Capítulo 25

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El salón del palacio de Zeus era un espacio majestuoso, con altas paredes de mármol blanco que albergaban esculturas de los dioses en actitudes divinas y majestuosas. El techo abovedado parecía llegar hasta el cielo, iluminado por un firmamento estrellado que coloreaba la estancia con una luz dorada y celestial.

Selene luchaba por mantenerse serena, y por ello, optó por detallar cada mesa, cortina, ventana y estatua que la rodeara. Apretando su mandíbula, evitó a toda costa hacer contacto visual con Zeus y su esposa, y observando a Helios de reojo, pudo ver como el rubio alzaba el mentón sin mostrarse intimidado ante el reto de los dioses que yacían rígidos ante él.

Zeus golpeó una mesa con fuerza, produciendo un ruido seco que resonó en el ambiente. Esa acción provocó que Selene y Helios se sobresaltaran, mostrándose agitados ante la violencia del acto.

—¿Dónde está Félix? —exigió con una mirada amenazante, señalando a ambos.

—No lo sabemos. —contestó Helios, al momento que todo el cuerpo de Selene se tensaba.

Hera observaba con desprecio el intercambio de palabras, manteniendo una postura arrogante y retadora que imponía respeto, aunque su molestia apuntaba únicamente a Selene, quien consciente del poco afecto que la castaña sentía hacia ella, luchó por mantener la calma.

—No intenten engañarnos. —espetó Hera, con contundencia.

—¿Por qué lo haríamos? —repuso Selene— ¿Por qué trataríamos de engañarlos?

—¡Porque se trata de su hijo! —rugió Zeus alzando la voz a un nivel aún mayor, haciendo vibrar los cristales más delicados del salón.

Zeus se encontraba en un estado de furia que se reflejaba en su rostro, una expresión retadora en su mirada y una actitud de confrontación hacia Selene y Helios, quienes deseaban gritar y defender su posición, pero la rabia en el mayor era tanta, que se limitaron a guardar silencio, evitando que aquella discusión pasara a mayores.

En ese instante, Changbin, quien se había escondido discretamente detrás de una puerta para escuchar la conversación, no pudo ocultar su sorpresa al enterarse de que la madre de Félix era Selene. Retrocediendo con lentitud y evitando hacer algún ruido, apoyó su espalda a una pared, con los labios entreabiertos y semejante confesión dando torturantes vueltas en su cabeza.

—¿Selene es la madre de Félix? —se preguntó a sí mismo, aún en un fuerte estado de conmoción, que poco a poco le fue dibujando una amarga sonrisa en los labios.

—Será mejor que encuentren a su hijo —prosiguió Zeus— Y lo traigan a mi palacio, lo antes posible.

Helios soltó un suspiro seco, deseando matar al mayor, pero de nuevo el silencio resultó ser la mejor opción. Selene, por su lado, desvió sus ojos al rubio y al captar la ira en su expresión, asintió, demostrando estar de acuerdo con la órdenes de Zeus. Sólo de esa forma ganaría tiempo para pensar en cómo alejar a ese repugnante hombre de su hijo.

—Salgan de aquí. —siseó Hera y ambos hicieron rápidas reverencias para escapar de esas sombrías paredes.

 —siseó Hera y ambos hicieron rápidas reverencias para escapar de esas sombrías paredes

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Luna del inframundo | Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora