- Estoy segura de que la señora Wilson sabrá cómo dejarla como nueva. - Dijo Lady Bridgerton doblando la camisa manchada de pintura de su hijo. - La próxima vez ten más cuidado cuando pintes.
- Fue culpa de Michael, no mía. - Dijo Benedict acomodándose la chaqueta sobre la camisa limpia.
- Seguro que tuvo sus razones para hacerlo. - Dijo socarronamente Eloise desde el sofá donde leía. Benedict le hizo una mueca.
- Deberías invitarle un día a casa. No dejas de hablar con él y estoy segura de que es un joven encantador. Y si está soltero, seguro que Eloise puede beneficiarse de esa amistad.
Eloise hizo otra mueca y se arrepintió de haber abierto la boca.
Benedict frunció el ceño, podría ser una buena idea presentar a Michael a toda su familia, pero también encontraba algo agradable el mantener su amistad entre ellos. Además conocía lo suficiente a Michael para saber que la perspectiva de conocer a su familia y que su madre hablase de sus posibles nupcias con Eloise no serían muy de su agrado.
- Tal vez se lo diga. - Mintió Benedict. - Pero ahora tengo que irme antes de que se haga tarde.
Tras despedirse, abandonó la casa y se dirigió a casa de Lady Hall.El salón de los Hall era algo más pequeño que el de los Bridgerton, y en lugar de estar decorado en tonos azules, el primero estaba decorado con tonos verde esmeralda. Benedict fue recibido por Lady Hall en el salón y envió a una doncella a buscar a su sobrina que estaba tardando más de lo normal en prepararse.
En el segundo piso, Jane intentaba recuperar el aliento por la carrera a casa y los nervios de evitar cruzarse con ningún miembro del servicio. Cuando estuvo lista bajó al salón junto a Emily.
- ¡Jane, Dios santo! Tienes la cara toda roja. ¿Te encuentras bien? - Exclamó preocupada su tía. Benedict sonrió al ver las mejillas encendidas de la joven y Emily salió en su ayuda.
- Llevo toda la mañana insistiendo a mi hermana que dejase de dibujar al sol porque iba a acabar con la cara rosa y ¡ya pueden ver que no me ha hecho ningún caso!
Lady Hall y el señor Bridgerton rieron ante la exagerada exclamación de Emily y Jane le dio las gracias con la mirada a su hermana y se dirigió al sillón donde acababa de sentarse Benedict.
- La próxima vez ponte a la sombra querida, y pídele a Macy que deje algo de jabón en tu habitación para que te quites toda esa pintura antes de recibir visitas. - Dijo Lady Hall mirando a su sobrina con una mezcla de diversión y regañina en sus ojos.
Benedict se fijó en la pintura azul que manchaba los dedos de la joven y Jane nerviosa escondió las manos entre los pliegues de su falda.
- Siento no poder haber venido antes señorita Wood, créame que llevo estos últimos días esperando con impaciencia el volver a verla y retomar nuestra conversación.
Jane sonrió agradecida y si su cara ya estaba sonrosada por el esfuerzo y la vergüenza, aquel comentario solo hizo que sus mejillas se calentasen todavía más.
La conversación siguió en el mismo tono que en el baile, hablaron de pintura de nuevo, de sus respectivas familias y de los viajes que había hecho el señor Bridgerton, que sin duda no tenían punto de comparación con los que acostumbraba a hacer anualmente su hermano Colin, pero no se quedaban atrás.
Sin poder evitarlo, los ojos de Jane no dejaban de posarse en el torso del caballero y no podía dejar de recordar como hace escasas horas estaba frente a ella sin camisa.
- ¿Puedo saber que estabais pintando?
La pregunta de Benedict sacó a Jane de su ensoñación y volvió a fijar su atención en los ojos azules del señor Bridgerton que la miraban expectantes.
- Un paisaje. - Respondió sin pensar, escondiendo todavía más sus manos manchadas entre su vestido.
- Pensaba que odiabais los paisajes. - Respondió divertido Benedict y Jane se sonrojó por su tonta respuesta.
- Alguien está haciendo que empiece a apreciarlos.
La respuesta pareció hacer feliz al señor Benedict que dijo.
- Pues estaría más que encantado de verlo. Aún no he visto ni un simple boceto suyo y estoy seguro de que esconde usted un talento abrumador.
¡Si Benedict Bridgerton tan solo supiese que hace escasas horas había estado contemplando una de sus obras! ¡Que la había admirado y elogiado sin saber que su autora estaba sentada junto a él!
- No podéis pretender, mi señor, que os enseñe mis dibujos,algo muy privado para una señorita, tan solo habiendo bailado conmigo en una ocasión y después de una visita. ¿Qué imagen tendría la gente de mí? - Dijo coquetamente Jane.
- Tiene razón señorita Wood, que descortés de mi parte, no me queda más remedio que pedirle que por favor me conceda su primer baile en la próxima fiesta. Y le aseguro que esta no será mi última visita a su casa. - Respondió Benedict con la misma galantería mirando directamente a Jane a los ojos.Al día siguiente, en la academia, el señor Bridgerton llegó y se sentó junto a Jane en su habitual asiento. A pesar de que el señor Bridgerton todos los días llegaba con una sonrisa, la del día de hoy parecía todavía más intensa y su humor era todavía más alegre que de costumbre.
- ¿Pasaste buena tarde Benedict? - preguntó Jane al ver al joven.
- No podría haber sido mejor Michael. - Respondió Benedict guiñandole un ojo y Jane esbozó una pequeña sonrisa orgullosa. - Si fueses una mujer, ¿que flores querrías que te enviasen?
La pregunta de Benedict hizo que Jane contuviese la sonrisa.
- Unas camelias. Mi madre dice que nunca puedes equivocarte con ellas.A la mañana siguiente, Jane desayunó junto a un ramo de camelias rosas.
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Ícaro || Benedict Bridgerton
Romance- Yo pensaba que la Real Academia solo aceptaba hombres. Emily cerró el cuaderno de su hermana y la miró interrogante. - Y así es.- Respondió Jane sonriente. -Oh no, Jane. ¿Qué has hecho?- Preguntó Emily. Ser mujer no evitaría que Jane Wood acudie...