Capítulo 5

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Durante la mañana siguiente, fue imposible para Jane abandonar la casa para acudir a la Academia, a pesar de intentar escabullirse con diferentes excusas. Su tía, la primera que deseaba salir de esa casa, aseguraba que era imprescindible que ambas permanecieran en casa disponibles y presentables durante todo el día. Ambas habían bailado con los solteros más cotizados de la temporada, lo que significaba que muy probablemente habrían atraído la atención de muchos más caballeros.
Así, recluida en casa, Jane solo podía contentarse con hacer garabatos a carboncillo de su hermana y tía mientras esperaban en el salón a los posibles invitados.
- ¿Qué tal el baile con el señor Bridgerton?- Preguntó Emily en voz baja intentando no llamar la atención de su tía. - Escuché a Lady Bridgerton decirle a su tía que su hijo había quedado muy impresionado, y de no haber sido por la interrupción de su hermana habríais bailado una segunda canción.
- Creo que Lady Bridgerton exagera. Seguro que el señor Bridgerton agradeció la interrupción de su hermana, así sus pies podían descansar de mis pisotones.
La respuesta de la joven hizo que Emily soltase una carcajada. Jane intentó quitarse de la cabeza la idea de haberle causado una buena impresión al señor Bridgerton, aunque en el fondo de su corazón esperaba verle atravesar esa puerta de un momento a otro. O en su defecto, poder escaparse a la Academia para poder conversar con él y observarlo aunque fuese Michael Baker quien lo hiciera.
- Pero creo que no fui la única que causó impresión en la familia. ¿Qué me dices de Colin Bridgerton? Estoy segura de que ya está totalmente enamorado de tí. - Dijo Jane haciendo reír de nuevo a su hermana.
- Es un hombre de lo más agradable. Educado, inteligente y apuesto, todo lo que un hombre debería ser. ¡Y todo lo que ha viajado! ¿Crees que le habré gustado Jane? - Preguntó Emily nerviosa agarrando la falda de su vestido. Jane se dio cuenta del gesto nervioso característico de su hermana y puso su mano sobre las suyas para reconfortarla.
- Emily, bailó contigo y estuvo casi toda la noche mirándote. La pregunta es si te ha gustado a tí de verdad. Estoy segura de que no será el único pretendiente que tengas, más le vale traer un enorme ramo de rosas cuando venga.
Parece que alguien escuchó las palabras de Jane, porque enseguida el ama de llaves entró para anunciar la llegada del señor Bridgerton. El corazón de Jane brincó emocionado al pensar que se trataría de Benedict, pero su alegría se vio truncada cuando Colin entró en el salón con un enorme ramo de tulipanes. Emily al verlo sonrió y se inclinó a Jane para susurrarle algo.
- Creo que me conformo con los tulipanes.
Jane sonrió ante el comentario y se sintió feliz por su hermana, pero no podía negar que le entristecía que no hubiese sido Benedict Bridgerton el que hubiese entrado con un enorme ramo de tulipanes para ella. El resto del día fue completamente soporífero para Jane, que tuvo que lidiar con tres pretendientes, a cada cual más presuntuoso que el anterior, y con la fatídica esperanza de ver al señor Bridgerton entrar por la puerta.

Cuando acabó el día, la tristeza que había sentido por no ver a Benedict se convirtió en rencor. Tal vez solo habían bailado durante una canción, pero Lady Bridgerton tenía razón, Benedict tenía claras intenciones de bailar con ella una segunda vez de no haber sido por la inoportuna presencia de su descortés hermana. Y no haberla visitado al día siguiente era una grosería por su parte, rasgo que Jane resolvió compartía con su hermana Eloise. Tal vez el señor Bridgerton hubiese resultado un buen compañero en la academia, pero estaba claro que la fraternidad que mostraba en la academia para con Michael Baker no parecía corresponderse con la cortesía que debía mostrar con Jane Wood. ¡Ya le gustaría a Benedict Bridgerton parecerse a su hermano Colin! Qué afortunada era Emily de haber llamado la atención de ese caballero y no de su hermano.
Así que resolviendo que el señor Benedict Bridgerton había perdido toda su confianza, decidió ir al día siguiente a la academia, no con el deseo de ver al señor Bridgerton, sino con la intención de evitarlo a toda costa.

El proyecto de evitar al señor Bridgerton estaba siendo excesivamente sencillo debido a la ausencia del caballero durante los cuarenta y cinco primeros minutos de la clase. Cuando por fin llegó, su sitio había sido ocupado por otro joven y tuvo que sentarse al otro lado de la estancia. Jane sonrió complacida por el éxito de su plan. Pero todo se truncó cuando la modelo tuvo que ausentarse por una indisposición y lo que quedaba de clase fue cancelada. Todo el alumnado decidió abandonar la sala para ir a disfrutar de aquel día tan soleado y caluroso, pero Jane decidió aprovechar el tiempo que quedaba para perfeccionar ciertos aspectos de su obra.
Estaba tan inmersa en el proceso que no reparó en la presencia de cierto caballero que la observaba.
- Tú dominio del color es impresionante.
Jane dio un respingo al sentir la presencia de Benedict a escasos centímetros de ella. El caballero observaba la obra con ojos curiosos, analizando cada detalle y pincelada.
- Sin duda eres un talento escaso, como un diamante. Enhorabuena Michael.
Benedict le dio una fuerte palmada en la espalda, cosa que Jane había descubierto que era práctica común entre amigos, lo que provocó que a Jane se le cayese el pincel al suelo. Ambos se agacharon a recogerlo y por un instante sus manos se tocaron. Jane apartó rápidamente la mano y se levantó rezando para que el señor Bridgerton no viese como habían enrojecido sus mejillas.
- Voy a tener que empezar a venir día y noche para llegar a estar a tu altura.
Jane sonrió ante el comentario, aunque enseguida recordó cómo no la había visitado el día anterior y su sonrisa de desvaneció, aunque intentó no desvelar sus sentimientos con su respuesta
- Estoy seguro de que solo estáis siendo humilde señor Bridgerton. He visto sus dibujos y su talento es prometedor.
- Benedict, por favor Michael, llamame Benedict, ya sabes que somos amigos y odio esas formalidades.
Jane carraspeó nerviosa por su error. No era fácil para ella hablar tan coloquialmente con un hombre que no fuera su padre.
- Volviendo a mis dibujos, no sé si llamaría a eso talento. De hecho, si no hubiese sido por la terquedad de mi hermana Eloise, habría dejado la academia. - Dijo con melancolía Benedict.
Jane lo miró sorprendida, ¿cómo era posible que dudara de su talento? Era evidente que tenía capacidades para ello y la convicción necesaria para hacerlo. Quería preguntarle qué le había llevado a tomar esa decisión, pero viendo la mirada triste que tenía el caballero, decidió evitar el tema.
- Pues me alegra entonces que su hermana te convenciera para estar aquí, si no fuese por ella no nos habríamos conocido.
Benedict sonrió enormemente y le dio un medio abrazo a Jane. La joven se sonrojó de nuevo y se maldijo a sí misma por sus palabras. Estaba traicionándose a sí misma por hablar amistosamente con el señor Bridgerton después de haberse prometido ignorarlo el día anterior.
- Desde luego ha sido la mejor parte de volver a la academia. Además, ¿qué habrías hecho sin mi agradable y entretenida compañía? - Benedict puso una pose triunfante y Jane alzó una ceja y aprovechando que tenía el pincel lleno de pintura en la mano, lo sacudió en dirección al joven, llenándole la camisa de motas azules. Benedict observó la situación con incredulidad y Jane no pudo más que reír ante la expresión de Benedict, que se unió a su risa.
- Muchas gracias, acabas de arruinar mi camisa favorita. Además tenía pensado visitar a una joven esta tarde y ahora ya no podré hacerlo en estas condiciones.
Jane se sorprendió ante sus palabras y preguntó con curiosidad.
- ¿Una joven?
Pero más sorprendente fue lo siguiente que hizo Benedict. Sin dudarlo por un instante, se quitó la camisa llena de pintura dejando su torso descubierto y empezó a limpiar las manchas con un trapo húmedo.
Jane intentó volver la vista al cuadro que pintaba avergonzada, pero no pudo evitar echar un vistazo al torso desnudo del señor Bridgerton y notó el calor de sus mejillas y sudor por todo el cuerpo y por un instante temió que las patillas que llevaba pegadas se cayesen.
¡No solo no había sido capaz de evitar dirigirle la palabra al señor Bridgerton si no que además ahora tenía que estar en compañía del caballero medio desnudo! Y lo peor de la situación era que Jane lo último que deseaba en ese instante era abandonar la sala y dejar de observarle.
El señor Bridgerton no pareció turbado en absoluto por la situación y continuó hablando.
- Su nombre es Jane Wood, encantadora y muy inteligente, seguro que te caería bien. Mi deseo era visitarla en el día de ayer pero tuve que ir de forma urgente a nuestra casa de las afueras para tratar un asunto con mi hermano Anthony y me fue imposible visitarla.
El corazón de Jane dió un vuelco al escuchar las palabras de Benedict y se sintió estúpida por haber dudado de él. Por supuesto que no pudo ir a verla. ¡Tenía asuntos urgentes de los que ocuparse!
Ahora no solo se sentía avergonzada por la escena que estaba presenciando, si no porque había decidido odiar a Benedict sin ningún motivo. Desde luego ese día debía ser uno de los más calurosos de Londres, porque Jane no hacía más que sudar y las diferentes capas de ropa que llevaba solo empeoraban la situación.
Cuando Jane vio que el señor Bridgerton volvía a vestirse y se dirigía a la salida preguntó nerviosa guardando todo rápidamente.
- ¿Ya te vas?
- Si quiero visitarla antes de la hora de comer si, además tengo que pasar por casa a resolver este desastre. - Dijo Benedict señalando su camisa. Y miró extrañado a su amigo al ver sus repentinas prisas - ¿Tienes prisa de repente?
- Había olvidado que debo ayudar a mi tío con unos negocios y debía estar en casa desde hace media hora.
Y dicho esto Jane salió disparada por el pasillo dejando a un confuso Benedict mirando a su amigo correr.

Ícaro || Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora