𝑪𝑩|
Todos los niños morían a ir a Hogwarts, desde pequeños enseñaron que ir a la maravillosa escuela de magia era lo mejor que les podría pasar en la vida, hacer cientos de amigos, aprender uno que otro hechizo, divertirse pero sobre todo en sent...
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—¡El bebé va a nacer!. ¡El bebé va a nacer!
Mippy corría de lado a lado por la mansión gritando una y otra vez la nueva noticia que le acababan de dar hace un par de minutos.
Todos salieron de sus habitaciones o de donde estaban en esos momentos para reunirse en la planta alta fuera de la habitación de Draco y Adeline esperando ansiosamente el primer llanto del bebé.
—Bien, todo indica que el parto puede comenzar.—habló el doctor mirándolos—¿Lista?
—No.—negó asustada—Yo no...No pensé que, no puedo.
—Amor.—Draco murmuró acariciando el dorso de su mano—Tu puedes, estoy aquí.
—Tengo miedo.—murmuró.
—Lo se, yo también.—sonrió a medias—Pero estaré aquí.—beso su frente—No te dejaré ni un momento sola.
—Esta bien.—suspiro—Puede...Ya sabe hacer lo que tenga que hacer.
El doctor asintió y con un sutil movimiento de varita tenía todo lo que necesitaba en una mesa cerca de él.
—Bien, enfermera necesito que la Señora Malfoy se acerque lo más que pueda a la orilla de la cama.
—Entendido.
La enfermera ayudó a Adeline a acomodarse, colocando cientos de almohadas tras de ella y a los lados, Draco volvió a acomodarse a su lado y tomó su mano con fuerza acariciando sutilmente el dorso de su mano.
—Es primeriza en esto entonces le explicaré, una luz amarilla la cubrirá toda esa nos ayudará a la dilatación y a que usted pueda pujar con mayor facilidad, al terminar de sentir la vibración que produce la luz empieza a pujar, ¿Dudas?
—¿Dolerá?
—Un poco.—hizo una mueca—Pero nada del otro mundo, entonces podemos empezar.
En silencio el doctor murmuró un hechizo sobre Adeline la cual de inmediato hizo una mueca de disgusto al sentir aquella rara sensación en su cuerpo logrando que no tardará en comenzar a pujar.
Cada vez la presión era más intensa logrando que se encorvara, jadeara y apretara la mano de Draco con fuerza maldiciendo una y otra vez. Draco tomaba una pequeña toalla y después de empaparla un poco la pasaba por su frente quitando el sudor y tratando de calmarla.
—No quiero.—jadeo dejando caer su cabeza—Ya no puedo, me duele mucho.—sollozo.
—Tranquila señora Malfoy, unos minutos más, podemos con esto, confíe en mí.
—Toma aire.—Draco murmuró besando su sien—Aprieta mi mano tan fuerte como puedas.
—Te voy a lastimar.
—No, no lo harás, tranquila.
—Inténtelo de nuevo señora Malfoy, un poco más y terminamos.
Adeline volvió a pujar con más fuerza realmente con todas sus fuerzas y un llanto y un jadeo de dolor se escucharon fuertemente.
