Capítulo 1.2

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Nina se fue a la cama preocupada por su amigo, tenía miedo, mucho miedo de lo que podría pasarle de vuelta a su casa. Entonces le escribió un mensaje: Dani, escríbeme cuando llegues a tu casa, no te vas a creer lo que ha pasado.
Estuvo muy pendiente, pero no contestaba, y con un nudo en la mente Nina se fue a dormir creando infinitas posibilidades en su cabeza.
A la mañana siguiente, Nina se levantó y volvió a revisar su teléfono; Daniel había leído el mensaje, pero no había respuesta. Nina sabía que Daniel no solía estar muy pendiente del teléfono, sólo lo utilizaba cuando era realmente necesario, pero aún así le molestó, no pasó una buena noche y todo por su ausencia.
Nina estaba llegando al instituto cuando vio a Daniel fumando un cigarrillo en la puerta, apoyado en un muro.
-¿Se puede saber por qué no me contestabas ayer?-
-Tenía sueño, y me fui a dormir.-
-Estaba muy preocupada-
-¿Preocupada, por qué?-
Nina suspiró y antes de que pudiese hablar apareció un autobús y beto se bajó para unirse a la conversación.
-Buenos días chicos.-
-Vale, tengo que contaros algo- Dijo Nina mirándolos a los dos.
-¿Qué pasa?- Dice Beto mientras saca un cigarrillo de la cajetilla de Daniel.
-Ayer llegué a casa Daniel, y vi en las noticias que habían encontrado cadáveres raramente desgarrados unas calles más arriba de aquel callejón-
Daniel miró a Nina sorprendido soltando humo por la boca, sin ser capaz de decir una sola palabra.
-¿Qué? Espera, ¿qué callejón?- Dice Beto.
-No lo entenderías, ayer, escuchamos un fuerte ruido, y pudimos sentir cómo el asfalto se movía por unos instantes...- Dijo Daniel mirando a Beto.
-Oye, ¿me estáis haciendo una broma o algo? No voy a caer-
-Beto, Daniel está diciendo la verdad, es inexplicable, no sabemos qué fue aquello que escuchamos, puedes buscarlo en tu teléfono si quieres; son noticias recientes.-
Era cierto, todo sucedió por la noche, el día anterior. Restos humanos en la calle cachorro, en Carbonero el Mayor.
Sonó el timbre y los tres entraron a clase, esta vez sin hacerse preguntas, sin quejarse, sin hablar siquiera.

El temblor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora