Samantha
¿Qué hacemos cuándo vivimos un momento tan intenso, y luego no queremos olvidarlo? Nada, simplemente nos aferramos a su recuerdo hasta que nuestra mente nos transporta al momento exacto. El cual anhelamos repetir una y mil veces.
Con Stefano no vi estrellas, sino que vi constelaciones, planetas, galaxias, vi el puto universo. Aún el día después de lo que pasó, siento su olor impregnado en mi piel, sus besos y sus caricias, marcadas a fuego. Nos fusionamos convirtiéndonos en uno solo y es lo más maravilloso que he sentido.
La brisa fría, augurio del pronto invierno, hace que mi mente evoque todas estas ideas de pasión y desenfreno.
Estoy en la azotea del instituto. No sé cuándo decidí venir aquí, solo soy consciente de que mis piernas comenzaron a moverse y ahora solo puedo mirar al terreno verde que se extiende frente a mis ojos, aceptando que mi vida se ha convertido en un maldito cliché como en los libros escritos para adolescentes con las hormonas revolucionadas.
¿Que si me avergüenzo? Para nada, esas mismas historias son las que me han tenido leyendo hasta altas horas de la madrugada, suspirando por un amor como el de los protagonistas. Ahora simplemente quiero disfrutar de que me esté sucediendo a mí.
De la nada aparece en mi campo de visión algo inesperado. Enrico está hablando con mi hermano cerca de la salida del instituto. El que estén juntos no resulta extraño, lo que realmente llama mi atención es que Sebas parece bastante enfadado. A pesar de no poder oír lo que dice, su lenguaje corporal me lo indica.
Rápidamente llego a la escalera, y empiezo a bajarla a toda velocidad. Es una suerte que el edificio solo tenga cuatro pisos y que mi condición física no sea tan mala, porque de lo contrario no me vería capaz de ir tan rápido sin terminar desmayada. Cuando estoy en el vestíbulo voy hacia las puertas y ya no veo a nadie. Aún sofocada sigo buscándolos con la mirada, pero resulta en vano. Desaparecieron.***
- Vamosssss - dice Chiara tirando de mi brazo
- Ya dije que no y no pienso cambiar de opinión - digo seria, sentada en una de las sillas del jardín
Chiara, Adriano y Lily llevan dos horas intentando convencerme para ir a una discoteca.
- No me gustan los lugares ruidosos y aún menos si se trata de una fiesta organizada por la barbie silicona - niego otra vez y la miro fijamente, consciente de que no se rendirá
- Por favor - hace un puchero - Es la mejor fiesta del año, incluso el Gabbana asiste
Al escuchar ese nombre se enciende una lusecita en mi interior. Sonrío un poco de lado, provocando que Chiara comience a dar saltos como una loca gritando por haber conseguido su propósito. Lily y Adriano la observan riéndose de sus locuras.
De pronto se queda quieta como una estatua y mira con las mejillas sonrojadas algún punto detrás de mí. Me giro para ver que es lo que la dejó paralizada y observo atenta a Sebas mientras viene caminando hacia nosotros. El muy gilipollas luce maravilloso y lo sabe. Trae unos jeans color caqui y una camisa de hilo azul con los primeros botones desabrochados, dejando al descubierto parte de sus pectorales. Tiene loca a Chiara, y no lo merece. Jamás lo he visto con el mismo ligue dos veces seguidas. Es por eso que le tengo prohibido acercarse a mi amiga.- ¿A que viene tanto alboroto? - dice riendo mientras toma asiento a mi lado
Ahora que lo tengo cerca no puedo evitar recordar lo que vi en la mañana, preguntándome de que estarían hablando. Dejo de lado esos pensamientos y me concentro en el rostro de la rubia, que se pone de mil colores, mientras le respondo a mi hermano.
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Buscando Un Camino
Novela JuvenilCon la llegada de Samantha Miller a Roma todo cambiará. Lo que ella llamaba estabilidad emocional de pronto desaparece como consecuencia de dos chicos guapísimos del instituto Vittorio Emmanuelle. Pero... ¿por qué elegir a uno cuando se puede jugar...