Ya estaba casi lista, solo me faltaba arreglarme un poco el cabello para no parecer una bruja. Me sentía bien con mi aspecto esa noche. Llevaba puesto un vestido azul cielo de cuello alto y sin mangas, que llegaba hasta por encima de las rodillas, ajustado en la cintura y suelto en los muslos. La verdad quedaba genial con mis ojos azules y mi cabello negro. Los zapatos negros de tacón bajo daban el toque final al look.
Mis padres ya estaban listos. Cuando terminé bajé al resividor con ellos para esperar a los invitados.
Sonó el timbre y la asistenta abrió la puerta y yo me quedé congelada al ver a las personas que habían allí.- Bienvenidos - exclamó mi padre
Mi madre sonrió por cortesía y yo lo hice por pura inercia. No me lo podía creer.
- Estas son mi esposa Elizabeth y mi hija Samantha - nos presentó mi padre
- Mucho gusto - dijo uno de los dos hombres que parecía de la misma edad de mi padre, se notaba de lejos que era una persona muy risueña- Mi nombre es Emilio Lombardi y estos son mi esposa Bianca y mi hijo Enrico.
Pues si como lo oyen Enrico Lombardi se encontraba allí sonriéndome descaradamente. Pero agarrense bien el culo que aún quedan más sorpresas.
- Lo mismo les digo - habló el otro hombre de manera educada aunque parecía una persona más reservada que su amigo - yo soy Carlo Gabbana, mi esposa Francesca y mi hijo Stefano.
Y allí estaba la otra bomba nuclear. Yo estaba a punto de explotar de tanta sorpresa y seguía totalmente atónita. Ni siquiera parpadeaba .
- Tanto tu hija como tú esposa son hermosas Alexander - iba diciendo Emilio mientras pasábamos al comedor - aunque creía que también tenías un hijo.
- Si lo tengo - aclaró mi padre - Sebastián se quedó en Estados Unidos para terminar de cerrar algunos acuerdos pendientes. Llega el próximo mes.
- Bueno pues entonces tendremos que esperar al próximo mes para conocerlo.
- Exactamente.
Ya sentados en la mesa y con la cena servida comenzaron a hablar del tema negocios y yo decidí ignorar la conversación por completo y prestar atención a las dos figuras frente a mí.
La verdad Enrico y Stefano eran muy diferentes. A Enrico se le veía animado en cambio Stefano tenía la misma cara de amargura vital que traía siempre, aunque esta vez me observaba con algo de curiosidad- A lo mejor es porque nunca había visto a semejante idiota, para el es una nueva especie
- Voy a ignorar ese comentario de tu parte querida consciencia ya que este no es el momento de iniciar una discusión.
Yo seguía sin decir ni media palabra intentando procesar todos los acontecimientos.
Verdaderamente ni siquiera se por qué me he puesto nerviosa ante la presencia de estos dos o quizás si lo se, porque ambos me parecen creados y esculpidos con un único objetivo, derretir a cualquiera que ose mirarlos.
Aún sentía la mirada de Stefano sobre mí; más bien sentía la mirada de ambos sobre mí pero con expresiones muy distintas.
Enrico me observaba de forma pícara y con un poco o bueno, bastante descaro.
Stefano en cambio me miraba con expresión impenetrable, cómo si me estuviera escaneando con rayos x.
El resto de la cena transcurrió igual sin ninguna alteración en tiempo y espacio.
Cuando estábamos llendo hacia el salón para tomar el té, Enrico se acercó a mí y al igual que hizo por la mañana en el instituto me habló cerca del cuello pero esta vez de forma más baja para que solo yo pudiera oírlo.- Te he dicho ya que estás deslumbrante esta noche. Me dan ganas de arrancarte ese bonito vestido a mordidas.
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y de inmediato me tensé de pies a cabeza. Que cojones acababa de decirme. Que alguien me lo repita que creo que no lo entendí muy bien.
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Buscando Un Camino
Teen FictionCon la llegada de Samantha Miller a Roma todo cambiará. Lo que ella llamaba estabilidad emocional de pronto desaparece como consecuencia de dos chicos guapísimos del instituto Vittorio Emmanuelle. Pero... ¿por qué elegir a uno cuando se puede jugar...