Cap 7

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Butters se despierta antes de lo que acostumbraba los fines de semana, arreglándose mientras tarareaba algunas canciones. Peina su cabello sin éxito ya que los mechones se salían del lugar por lo que lo deja ser, en su bolso guarda su traje y lleva algunos dulces para el camino. Su madre le había prometido prepararles algo de comida para que tengan y, además, ella se había encargado de convencer a su padre de no estar viendo su práctica e irse a otro lado para buscarlos luego. Butters no entendía esto pero internamente sentía paz al saber que sus padres no lo castigarian si cometia un error y podría divertirse.

La madre de Butters trataría de hacer que ellos estén juntos, desde que su pequeño terminó con su novia canadiense se había vuelto muy cercano a Kenny, el niño pobre del pueblo. No dejaría que su hijo sea un marica, no con alguien pobre. Prefería que salga con una latina que tenga, al menos, la capacidad de tener ingresos fijos en ese país. No confiaba en las habilidades de su hijo para sobrevivir, no, definitivamente moriría solo y pobre si no tenía a alguien que lo cuidara.

Definitivamente no conocía a su hijo, tantos castigos la hizo verlo como un inútil en vez de como Butters. Lo amaba, sí, pero amaba al Butters de su mente y, a su vez, lo odiaba y solo quería que se vaya lejos de su vida porque lo consideraba culpable de no haberse separado con Stephen Stotch.

No podía verse como una mala madre, no quería odiar a su hijo y su relación con él era... Complicada. Pero esa forma suya de ser era lo que usaba para demostrarle ese pequeño cariño que le tenía.

Butters baja las escaleras dando saltitos dejando su bolso sobre el sillón, sentándose en la mesa con sus padres quienes, sorprendidos por no tener que buscarlo, le dieron su desayuno y lo dejaron hablar de lo emocionados que estaban mientras ambos seguían distraídos con sus cosas sin prestarle verdadera atención. Butters estaba molesto con eso, pero ya era una costumbre. Termina su desayuno, ayuda a su madre a acomodar todo antes de salir y se adelanta a ellos para llevar su bolso al carro frente a la casa. Al abrir la puerta ve al otro rubio del grupo frente a la puerta a punto de tocarla.

—¡Oh! ¡Hola Kenny!

—Hey— Kenny sonríe bajo su parka, moviendo su mano para saludarlo. Nadie negaba que ambos eran muy buenos amigos, desde su viaje a Hawaii la relación de ambos se volvió públicamente una de las amistades más fuertes, se habían vuelto buenos amigos. Pero, al crecer, el pobre prefería juntarse con un judío, un alcohólico depresivo y un gordo neonazi antes que el buen niño de Butters y eso lo hacía sentirse ciertamente celoso y descartable. Insuficiente, no era un amigo al que Kenny preferiría, él era un reemplazo cuando los otros tres hipócritas le daban la espalda. —Abrió un nuevo restaurante y Kyle perdió una apuesta, así que...

—No puedo— interrumpe sonriendo, Kenny solo parpadea mientras atrás se escucha a un Kyle festejando por lo bajo de tener una boca menos que pagarle un desayuno completo. —Ire con TN a domar caballos.

—Eso es muuuuy marica— Cartman hace acto de presencia, era raro que se mantenga callado pero el estar en su teléfono lo había distraído hasta el momento —ven a la juntada de hombres Butters, así dejas de ser una nena.

Todos ignoraron a Cartman, menos Kyle que lo regañaba por lo bajo. Todos querían escuchar el chisme, era raro que Butters no saltara a los brazos de Kenny y aceptara todo lo que proponga, también era raro que simplemente haya ignorado a Cartman. El chico al que conocían siempre fue pasivo con su grupo (a pesar de tener un carácter bastante fuerte cuando quería) y lo podían usar de saco de boxeo los fines de semana, cuando más solo se sentía, pero esta vez no estaba ese chico solitario. Al fin tenía una amistad más fija, o al menos alguien, que no sea Kenny, con quién podía compartir sus gustos sin recibir burlas y golpes.

Una latina en South Park || South Park x TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora