Capítulo 37

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El calor inundaba su cuerpo lentamente, como una llama bajo su piel que quería reducirlo a solo cenizas. 

Se recostó en las suaves sábanas intentando apaciguar aquella sensación que solo aumentaba por segundos sin éxito pues, la seda verde, tan solo hacía añorar más su deseo de ser tocado. Su mano descendió con urgencia hasta su húmedo agujero, tanteo la entrada e introdujo un dedo buscando desesperadamente aquel punto que le volvería loco. 

-Alfa-jadeo ante la presión de sus dígitos en su interior- alfa.

Su lado omega estaba desesperado, necesitaba con urgencia el toque áspero de un alfa. Sus dedos entraban y salían con rapidez de su goteante agujero, desesperado por alcanzar el orgasmo pero incapaz de llegar al mismo. Necesitaba algo más grueso, más grande, necesitaba la polla de un alfa. 

Con dificultad se levanto de la cama,  arrastrándose hasta la puerta e intentando abrirla sin éxito. Estaba desesperado. Sus piernas estaban cubiertas del flujo que se deslizaba desde su culo, lubricándolo para su alfa  y aumentando la ansiedad en su cuerpo, no recordaba un celo tan intenso como aquel, incapaz de ser controlado solo por su mano.

-Alfa-continuo gimoteando, cada vez más fuerte, cada vez más desesperado- alfa por favor, soy un buen omega, por favor- el llanto se había atascado en su garganta, como un nudo que le impedía respirar- ya no luchare más, dejaré que me hagas lo que quieras-continuo perdido en los recuerdos del pasado- seré bueno, lo prometo, soy bueno.

 La serpiente se acurrucó junto a la puerta, completamente desnudo y con el rostro pegado al suelo. El dolor en su vientre era desgarrador, como unas garras que se incrustaban en sus órganos buscando hacerlos desaparecer. Sus dedos volvieron a dirigirse a su entrepierna, con fuerza bombeo su pequeña polla mientras jugueteaba con su interior, al igual que momentos antes, no consiguió correrse. 

Su mirada desesperada se fijo entonces en la chimenea frente a él. Llevaba apagada desde inicios de la primavera y su único uso había sido como red flu, una red que conectaba con el despacho de Dumbledore, una red que solo debía usarse para emergencias. Cogió aire, se deslizo hasta el interior de la misma y con manos temblorosas lanzó los polvos.

-¿Qué?- se asustó el alfa cuando vio el cuerpo del joven caer a sus pies.

El omega fijo su mirada en el estudiante frente a él y, con tan solo extender sus manos, fue levantado en volandas, necesitaba una polla y ese alfa parecía capaz de complacerlo en todos los sentidos. Sus labios fueron apresados y su cuerpo desnudo recibió la atención que tanto había añorado.

-Alfa, por favor- suplicó-soy buen omega, por favor, fóllame.

El joven miró con ojos depredadores al pequeño omega que se retorcía entre sus brazos, llorando y suplicando. Gruño con posesividad y, tras bajarse lo justo el uniforme para que su miembro quedara libre, se introdujo en el estrecho agujero. El omega gimió de alegría al verse llenado por fin.

El vaivén de los cuerpos comenzó de manera desenfrenada, animal, con mordidas y lamidas en cada sección de piel libre; y termino con la misma rapidez, ambos desesperados por llegar al orgasmo. 

-Mierda, mierda- se quejo el alfa al ver su nudo formado-joder lo siento.

El omega acarició la mejilla del estudiante sobre él y simplemente negó con la cabeza, su mente se encontraba lo suficientemente lúcida para entender la situación pero no para reconocer a su acompañante.

-Nido- pidió mientras señalaba la chimenea- por favor alfa. 

El león levanto con cuidado al joven y lo guio hacia donde pedía, ya arreglaría más tarde su problema con Dumbledore. Una vez en la habitación descendió con cuidado en la cama, procurando que su nudo no fuera molesto, y se recostó con el omega plácidamente dormido en su pecho. Gimió de placer ante la vista, amaba al joven desde el primer momento que lo había visto por los pasillos de Hogwarts y tenerlo en una situación, tan íntima, era como cumplir uno de sus mayores sueños.



Fenrir estiró su cuerpo, los músculos le dolían demasiado y el calor de su piel todavía no había desaparecido. Con ojos cansados rastreo su entorno encontrando su habitación más acogedora de lo que recordaba, quizás la ropa esparcida por el suelo y las feromonas dulces que la inundaban era lo que le otorgaba esa paz tan necesaria. 

-No te muevas mucho- pidió el alfa a su lado- todavía estoy en tu interior. 

La serpiente reconoció la voz al instante, era imposible no saber quien era cuando el alfa pasaba la mayor parte del tiempo a su lado. Su omega ronroneo con felicidad.

-¿Cómo hemos llegado a esto?- se atrevió a preguntar, su garganta todavía adolorida de los llantos y gritos del día anterior. 

-Apareciste en el despacho de Dumbledore- comenzó-y yo simplemente no pude resistirme, lo siento.

-¿Qué cojones hacías en el despacho de Dumbledore otra vez?

-Lo encontraron- explicó consiguiendo una risa del omega, estaba claro que la acromántula no iba a pasar desapercibida todo el año.

Hagrid acarició la espalda del joven lentamente, fijándose principalmente en las caderas, aquellas que había mordisqueado y apretado hasta la saciedad.

-Lo siento-se disculpó la serpiente- por mi culpa hemos acabado en esta situación, yo quiero recompensarte...

-Cállate- ordeno el alfa- yo fui el que se aprovecho de ti, fuiste con Dumbledore buscando ayuda y yo no fui capaz de contenerme. 

-¿Te gusto?- se atrevió a preguntar-¿a pesar de que hubiera sido conmigo?

-El que fuera contigo es lo que lo hizo tan especial-alago- además yo soy el que debía preguntar eso, era mi primera vez, seguro he sido patético.

Fenrir giró su cuerpo hasta que el nudo en su interior le freno y besó el hombro del león.

-Nunca nadie me había tratado tan bien- confesó- ha sido magnífico.

-Eso quiere decir que podremos repetirlo.

-Podemos repetirlo-afirmo feliz.

-¿E invitarte a una cita?¿eso podría?

-Creía que eso iba implícito en una relación.

-¿Relación?- se ilusiono- joder si.

La pareja se dejó llevar por el momento de intimidad, permitiéndose muestras de cariño que Fenrir nunca había podido imaginar llegar a tener. Su omega estaba feliz, él era feliz.





Como sobrevivir siendo un omega (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora