Capítulo 8

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La casa seguía llena de pretendientes demasiado ocupados como para hacer caso a otra cosa que no fuese el diamante de la temporada, así que no fue difícil esquivar al gentío y llegar a su habitación. Estando allí, comenzó a llorar mientras Macy y Poppy le ayudaban a vestirse y calmarse.
Las habilidades estéticas de Macy consiguieron esconder con maquillaje el moratón que empezaba a asomar en la mejilla izquierda de Jane. Y mientras tanto Pioppy fue a la modista a recoger los guantes de Lady Hall para que no sospechara nada. Desde luego Jane no podía estar más agradecida con ambas mujeres por todo lo que estaban haciendo por ella y lo mucho que estaban arriesgándose.
Cuando todos los pretendientes de Emily se fueron de la casa, la joven subió emocionada a contarle a su hermana su día, pero esa emoción se desvaneció al ver en qué estado se encontraba Jane y se convirtió en enfado cuando fue puesta al tanto de lo sucedido. Jane detalló toda la escena intentando evitar mencionar al señor Bridgerton en todo momento.
- Ese canalla del señor Anderson.- Esas eran posiblemente las palabras más duras y vulgares que había pronunciado Emily en su vida. - Deberías contárselo a la tía, de esa forma le desenmascararías delante de todos y verían la horrible persona que es.
- Sabes perfectamente que nadie puede saber nada de lo que ha pasado, Emily. Si alguien se entera me descubrirán, me echarán de la academia y Dios sabe qué diría todo el mundo y esa tal Lady Whistledown.- Se lamentó Jane abrazando su almohada. Emily se compadeció de su hermana y le dio un abrazo.
Antes de irse de la habitación de Jane, esta le hizo jurar a su hermana que no diría ni una sola palabra a nadie. Emily aceptó pero prometió que tampoco le dirigiría la palabra ni al señor Anderson ni a ninguno de sus amigos de aquí en adelante.

Durante el resto de la tarde, Jane no se encontraba con fuerzas suficientes como para salir de la cama. Y poniendo como excusa que había cogido frío esa mañana, permaneció en cama todo lo que quedaba de día. Mientras meditaba sobre lo ocurrido, pensó en si sería sensato volver a la academia al día siguiente.
Tras muchas vueltas en la cama pensando esa noche, resolvió que no se dejaría intimidar por cualquiera. Había trabajado duro para llegar donde estaba y no iba a dejar que nadie le quitase lo que más quería y merecía. Así que al día siguiente pidió ayuda a su doncella para vestirse.
- Deberíamos taparlo? - Preguntó Macy haciendo referencia al moratón que teñía su mejilla derecha.
- Creo que no. Quiero que vea lo que ha hecho. Pero no con orgullo, quiero que lo vea y sea consciente de que no va a asustarme con sus amenazas.

Cuando entró en la clase, nadie pareció reparar en su presencia, salvo Anderson y sus dos amigos que miraron sorprendidos.
Benedict llegó más tarde, y como estaba sentado a su izquierda no reparó en el moratón hasta el final de la mañana cuando todo el mundo empezó a recoger y partir.
- Dios mío Michael, ¿estás bien? - preguntó Benedict al ver la cara de su amigo.
- ¿Lo dices por esto? - Preguntó como si nada Jane señalando su mejilla. - Un pequeño accidente, nada de lo que debas preocuparte.
- Eso parece de todo menos pequeño, y un accidente. - Benedict cogió a Jane por la barbilla para ver mejor el golpe. Esto hizo que Jane sintiera mariposas en el estómago y cómo sus mejillas se encendían.
- ¿Quién ha sido? - preguntó Benedict frunciendo el ceño.
- No tiene importancia.- Dijo Jane apartando la mano del joven.
Las risas de Anderson llamaron la atención de Benedict, que miró en dirección a Frederic que se iba sonriendo con arrogancia y le guiñó un ojo.
- Que tengáis un buen día.- Se despidió con orgullo. Benedict miró de nuevo a Jane que había apartado la mirada y apretado la mandíbula.
- Voy a matarlo.- Dijo Benedict e hizo amago de ir hacia la puerta pero Jane le frenó de nuevo.
- Benedict. De verdad. No tiene importancia. Al menos yo no pretendo dársela. Es lo que busca, que alguien le siga el juego, pero no pienso caer en su trampa y ponerme a su altura.
Benedict miró a su amigo con sorpresa.
- Eres mucho mejor persona que yo Michael. Si fuese por mí, ya estaría mordiendo el polvo y te aseguro que no volvería a mirarte siquiera.
Jane sonrió, desde que había conocido a Benedict le había visto de muchas maneras,pero sin duda la más sorprendente era verle tan enfadado. Ver a un hombre tan elegante y educado como él al borde de perder los papeles por defender a una dama o un amigo era algo digno de admirar.
- Siempre he creído que una persona puede llegar mucho más lejos y herir más con sus palabras que con sus puños. - Dijo Jane mientras terminaba de recoger su material.
Benedict observó como Jane guardaba todo con cuidado y se sintió mal por no haber estado allí para su amigo cuando lo necesitó. Era extraño, Benedict tenía muchos amigos por todo Londres, pero sentía diferente la amistad y la compenetración que tenía con Michael, no sabría explicar con palabras lo que sentía.

Ícaro || Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora