Capítulo 12

6.7K 1K 1.6K
                                    

Arrugando su rostro, Félix observaba la luna desde las ventanas de la enorme sala de su casa, permitiendo que Jisung curara la profunda quemadura en su espalda, producto del impertinente roce con Selene.

—No te muevas. —murmuró el pelinegro que cubría la herida con hojas purificadas.

—Es doloroso.

—Puedes quejarte con tu prometido, yo hago mi trabajo. —siseó el contrario, en modo de burla.

—He dicho que no es mi prometido. —Félix cerró los ojos con impotencia. Deseaba matar a Changbin por lo que le había hecho, pero en parte, agradecía no enfrentarse a Hyunjin, de esa forma ambos se habían salvado de daños peores.

—Jisung ¿cómo ves la herida? —interrumpió Helios, viendo desde el umbral de la puerta la herida en la espalda de su hijo, la que apenas iba iluminada por el fuego de la chimenea.

El pelinegro le echó un vistazo al perfecto trabajo que había hecho con las hojas y sonrió satisfecho.

—Sanará rápido. —afirmó, mirando ahora al mayor.

—Gracias por tu ayuda.

Jisung sonrió de nuevo y al darle pequeñas palmadas en el hombro a Félix, tomó sus cosas y salió del lugar, permitiéndoles estar a solas.

Helios lo vio desaparecer por la puerta y se acercó a su hijo. Félix no volteaba a mirarlo, se hallaba sentado en un sillón de madera con los ojos fijos en el cielo.

—¿Cómo está tu amigo? —preguntó, sentándose en un sofá qué yacía cerca de él.

—¿Changbin? —dudó el menor, esta vez mirándolo.

—Pensé que él era tu pareja. —se mofó, lo que hizo que Félix girara los ojos— Hablaba de Hyunjin. —corrigió Helios.

Con aquel nombre siendo pronunciado por su padre, el recuerdo de los decepcionados ojos del pelirrojo llegaron a su mente. Sintiéndose molesto y a la vez afligido, se puso de pie y tomó una bata larga de satín en color dorado, para cubrir su torso desnudo.

—No sé nada de él. —dijo con suavidad.

Helios decidió guardar silencio, evaluando el comportamiento de su hijo al hablar de Hyunjin. Félix se hallaba de brazos cruzados frente a la ventana, dándole la espalda, como si luchara por no hacer ningún contacto visual con él.

—¿Sabes algo de Selene? —preguntó el menor, sin molestarse en mirarlo.

Aquella pregunta tensó de inmediato a su padre.

—No. —fingió indiferencia— Pero estará bien.

—Quiero verla. —murmuró Félix, volviendo los ojos al rubio en el sofá— Quiero asegurarme de que realmente esté bien.

Los labios de Helios formaron una línea, fingir desinterés ante el tema de aquella diosa empezaba a ser una tarea imposible.

—Estás herido. —consiguió decir.

—Ella también. —sonrió Félix.

—No fue tu culpa.

—No. Fue culpa del idiota de mi pareja. —masculló el menor, en lo que su padre guardó silencio— Ya que Changbin no pedirá disculpas, lo haré yo.

Helios frotó sus ojos con las yemas de los dedos, sintiéndose exhausto. Su hijo era un caballero y eso lo llenaba de orgullo, pero hablar de Selene era extenuante.

—Hijo. —intervino Rodo entrando al lugar, logrando interrumpir el tema, lo que Helios agradeció— ¿Cómo te sientes? —preguntó la mujer, caminando hacia Félix.

Luna del inframundo | Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora