Nina se levantó, sobre las tres de la tarde, escuchando la televisión a todo volumen, se dirigió a la cocina peinándose con las yemas de los dedos. Toda su familia estaba sentada ahí, terminando de comer. Escuchando todo lo que decían los locutores, pues se trataba de la desaparición de Boris.
Nina se bebió un vaso de agua y se dirigió a su habitación, lo primero que hizo fue abrir las redes sociales y entrar en el grupo que tenía con sus amigos. Todos estaban activos, hablando de Boris. Kamelia se culpaba, dijo que podría haber acompañado a Boris a su casa, ni siquiera ellos conocían la triste verdad que se escondía detrás del paradero de su amigo. Nina estaba dentro del chat, leyendo y haciendo preguntas, cuando de pronto, le llegaron dos mensajes de un número desconocido, los abrió y se dió cuenta de que era Damián; Nina supuso que intercambiaron números la noche anterior. Los mensajes decían: Buenos días. Soy Damián
Nina le sonrió al teléfono, pensó que Damián no la buscaría al día siguiente, y tampoco el resto de la semana. Contestó, y entonces lo que empezó en un buenos días terminó en una conversación que parecía, no tener fin, Nina estaba muy entretenida, Damián sabía hacerla reír, compartían gustos, pensamientos y teorías.
Nina no sabía si estaba haciendo bien, Damián no era de su edad, era consciente de que podía meterse en un buen lío. Pasó un rato y después Damián se despidió de Nina, tenía que ir al trabajo. Le prometió que hablarían más tarde, que la llamaría por teléfono.
Nina entró a la ducha, las chicas y ella tenían planeado salir esa noche, tenía que estar en frente del kiosko de la plaza sobre las siete y media, todas se encontrarían allí a la misma hora.
En la casa de Boris, solo se podía escuchar el viento, mientras Mario dormía en su habitación y los padres de Boris hablaban en la cocina.
-Tenemos que encontrar el cuerpo de nuestro hijo-
-¿Y dónde vamos a buscar?-
-No sé... Bajo las piedras, en callejones, en las aguas del río, tengo que encontrar a mi hijo, sus cenizas tienen que permanecer en esta casa, si no no voy a morir en paz-
-No sé qué decirte-
-Tú nunca sabes qué decir, ni qué hacer, pero si no vienes conmigo; tendré que ir yo sola a poner una denuncia, y saldré sola a buscar el cuerpo de nuestro hijo si es necesario...Te desconozco-
Dijo, y después salió de la cocina para buscar su cartera y salir del departamento.
Sobre las siete y veinticinco, Nina se encontraba frente al espejo, dándose los últimos retoques antes de salir de su casa. Tenían planeado ir a La Cuevita, era un bar que sólo abría en primavera, el ambiente estaba decorado con flores por las paredes, luces de colores en el techo y paredes de madera de roble.
Todas se encontraron allí y fueron juntas hacia La Cuevita, Kamelia estaba algo desanimada, pero era un plan que llevaban preparando varios meses, y no quería arruinarlo. Volvieron a casa pronto, sobre las doce en punto.
Nina se sentó en su habitación y le escribió unos mensajes a Damián, estaba a punto de salir del trabajo.
Damián le respondió con un "Quiero verte, ¿puedo pasar por tu casa?, aunque sean cinco minutos"
Nina volvió a sonreírle al teléfono, le dijo que sí y se tumbó para esperarle.
Damián llego, Nina bajó las escaleras de su portal en silencio a escondidas de su familia, eran casi las dos de la mañana.
Damián la saludó con un beso en la boca, y después se apoyó sobre su coche.
Nina estaba apoyada en una pared, una vez más no le costó sacar tema de conversación, Damián la miraba a los labios mientras hablaba y Nina dejaba de hablar cada poco tiempo para reírse.
Damián se acercó a Nina, la agarró por la cintura y la atrajo hacia él, se apoyó en el coche y le dijo en voz baja:
-No sé qué me pasa contigo-
Nina no se lo pensó, pasó su mano por detrás de su cuello y lo besó.
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El temblor
HorrorEl libro cuenta la historia de cómo un grupo de amigos trata de sobrevivir a un fenómeno aberrante y siniestramente aterrador. La historia acontece en un pueblo situado en Segovia, llamado Carbonero el Mayor.