Rhaenys sabía que Madame Black seguía observando las estrellas cada noche. Según Proserpina Guant, muchos rituales se deben realizar en un día específico debido a la posición de los atroz y los cálculos aritméticos de las estrellas.
Dentro de la habitación que se le cedió en la Torre de Maegor. Madame Black tenía múltiples pergaminos extendidos por las mesas de madera. Mapas de estrellas minuciosamente detallados y un gran Telescopio dorado que hasta el Maestre más viejo de Old Town envidiaría.
Los nobles estaban impresionados de los visitantes de Ashai, como fueron presentados. En el día, Madame Black estaba en los jardines, tomando el té con las demás damas. Sorprendentemente envolvió a cada dama alrededor de sus dedos, como si tuviera la experiencia de manipular a la nobleza con tacto y elegancia.
—Entonces Lady Cuy ha estado muy cerca del escudero de su esposo — dijo Lady Sam Tarly — Y sus vestidos han tenido que ser soltados de las costuras.
—¿Entonces no nos sorprenderemos que en pocas lunas haya un bebé? — Lady Caswell bebió de su taza.
Rhaenys bebió sin decir nada, Madame Black solo bajo la mirada y miró a Lady Sam Tarly, la dama de Oldtown.
—Lady Tarly. ¿Ha logrado visitar la Ciudadela? — preguntó Madame Walburga. Sus ojos azules grises miraron fijamente a la tía de la reina.
—¿Visitar la Ciudadela? — repitió con una sonrisa divertida. — Los Maestres preferirían quemar sus pergaminos y libros antes que dejar que una mujer pusiera un pie en su lugar.
—Oh, hombres de grandes mentes pero de tan poco confianza — contestó Walburga con una mueca burlona — Tal vez usan tantas cadenas para compensar otra cosa.
Lady Sam empezó a reírse, bajó su taza para cubrir su mano y ahogar sus carcajadas. Proserpina Guant, la nueva protegida de los Black, bebió de su taza ocultando una sonrisa.
—En Ashai los libros están al alcance de todos — dijo la señorita Guant — Dependiendo de quien sirvas tendrás acceso a los libros según tu posición.
—Y es por eso que los Black tenemos nuestra reserva de conocimiento sumamente cautelosa y solo las persianas de estricta confianza se les permite entrar — agregó Madame Black — Me siento, sorprendida, que muchos señores no son afines a la lectura.
—Bueno, de qué sirve a una dama aprender a leer — dijo Lady Talla Whent — Para esos están los Maestres. Ellos me pueden leer mi correspondencia y responder según mis palabras.
Rhaenys torció la mirada con estas damas. Todas medio huecas envueltas en sedas y joyas.
Madame Black soltó un "Hump" pero no dijo nada. Pero Rhaenys leyó claramente en su mirada un tipo de juzgamiento y pena, ambos mezclados en el sobrenatural color de sus ojos.
—¿Y su nieta Adhara ? — preguntó Rhaenys, con la lengua seca de llamar a Lucenys con su segundo nombre.
Lucenys era un nombre precioso, un nombre que Laenor escogió con cuidado y ahora Rhaenys debe llamar por un nombre que escogió otro hombre.
Adhara. ¿Qué nombre era ese?
Bueno, tan particular como lo era el nombre Walburga.
—Ella está ocupada — dijo Walburga— Pero estoy segura que otro día estará dispuesta a tomar el té con nosotras.
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Ellos estaban en la biblioteca del castillo. Aemond entró al único lugar donde podía perderse en el silencio cuando los vio.
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Inmortal She [H.P] [HoTD]
FanfictionEn el año 129 D.C la princesa Lucenys Velaryon moría en Dragonstone con catorce años. La versión que el reino conoció fue que el Extraño la reclamo luego de luchar contra una terrible fiebre provocada por la mordedura de una serpiente. La verdadera...