Benedict por primera vez centró su mirada directamente en Jane, es verdad que ya había reparado en ella cuando su madre les había llamado desde el otro lado de la habitación, pero por fin podía fijarse detenidamente en sus rasgos. A pesar de tener los ojos marrones, los ojos de Jane brillaban con el reflejo de las velas y su mirada era agradable y a Benedict le resultaba incluso familiar.
- Encantado de conocerla señorita Wood.
A pesar del análisis que parecía haberle hecho el señor Bridgerton, Jane sintió cierto alivio al no ver sorpresa ni duda en la mirada del caballero. Al contrario, su mirada fue muy dulce e incluso cariñosa.
- Estoy segura señor Bridgerton que mi sobrina estará encantada de escuchar cómo es estudiar en la Real Academia, ya que es una apasionada de la pintura también.- Dijo Lady Hall con orgullo.
- Para mí será un placer hablar de ello. Y sería más placentero si conversamos bailando, ¿no le parece señorita Wood? - Dijo Benedict tendiéndole la mano a Jane, lo que provocó que sus mejillas se tornasen rosas.
- Desde luego. - Respondió con un hilo de voz la joven aceptando la mano del caballero.
Si bien es cierto que la última semana había hablado con Benedict Bridgerton durante largo tiempo y le había visto cada día, esta era la primera vez que podía observarlo detenidamente como un posible pretendiente y reparar en los diferentes rasgos que le hacían tan atractivo.
- Debo confesar, señor Bridgerton, que es mi hermana la que destaca en la danza, me disculpo con sus pies de antemano por cualquier dolor que pueda causarles.
Benedict rió ante el comentario de la joven.
- No se preocupe señorita Wood, usted solo tiene que dejarse guiar.
Jane se sonrojó al sentir la mano de Benedcit posarse suavemente sobre su cintura mientras la otra cogía su mano derecha.
- Y además de ser una mala bailarina y una apasionada de la pintura, señorita Wood, ¿también pintáis o preferís simplemente admirar el arte?
La pregunta del señor Bridgerton asustó un poco a Jane, temía darle demasiada información al señor Bridgerton y que este finalmente destapase su secreto. Pero por otro lado no veía razón para mentirle acerca de quién era, hacerlo por segunda vez desde luego.
- Si, practico la pintura, en ocasiones, aunque es cierto que con nuestra llegada a Londres y las diferentes clases a las que nos estamos sometiendo mi hermana y yo me apena no poder estar dedicándole tanto tiempo.- Una verdad a medias, se culpaba a sí misma de mentir al señor Bridgerton, de nuevo.
- Es cierto, siempre me he compadecido de mis hermanas por todo lo que deben hacer. Es difícil escuchar de alguna joven dama que no tenga diversas habilidades. Sin duda, la vida de los hombres es mucho más sencilla y cómoda.
- ¡Cómoda desde luego! Os envidio por poder vestir pantalones.- Según acabó de pronunciar la frase, Jane se arrepintió de sus palabras al ver la confusión en la mirada de Benedict. Pero esta confusión enseguida estalló en una carcajada.
- Desde luego tenéis razón. Es cierto que los pantalones dan mucha flexibilidad a la hora de moverse, pero estoy seguro de que un vestido permite que las piernas disfruten del frescor en verano.
Ahora fue el turno de Jane de reírse ante la idea de un hombre llevando uno de sus vestidos.
- ¿Y que acostumbráis a pintar?- preguntó Benedcit volviendo de nuevo a ese tema.
- Intento variar, pero nunca me veréis pintando un paisaje. Lo encuentro terriblemente aburrido.- Respondió Jane con fingido dramatismo a lo que Benedict sonrió.
- ¿Aburrido? No puedo entenderlo.
- Me conmueve mucho más un retrato o una escena mitológica, si quiero ver un paisaje solo tengo que mirar por la ventana.
Benedict la miró algo contrariado.
- Y para ver un retrato no sería mejor mirar directamente a la persona?- Respondió Benedict con tono jocoso. Jane sonrió y negó con la cabeza. - ¿Significa eso que frente a un cuadro de Turner no sentís nada?
- Por supuesto. Siento un profundo aburrimiento.- Esta vez fue el turno de Benedict de exagerar su reacción llevándose la mano al corazón.
- Me rompéis el corazón señorita Wood, yo esperaba encontrar en usted una confidente con quien admirar la obra de Turner. Me temo que nuestra relación debe terminar en este preciso instante antes de que usted clave otra daga en mi corazón diciendo que también desprecia la obra de Canaletto.
- Para su sorpresa, señor Bridgerton, he de decir que Canaletto si me inspira mucho más. La confusión de Benedict ante las palabras de Jane no hacía más que divertir a la joven que no podía dejar de reír.
- Empiezo a pensar, señorita Wood que estáis jugando conmigo. ¡Es imposible que admiréis antes un paisaje de Canaletto antes que una tormenta de Turner! ¡Sus colores! La pasión de su pincelada, lo encuentro de todo menos aburrido.
- Me habéis descubierto señor Bridgerton. Es difícil engañaros en cuanto a este tema se refiere. Es cierto que los paisajes no son mi tema favorito y por supuesto admiro a Canaletto, pero negar lo que inspira una obra de Turner sería totalmente estúpido.
El señor Bridgerton respiró con calma al escuchar esas últimas palabras de su acompañante.
- Ha conseguido recuperar mi amistad señorita Wood. Y me alegro por ello, porque habría sido una lástima perderla cuando acabo de conocerla.
- Le prometo que no volverá a escuchar de mi boca salir una palabra negativa de William Turner. Pero me permitirá, mi señor, poder juzgar a cuantos otros pintores quiera sin que usted pueda verse ofendido.
- Por favor señorita Wood, le ruego que no contenga su opinión con respecto a nada por miedo a herirme. Hace poco discutí con un amigo en la Academia sobre un sujeto parecido y fue muy gratificante escuchar su punto de vista, me hizo ver de otra forma la pintura.
Jane levantó las cejas sorprendida. ¿Podría estar relacionado con su conversación de los días anteriores? Con mucha curiosidad Jane preguntó de qué se trataba el asunto.
- Al parecer mi juicio sobre la obra de Caravaggio, se basaba simplemente en mi aprecio por su técnica y el resultado de su obra, sin tener en cuenta el recorrido del artista y todo lo que había detrás de cada cuadro. Es muy importante no separar la obra de artista, ya sabe lo que dicen, si quieres entender un cuadro, pregúntate cómo era el artista.
Jane sonrió orgullosa ante las palabras del señor Bridgerton. Por primera vez sintió como su opinión había sido respetada y entendida perfectamente. El señor Bridgerton no solo la había escuchado aquel día en la academia, si no que había tenido en cuenta sus palabras y había reflexionado sobre el tema.
El tiempo pasó rápidamente y cuando quisieron darse cuenta el baile ya había terminado. Jane pensó que no podría haber sido mejor. Hablaron sin parar, de temas que los dos conocían y disfrutaban.
- Señorita Wood me concedería...- Antes de que el señor Bridgerton acabase la frase, su hermana Eloise interrumpió la escena abruptamente.
- Hermano, por favor, necesito que me saques de aquí. No puedo bailar con ningún pretendiente más sin volverme completamente loca.
- Eloise, no ves que estoy algo ocupado.- Dijo Benedict mirando seriamente a su hermana, que hizo un puchero. Ante la escena, Jane decidió intervenir.
- Creo que debería usted acompañar a su hermana señor Bridgerton, no parece tener muy buena cara.- Dijo con mirada preocupada. Eloise la miró algo confundida, pero enseguida entendió lo que estaba haciendo Jane y puso cara de fingido dolor.
- Tiene razón hermano, no me encuentro nada bien, necesito que me acompañes a casa antes de desvanecerme.- Eloise cogió a su hermano del brazo y empezó a abanicarse exageradamente con la mano.
- Eres incorregible Eloise Bridgerton.- Dijo mirando a su hermana. - Y usted no debería seguirle el juego, o la arrastrará con ella en sus enredos.- Añadió mirando a Jane con una sonrisa.
Eloise susurró un gracias a Jane y ambos hermanos se dirigieron a la puerta, y antes de desaparecer, Benedict echó un último vistazo en dirección a Jane, pero esta no llegó a verlo porque ya estaba de espaldas en busca de su hermana.
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Ícaro || Benedict Bridgerton
Romance- Yo pensaba que la Real Academia solo aceptaba hombres. Emily cerró el cuaderno de su hermana y la miró interrogante. - Y así es.- Respondió Jane sonriente. -Oh no, Jane. ¿Qué has hecho?- Preguntó Emily. Ser mujer no evitaría que Jane Wood acudie...