𝐂𝐮𝐫𝐬𝐞𝐝 𝐁𝐨𝐲|𝐒𝐜𝐨𝐫𝐩𝐢𝐮𝐬 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲

𝐅𝐨𝐮𝐫𝐭𝐞𝐞𝐧

S C O R P I U S

Miraba al niño frente a él con el ceño fruncido, sus fosas nasales estaban dilatadas, su uniforme el cual previamente estaba impecable ahora estaba lleno de polvo y de sangre (que curiosamente no era de él), su pierna derecha temblaba inconscientemente producto de su gran molestia que cargaba consigo.

—Esto es increíble Scorpius.—habló la directora—Creí haber sido clara sobre las peleas.

—Él empezó.

—Pues el que dice que "empezó" tiene la nariz rota.

—Se lo merecía.—gruño.

—Bien, entonces te mereces que le hable a tu padre.

—Haga lo que quiera.—se cruzó de brazos—No me importa.

La directora negó mientras tomaba un pergamino y una pluma para comenzar a anotar.

Todo había comenzado hace un par de horas, Scorpius había terminado su clase de historia de la magia y después de guardar todo salió del salón siendo seguido por Melissa.

—Hola Scorp.

—Mel.—contestó sin mirarla.

No tenía interés en ver a nadie, había quedado con Tyler en la torre de astronomía y estaba impaciente por subir y poder descansar mientras veía todo Hogwarts al lado de su amigo.

—Hice la tarea de pociones por ti.—hablo.

Scorpius dejó de caminar y se dio la vuelta viendo como la niña le ofrecía una carpeta frente a él. Scorpius dio dos pasos hacia el frente y de inmediato Melissa la quitó.

—Te la daré, a cambio de algo.

—¿Qué?—preguntó frunciendo el ceño.

—Una cita.—sonrió—Tu y yo en el jardín de la escuela, puedo traer dulces y tu...Puedes venir.

—Ah.—asintió—Puedo hacer mi tarea solo, gracias.—hizo una media sonrisa y se dio la vuelta.

—¡Scorpius!—jadeo tomándolo del brazo—Por favor, solo una.

—Melissa, no me gustas.

—No importa, puedo gustarte.—sonrió—Se que te gustan los hombres pero...

—No me gustan los hombres.—hizo cara de asco—¿Quien te dijo eso?

—Edward Tale.—hizo una mueca—Gryffindor.—Scorpius rodó los ojos.

Lo demás había sido historia, en esos momentos Edward estaba a punto de ser llevado a enfermería mientras Scorpius esperaba a que llegara su padre.

—Directora.—el padre de Scorpius llegó con notable preocupación en su cara, miró inquieto a todos lados hasta que se encontró con la mirada de Scorpius, frunció el ceño y ladeó su cabeza—Scorpius.

—Que onda.—levanto ambas cejas.

—Señor Malfoy.—la directora miró de mala manera a Scorpius y después a Draco—Lo llame de manera urgente debido a la gravedad de la situación.

—¿Qué?—frunció el ceño—¿Qué pasó?

—Scorpius, le rompió la nariz a un estudiante de Gryffindor, sin razón alguna.

—Oh, claro la tengo.—se levantó—Ese mal..

—Cállate.—Draco gruño.

Scorpius frunció el ceño evidentemente sorprendido por la manera en la que su padre le habló, él jamás le había levantado la voz ni siquiera le había pedido que se callara así que sin más aceptó volviéndose a sentar.