Capítulo 2

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Gracias a la amabilidad y convicción de ambas hermanas, habían conseguido compincharse con sus respectivas doncellas para ayudarlas en su plan y mantener el secreto. Y había resultado que Macy, la doncella de Jane, era excelente en peluquería y maquillaje y Poppy, la doncella de Emily, era experta en costura y pudo dejar el antiguo traje del padre de las señoritas Wood como nuevo y a la medida perfecta de Jane.
Al día siguiente, tras la visita a la modista para los últimos retoques en sus vestidos, Lady Hall abandonó la casa para visitar a su querida amiga Lady Danbury con la que pasaría el día, mientras sus sobrinas asistían a sus clases de protocolo y danza. Bueno, al menos una de las hermanas lo haría.
- ¡Creo que nunca te había visto tan favorecida! - Exclamó riendo Emily al ver a su hermana ya ataviada como un caballero
- Muy graciosa Emily. Pero la verdad es que nunca habría dicho que los pantalones serían tan cómodos.
Jane empezó a moverse de arriba abajo, estirando y doblando las piernas comprobando la flexibilidad de la prenda. Emily, Macy y Poppy rieron todavía más por la situación.
- Es usted un caballero muy apuesto señorita Wood. - Dijo Macy.
-Señor Baker para usted señorita Prost. - Dijo Jane cogiendo a Macy de la mano depositando un beso en el dorso.

Con la ayuda de sus compinches, Jane abandonó la casa sin ser vista por otro miembro del servicio y se dirigió a la Academia. Nada más entrar sintió la misma emoción que sentía cada año en su cumpleaños al bajar a la cocina donde su madre había preparado el desayuno y su padre había dejado unos nuevos pinceles o pinturas envueltas como regalo. Aquello superaba sus expectativas, en cada clase por la que pasaba, grupos de jóvenes compartían sus ideas mientras dibujaban bajo la atenta mirada de los profesores. Por un momento olvidaba su pintoresca apariencia y se llegaba a sentir una más, hasta que se veía reflejada en algún cristal y no podía más que reír ante la imagen de sí misma con el viejo traje de su padre, la despeinada peluca rubia y las patillas que Macy había pegado con cuidado en sus mejillas. Tras un paseo por aquel edificio, Jane encontró la sala que le correspondía, se hizo con un asiento y respiró tranquila y orgullosa ya que no había tenido que mediar palabra con nadie en todo el trayecto, cosa que le aterrorizaba. ¿De qué solían hablar entre ellos los hombres? Ella estaba acostumbrada a charlas sobre vestidos y joyería. Temía no saber cómo mantener una conversación con un hombre que no girase en torno a un futuro matrimonio. Pero si era lo suficientemente afortunada, ningún hombre entablaría conversación con ella y podría pintar y atender a las lecciones tranquilamente sin ninguna distracción.
La modelo llegó y sin ningún pudor se desvistió delante de todos los estudiantes. Jane se sonrojó ante la escena y la idea de estar en la situación de esa mujer, y de nuevo no pudo más que dejar escapar una sonrisa al pensar que ella estaba allí y había conseguido engañar a todos sus compañeros. Respiró hondo intentando olvidar todo a su alrededor y empezó a dibujar.
- ¿Está disponible este sitio?
Jane se sorprendió al escuchar la voz masculina que se dirigía a ella. Junto a la banqueta vacía a su izquierda estaba un joven apuesto, de pelo negro algo alborotado que miraba expectante con sus intensos ojos azules.
Jane carraspeó e intentando sonar lo más masculina posible respondió
- Si, es todo suyo.
El joven se sentó tras darle una sonrisa de agradecimiento y se preparó para empezar a dibujar. Pero antes de hacerlo observó como la mano de Jane trazaba con decisión los volúmenes de la modelo.
- No está nada mal.- Comentó el joven mientras intercalaba su mirada entre la modelo y el papel de Jane.
Jane se sonrojó, a parte de sus padres, su hermana y su tía, nadie había llegado a juzgar su obra.
- Gra-Gracias.- Dijo nerviosa dejando de dibujar para mirar al joven.
- Creo que nunca te había visto por aquí, ¿eres nuevo verdad?
- Si, hoy es mi primer día.
- Pues encantado de conocerte, soy Benedict Bridgerton, ¿y tú eres? - Dijo el joven tendiéndole la mano. Jane por un instante se quedó mirando su mano sin saber qué hacer. ¿Era correcto hablarse de esa forma sin siquiera conocerse? ¿Era correcto que un hombre y una mujer se diesen la mano de esa forma sin conocerse? Bueno en este caso, ¿era correcto que un hombre y una mujer vestida de hombre se dieran la mano de esa forma sin conocerse?
Los tres segundos que Jane estuvo pensando se hicieron eternos y por miedo a hacer sospechar al joven Bridgerton, cogió rápidamente su mano y le saludó con firmeza como había visto a su padre hacer a sus amigos en Kent.
- Un placer señor Bridgerton, mi nombre es Baker, Michael Baker.
- Oh por favor, llámame Benedict. Puedo llamarte Michael?
Jane asintió y acto seguido cada uno retomó su trabajo en silencio. Jane sonrió para sí misma. Lo había conseguido, no solo estaba allí en la Academia, si no que además había engañado al señor Bridgerton que no parecía haber sospechado nada durante su interacción, ¡incluso le había pedido que le llamase por su nombre!

Ícaro || Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora