Capítulo 1.11

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Todos subieron las escaleras hasta llegar a la puerta de la casa de Nina, su abuela abrió la puerta con una sonrisa y saludó a todos. - Abuela, nos ha parecido un buen plan hacer una fiesta de pijamas, podemos, ¿verdad?- Dijo Nina mientras Silvia asentía detrás de ella.
- Sí, pero no hagáis mucho ruido, el abuelo de Nina está dormido- Contestó su abuela. -De acuerdo- Dijo Silvia.
Entraron a la sala de estar y cerraron la puerta, todos encontraron un lugar donde sentarse, excepto María, que se quedó de pie y empezó a gritarle a Nina:
- Por qué no le has dicho que Marina está muerta, dios, ¡está siendo la peor noche de mi vida!-
- No quiero asustarla, tampoco sabía cómo decírselo, no ha sido mi culpa-
- Fue culpa mía- Dijo Cristina mirando al suelo mientras se le saltaban las lágrimas, Beto la abrazó. -No te culpes, aún no nos lo has contado, pero estoy seguro de que no has hecho nada- Le dijo. Cristina agachó la cabeza y empezó a llorar. Kamelia se levantó de su asiento y se agachó frente a Cristina, para preguntarle qué era lo que había pasado. Todos prometieron no juzgarla mientras María fumaba un cigarrillo apoyada en la pared ignorando la situación, dirigiéndole una mirada de disgusto a Cristina.
- Fue por celos... Marina estaba intentando ponerme celosa, acercándose mucho a Beto, yo sólo quería hablar las cosas con ella, sabía que lo estaba haciendo a propósito por lo que pasó entre nosotras; ella me pegó una bofetada y justo cuando se la iba a devolver... Esa cosa apareció y yo... Yo salí corriendo como una cobarde- Les contó Cristina. -No eres una cobarde, reaccionaste rápido, no pasa nada.- Le dijo Kamelia a Cristina mientras acariciaba uno de sus muslos.
- Cristina, siempre vamos a estar aquí para ti- Dijo Beto
Nina, Kamelia, Beto, Silvia y Daniel le dieron un abrazo a Cristina, y después todos se fueron a dormir. Nina abrazó a Daniel, cerró los ojos y se quedó dormida. Tuvo un sueño extraño. No duró mucho tiempo. Nina, unos cuantos familiares suyos y todos los amigos con los que dormía en el salón estaban vestidos de negro en una pequeña sala con las paredes de madera, un ataúd blanco estaba justo en el centro de la sala, muchas personas estaban llorando, otros no tenían ninguna expresión en la cara. Nina empezó a andar por la sala, merodeando con una copa de vino en la mano, de pronto, Silvia entró a la sala y se tiró en el suelo, rompiendo el silencio, gritando y llorando. Todos en la sala se giraron a mírala y comenzaron a llorar de la misma manera que ella, Nina era la única que no estaba llorando, el sonido de todas esas voces  al mismo tiempo comenzaba a incomodarla, miró el fondo de la copa y después volvió a mirar a Silvia, que se levantó y empezó a andar hacia el fondo de la sala, Nina la siguió y entonces se dió cuenta de lo peor; había un altar lleno de flores, velas blancas y cigarros, y en lo más alto, había una foto enmarcada de Boris. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Nina, y antes de procesar lo que estaba ocurriendo en su mente, Beto la despertó. - Nina, están llamando a la puerta- Le dijo.
La policía llamaba a la puerta de Nina, esta abrió la puerta y se quedó atónita.
- Buenos días, hemos encontrado un cadáver justo debajo de esta casa, ¿podríamos hablar con un mayor de edad?- Preguntó uno de los policías.
-Sí...Voy a hacer una llamada, no hay ningún mayor todavía en mi casa, le aseguro que no es cosa nuestra- Dijo Nina. - Eso ya se descubrirá más tarde, ve a hacer esa llamada-
Nina fue al salón, dejó a Beto con la policía y sacó su teléfono.
-Qué pasa- Preguntó Kamelia
- La policía, han encontrado el cadáver de Marina tirado delante de esta casa-
- No podemos decirles que esa cosa existe- Dijo Silvia.
- Exacto, ni una palabra- Dijo Kamelia
-¿Por qué no? ¿Y si meten a mi familia a la cárcel qué?- Dijo Nina
-Improvisemos-

El temblor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora