Capítulo 2.1

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Nina estaba pasándoselo de maravilla con sus amigos, todos estaban motivados, y eso que la noche acababa de comenzar.
Mientras tanto, en el pueblo, Kamelia y Boris hablaban sobre lo ocurrido por la mañana en el garaje. - Necesito descubrir de qué se trata esa cosa-
- A mí me da mucho miedo-
- A mí me mata la curiosidad, necesito idear un plan - Decía Kamelia emocionada. - Estás loca- Le dijo Boris, y en ese momento empezó a sonar el teléfono de Kamelia. -Toma, es tu madre- Dijo, Boris cogió el teléfono y su madre le pidió que se fuese a casa, que tenían invitados. Boris colgó el teléfono y se levantó, se despidió de Kamelia con un abrazo y salió del garaje para dirigirse a su casa. Pasado un rato, Kamelia también se levantó, y caminó en dirección contraria para volver a su casa también.
Pasaron las horas, Daniel y Beto se encontraban fumando en la puerta de la discoteca, a las dos de la mañana, Nina bailaba con Raquel, mientras Carolina y diego dormían en los sofás. La gente comenzaba a irse porque al parecer, iba a haber un espectáculo de bailes españoles tradicionales en la plaza,
Nina y Raquel decidieron salir con Daniel y Beto, para preguntarles si querían ir a la plaza a ver los bailes.
- Qué aburrido, yo iría a dar una vuelta-
Dijo Daniel.
- Sí, la verdad es que no me llama mucho la atención, vamos a caminar un rato- Añadió Nina.
Boris caminaba bajo la lluvia, dirigiéndose a uno de los acantilados de las afueras del pueblo, mientras arrastraba la suela de sus zapatos por el asfalto y lloraba cual niño pequeño.
Kamelia dormía profundamente en su casa, aproximadamente sobre las cuatro  de la madrugada, cuando la madre de Boris volvió a llamarla por teléfono.
- Hola Kamelia, soy la madre de Boris otra vez, ¿está contigo?- Kamelia volvió a repetir la pregunta en su cabeza y después respondió: -No, Boris se fue en cuanto me llamaste por teléfono, hace muchas horas- Se podía escuchar a la madre de Boris comenzando a llorar y a respirar cada vez más fuerte.
Nina, Beto y Daniel se habían quedado en el banco de un parque, Nina intentó llamar a su abuelo por teléfono para que los recogiera, pero no respondía las llamadas. -Bueno, de todas horas aún no tengo que volver a casa- Dijo Nina.
- Creo que puedo llamar a mi tío Damián, nos lo pasaremos bien con él, y podemos seguir saliendo en Carbonero-
A Beto y a Nina les pareció un buen plan, Daniel le escribió un par de mensajes a aquel tal Damián y tras veinte minutos, un antiguo auto rojo frenó fuera del parque, se bajó la ventana y una música moderna comenzó a sonar, Daniel se acercó y después les hizo gestos a sus amigos para que se acercasen, se subió en el asiento del copiloto, dejando a Nina y a Beto atrás.
Damián resultó parecerles bastante agradable a Nina y a Beto, hacía buenos chistes, tenía un gusto musical bastante amplio, era atractivo y se vestía bien.
Aparcaron el coche en un parque que se encontraba en lo más alto del pueblo, se llamaba La Muela, decidieron aparcar y quedarse dentro del vehículo, hablando.
- Vamos a mear, Beto- Dijo Daniel.
Los dos salieron del coche, dejando a solas a Nina y a Damián. -¿Puedo fumar aquí dentro?- Preguntó Nina.
-Sí, ven, siéntate aquí delante- Respondió Damián.
Nina se cambió de asiento y encendió su cigarrillo, tras soltar el humo de la primera calada miró de reojo a Damián, estaba mirándola, parecía que llevaba tiempo haciéndolo, Nina miró al suelo y sonrió. - ¿Qué te pasa?, ¿por qué estás tan nerviosa?- Le preguntó Damián.
- ¿Nerviosa?, ¿yo?, para nada- Respondió Nina mientras se sonrojaba.
- Tranquila, me has caído muy bien-
Nina sonrió - Sí, tú a mí también- Le dijo
Hubo un pequeño silencio, y después Nina preguntó: -¿Qué canciones te gusta escuchar?, he visto que tu gusto musical se parece a mío- Resultó que tras esa pregunta, el resto de la conversación fluyó como el agua, Nina y Damián coincidían en un montón de cosas, y Nina comenzaba a sentirse más cómoda con él. -¿Qué concepto tienes a cerca del amor?- Le preguntó Damián a Nina.
- Pues, es el sentimiento más bonito de todos, lo controla el alma, me gusta mucho sentirme querida; aunque hay veces que no acierto con las personas, y siempre termino mal; pero sé que algún día encontraré a la persona indicada-
- Joder, qué bonito-
Nina sonrió y miró por la ventana del coche. -¿Y tú?, ¿qué piensas?-
- Pues casi lo mismo que tú, pero me gustaría tener esa esperanza de que algún día encontraré a la mujer perfecta-
- Igual está más cerca de lo que crees-

El temblor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora