Adiós a la vida libre anhelada

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Melinda

No siento nada más que terror y no sé por qué. El nombre que dijo esa mujer fue Elijah Mikaelson. Esa tal Freya llamó Elijah al que yo creí que era Elliot. El verdadero nombre de aquel hombre que salvé hace unos meses atrás suena como angustia en mi ser. Él intenta acercarse a mí para tratar de tranquilizarme y yo me alejo.

-No te me acerques... -Advierto con una mano levantada. -¿Quién eres realmente? ¿Por qué me has mentido?

Le veo dudar y caminar por delante de mí.

-Mel, yo.... No quería que supieras quién era... -Quiere explicarse y no le dejo.

-Melinda... Melinda Warren. -Le corrijo y veo su rostro cambiar de repente.

Mueve su cabeza en plan negación, como me pasó a mí al escuchar su nombre.

-No, no, no... no puede ser. -Me mira con desesperación. -Reina... -Sus ojos reflejan la culpa al decir "Reina".

Ese nombre, es el nombre de mis pesadillas y de mis visiones. ¿Cómo lo conoce? Cierro los ojos y me concentro en poner mi mano levantada en el aire. Con esa simple acción hago que Elijah termine con un dolor intenso de cabeza. Yo me acerco para tomar su cabeza y ver lo que me esconde.

¿Dónde estoy ahora? Veo una aldea en el norte, pero no puedo asegurar el sitio exacto. Lo único que puedo apreciar es que me encuentro en una aldea que están celebrando algo. Una mujer hermosa, nativa americana baila al son de llamas con un desconocido que no pertenece a su raza.

-Umarami, eres la mujer más hermosa que he visto en mi vida. -Comenta el hombre a espaldas. No puedo verlo, pero esa voz me suena mucho.

-Los blancos siempre decís cosas como éstas para engañar a los nativos como nosotros. -Dice aquella mujer.

Escucho sonreír al hombre y cuando se esconden puedo verle la cara, es él, es Elijah. ¿Cómo es posible?

-Suéltame, no hagas esto... -Grita el hombre y forcejeo con él hasta volver a controlar la situación y vuelvo a meterme en su mente.

-Te he observado, soy una mujer muy atenta. He visto como tratas a los demás. Se nota que eres muy noble y buena persona.

Él solo sonríe.

-Yo de ti, no me dejaría llevar por las impresiones. -Expresa mientras le da una flor que acaba de arrancar.

Ella se enfada y le golpea la mano con cual arrancó la flor.

-Elijah, no debes hacer eso a la madre naturaleza. -Dice ella enfadada. -Le haces daño.

Ella se agacha para depositar la flor arrancada en el suelo y lo cubre con tierra.

Elijah lograr soltarse de mi control mental y aprieta su puño lo que hace que mi cuello se vaya quedando sin oxígeno. Él se mira las manos y se asusta, por lo que decide relajar la mano y caigo al suelo con una respiración que me es difícil.

-Vaya, -toso mucho, -así que se te olvidó decirme que podías controlar tus poderes, ¿no? -Él me mira confundido. -Tú mismo me has dicho que tu madre era una bruja. -Le explico mientras intento controlar el aire que entra y sale de mis pulmones. -Eso quiere decir que tú y tus hermanos nacisteis siendo brujas.

-Supongo que tienes razón, Melinda. -Me ayuda a levantarme. -No más juegos mentales.

-Entonces quiero que me expliques quién eres, por qué me has ocultado esa información y por qué parece ser que te tengo miedo. -Mi voz sale bastante agitada mientras hablo.

-Esas son cosas que están en el pasado y nadie tiene por qué remover el pasado. -Advierte con enfado.

-Antes me has llamado Reina. -Me acercó a él después que me levantara. -¡Quiero una respuesta y la quiero ya!

-Ojalá la tuviera. -Dice mientras se aparta de mí y coge su maleta. –Tengo que irme. -Abre la puerta.

Antes que logre escapar, la cierro por dentro.

-Tú de aquí no te vas hasta que me aclares quién diablos eres y qué pasa aquí. -Grito enfadada.

-No tengo que explicarte nada. -Me aclara él mientras deja la maleta y se me acerca a mí a la par que yo retrocedo. -Lo único que haré es darte las gracias por tu amabilidad de haberme salvado la vida hace unos meses atrás. 

¿Se puede saber cómo coño ha cambiado tanto su personalidad en segundos? Estuvimos apunto de tener relaciones hace unas horas y, ¿ahora está así? Lo observo detenidamente acercarse a mí, pero no hago nada.

-No te acerques y habla de una vez. -Con mi espalda en la pared, levanto mi mano para detenerlo, pero no funciona. 

Se acerca a mí con cautela, toma mi cara con sus dos manos y me da las gracias por todo con un beso en la frente. Yo siento confusión ahora mismo, mi yo interno se debate en reternlo conmigo para hablar del tema, o alejarlo de mí lo más que pueda. Mi instinto de supervivencia me alerta que lo separe de mí, pero el hombre que tengo al frente resulta que es más fuerte de lo que parece. Elijah cambia su expresión de serio a sonreír de una manera un poco cínica.

-Querida, ¿crees qué soy tan débil cómo me viste las primeras semanas que nos conocimos? -Me hace la pregunta.

De la nada veo un anillo aparecer en uno de sus dedos. Él lo mira y suspira con amargura.

-Melinda, tienes que dejarme ir. -Demanda el hombre que yo salvé. -No tienes ni idea de lo que esto representa.

-Te irás cuando encuentre las respuestas a mis preguntas Elijah Mikaelson.

Elijah

Ahora lo veo más claro con la aparición del anillo de día, mi regreso no es algo que pasó por destino, esto tiene un trasfondo del que he de averiguar. Pensé que había vuelto como humano, como una bruja por herencia; sin embargo, todo vuelve a lo que era y seré, un monstruo.

-Te irás cuando encuentre las respuestas a mis preguntas Elijah Mikaelson. -Declara Melinda.

Mi nombre en sus labios es algo que me quema al igual que su mirada. Aquella que me va a perseguir por siempre. Tiene los mismos ojos marrones que Umarami, segunda mujer que amé y que me maldijo a vivir sin amor por el resto de mis días. La misma mirada que Reina tenía cuando la conocí con 8 años de edad. Si no salgo de aquí, terminaré haciendo algo de lo que puede que me arrepienta por el resto de mis días.

-Melinda, no estoy jugando, -la amenazo mientras me acerco a ella y quedamos frente a frente, -no me hagas perder la poca paciencia que me queda.

-Tú tienes que ver con mi pasado, lo sé y lo siento aquí. -Se toca el corazón. -Necesito más información Elijah, por favor, me lo debes.

Ahora mismo no puedo pensar con claridad, siento mi cuerpo cambiar como la primera vez que me convertí en el monstruo que he sido durante mucho, mucho tiempo.

-¿Elijah? -Escucho la voz de la mujer que tengo frente de mí. Siento su mano ponerse en mi brazo. -¿Qué tienes? -Se asusta al tocarme y sube su mano a mi cara. -Estás ardiendo en fiebre, vamos a que te tumbes en el sofá.

Intenta llevarme a la sala de estar sin mucho éxito ya que  la empujo con la poca fuerza que me queda y ella cae inconsciente. Mi ser está muriendo y pronto colapsaré por lo que tengo que alejarme de aquí. Sé que la he dejado inconsciente, pero no puedo mirar atrás sin hacerla daño, no puedo hacerlo nuevamente. En la transición de mi muerte escuchó a Freya en mi cabeza diciendo que Rebekah y Marcellus están a las afueras del lugar donde me encuentro ahora. Salgo a duras penas de la casa de Melinda que está cerca del borde. Ya ha caído la tarde, está oscureciendo y mi cuerpo ya no da para más, así que colapso antes de llegar al punto de encuentro.

-¡Elijah! -Grita una voz conocida, mi pequeña Rebekah.

Sus gritos y su preocupación se desvanecen mientras yo estoy muriendo. La oscuridad vuelve a por mí, no va a dejarme salir de aquí nunca más. Adiós a la vida libre que siempre he anhelado. 

Durante una mirada (Fanfic de Elijah Mikaelson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora