Capítulo 19

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Viendo su cansado reflejo por el espejo, Helios abotonaba su camisa blanca con sosiego, al mismo tiempo que infinitas imágenes llegaban a su cabeza, siendo un conjunto de torturantes recuerdos, que aunque en su momento lo llenaron de plenitud, en su pesarosa actualidad eran solo desafortunados episodios de un pasado que, para su desgracia, seguía doliendo.

La ruda entrada de Félix al salón, ganó la sorpresiva mirada de su padre, el cual lo observó con cautela y confusión. El menor sonreía de oreja a oreja mientras se quitaba su capa marrón. Sus mejillas estaban pintadas de un tierno color rosado, aquello lo llenaba de alegría, su hijo se veía mejor que como lo habían encontrado la noche anterior.

De hecho, parecía ser otra persona.

—¿Dónde estabas? —preguntó el mayor.

Sin borrar la sonrisa de sus labios, Félix lo miró.

—En el bosque.

La voz del menor sonaba increíblemente animada, lo que hizo sonreír a Helios.

—Con Changbin. —añadió Félix.

Escuchar eso borró la sonrisa de su padre al instante.

—Te ves feliz. —dijo Helios, dudoso, y con el ceño fruncido.

—Lo estoy. —volvió a sonreír el rubio, lo que ya no le agradaba tanto a su padre.

—Por Changbin... —soltó el mayor, con ironía en su voz.

—Así es.

Helios no emitió ningún sonido. Decidió callar y examinar la actitud de su hijo, pero Félix no mostraba interés en la confusión que se había grabado en el rostro de su padre. Recogía su cabello en una media cola, sin dejar de sonreír, con los ojos fijos en el fuego de la chimenea.

—¿Cómo te sientes? —logró peguntar Helios, lo que sí atrajo la atención de su hijo.

—Espléndido. —suspiró Félix, esta vez mirando al mayor.

—Espléndido... —repitió Helios, sin creer lo que escuchaba— ¿Recuerdas algo del incidente de anoche?

—Nos fuimos de cacería. —contestó sereno, sentándose en un sillón, con la vista clavada en su padre.

—¿Es todo? —insistió el mayor.

—Y caí al mar. —rio Félix, como si aquello no tuviera relevancia.

—Pero, ¿cómo? —la voz de Helios se tornaba áspera.

—No lo sé, padre. —levantándose del sillón, el menor recorrió el inmenso salón para posicionarse frente a una ventana— La caída debió ser muy fuerte— volvió a reír, impacientando al contrario— Recuerdo que Ílios estaba a mi lado. Pudo ser obra de ese animal. Se había comportado extrañamente nervioso minutos atrás.

Atónito por lo escuchado, Helios fingió indiferencia con dicha confesión.

—Changbin piensa lo mismo. —murmuró.

Sonrojado y sonriente, Félix hizo un ligero movimiento de cabeza en forma de afirmación.

—Parece conocerme. —suspiró.

—Por supuesto. —resopló Helios, forzando una sonrisa. De alguna manera, empezaba a crearse una incómoda tensión entre ellos. Aunque Félix demostraba tranquilidad y una misteriosa alegría.

—¿Sabes dónde está Ílios? —preguntó el menor, esquivando la detallada evaluación que su padre le hacía.

—Lejos de ti, al parecer. —respondió, sorprendido consigo mismo por la frialdad de las palabras que le había regalado a su propio hijo.

Luna del inframundo | Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora