver con claridad—. Sayuri...

—Es la única solución. No quiero terminar como una loca... Déjame hacerlo, Saiko. Ya no seré una carga, no tendré problemas. Seré libre...

—¡Sayuri!

Un golpe seco se escucho por toda la zona. La Uchiha dirigió una mano a su mejilla que tomaba un tono rojizo.

—Saiko...

—¡Debes resistir! Prometo que buscaré una solución para todo, Sayuri. Por favor, confía en mi. Solo resiste. Tienes que ser fuerte, te lo pido.

Esas pupilas color perla y jade conectaban con los onix de la rubia. Hasta que el kunai resonó por caer al suelo, lejos de ambas.

—No te rindas, Sayuri.

—Hm. —asintió.

Saiko rodeo nuevamente el cuerpo de la Uchiha, formando un fuerte abrazo entre ambas. Donde por un instante, Sayuri pudo estar en calma con ella misma.

Pero alguien más estaba confundida, la Yamanaka abrió sus ojos al sentir una rara sensación.

Un chakra desconocido llegó a Konoha.

No, eran dos.

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Continuamos! Estoy emocionada con seguir la historia...

Ahora... que pasara?

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Sigan leyendo!

Dattebayo!

𝓛𝓪 𝓤𝓬𝓱𝓲𝓱𝓪 𝔂 𝓔𝓵 𝓤𝔃𝓾𝓶𝓪𝓴𝓲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora