Capítulo 18

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La personalidad fría de Walburga le benefició para que nadie curiosos de la corte interrumpiera sus avances para regresar a casa.

Solo Proserpina Gaunt era la única que la acompañaba. La muchacha se quedaba en un rincón leyendo los libros que Walburga había traído consigo, esperando el momento de regresar a casa y al fin tener su propia varita.

Aunque toda la paz acabó con la llegada de una de las damas principales del reino. ¿Baela o Rhaena? No sabía cuál de las hijas de Daemon era la que entró a su estudio.

—Madame Black — la niña hizo una perfecta reverencia digna de una cuna noble.

—Lady... — Walburga uso una leve Legeremancia para saber el nombre — Rhaena. ¿Qué la trae por aquí?

Con un movimiento de varita hizo que todos los pergaminos a su alcance se enrollaran por sí solo. No quería metiches muggles en asuntos mágicos.

—Yo... creo que averigüe algo sobre lo que le pasó a mi querida Lucenys. No su nieta heredera, la princesa Lucenys.

—No quiero saber nada de eso — respondió Walburga— Recordar le haría mal a mi nieta. Y no pienso dejar que sus escudos caigan y la lleven a la locura. Así que por favor, salga.

—Pero....

—Lady Rhaena, se lo ordenó — Walburga uso el mismo tono con el demandaba órdenes a su hijo cuando era un adolescente descarriado.

—Es que lo no entiende...

—Váyase del estudio.

—¡Se quien fue el culpa de su suicidio y padre del bebé!

Ante el chillido de la chica, Walburga la atrajo hacia ella y cerró la puerta. Los ojos de la muchacha se abrieron como los de Lemur al ser asustados.

—Muchacha insensata — siseó Walburga. — Suerte que Lucenys no está aquí, si no el peso de tus palabras serían catastróficas...

—Pero el culpable ha vivido un año sin merecer castigo y tiene cómplices.

Walburga miró hacia la donde estaba Proserpina, ella bajó el libro hacia su regazo.

—¿Quién es? — preguntó Walburga.

—Aemond... — contestó Rhaena con los puños apretados.

—¿Cómo estás segura de eso?

—Lo confesó y cuando supe, me amenazó de muerte — dijo ella cohibida. — Pero debemos hacer algo. Estoy segura que la reina y Otto Hightower también son parte al encubrir a Aemond.

—Fue el mismo príncipe que me buscó en Asshai — dijo Proserpina — Dice que viajó por todo el mundo para recuperar a la princesa. Es la culpa.

—¿Qué opinión tiene Daemon de la reina? – preguntó Walburga.

—Que es una puta que se metió a la cama del rey por poder — contó Rhaena — Y que su padre es un capullo sediento de poder. Y que por mucho que la reina haya parido a tres niños, la princesa Rhaenyra siempre era la heredera.

—Bueno, logré averiguar algo que haría a tu padre feliz. — respondió Walburga — Logre entrar a la habitación de Alicent Hightower y entre a su mente. La muy zorra fue al cuarto del rey la misma noche en que quemaron las cenizas de Aemma Arryn y el príncipe Baelon.

—¿Entonces si se acostó con el rey?

—No, es parte zorra y parte mojigata — corrigió Walburga — Usar los vestidos de su madre y leerle a un triste viudo. Aprovechándose de su vulnerabilidad emocional, le leyó, lo escuchó y comprendió. Algo astuta, pero una zorra.

—¿Qué haremos Madame Black? — Lady Rhaena empezó a llorar, sacó un pañuelo de su vestido — No sabe el dolor que trajo la muerte de Lucenys. La princesa Rhaenyra lloró durante semanas en su habitación abrazada a sus vestidos. Jacaerys tiene pesadillas al ver a su hermana ensangrentada ... Joffrey aún piensa que la nuestra Lucenys es su nieta.

Walburga se llevó una mano a la barbilla, pensando en qué hacer.

Esta noche tendría una cena privada con el rey. Aquello era bueno, podía convencer que preparara una cena entre todos y así ella podría usar el Veritaserum que preparó, porque uno nunca se sabe cuando se necesita que alguien vomite la verdad.

Además, cenar en privado con Viserys hacía que Alicent Hightower se ensangrentara los dedos. ¿Acaso le temía al fantasma de Aemma Arryn?

Aquello le divertía, incluso si empezaran rumores de que ella y el rey tenían un romance, Walburga lo torcería a su favor.

Como el hombre nunca la olvidó a pesar de los años y el mismo destino de la muerte, estaban juntos nuevamente, algo que fortaleció el reclamo de Rhaenyra.

Walburga no tenía nada que ver con el juego de tronos, pero la parte que aún pertenece a Aemma quería ver a su hija sentada en el trono, la sangre Arryn y alejar a la sangre Hightower.

Ahora lo puede ver con claridad, los ojos codiciosos de Otto Hightower que no dudó en vender a su hija como calientacamas para el rey.

Claro, estaba molesta con Viserys, en permitir que una chiquilla entrara a sus aposentos. Pero al menos mantuvo el derecho de Nyra a lo que le pertenecía por sangre.

—Haremos que ellos mismos se condenen por su propia lengua — sonrió Walburga — Y cuando los chicos regresen a la capital.... el príncipe Aemond Targaryen pagará sus deudas.

—¿Le decimos a los demás?

—No querida — Walburga palmeó levemente el hombro de Lady Rhaena — Esto lo manejaremos en completo silencio y descripción. Tu padre podría coger a Hermana Oscura y decapitara a diestra y siniestra. Dejemos que disfruten del espectáculo.

──── ∗ ⋅✧⋅ ∗ ────

Alicent hace años que no iba al bosque de los Dioses, ese había sido su lugar con Rhaenyra.

Pero cuando la vio caminar hacia ese lugar no dudó en seguirla sin la compañía de su escudo jurado.

Ella miró hacia el árbol con una sonrisa triste. Era bien sabido que cuando ella y sus hijos vivían en la fortaleza, solía llevarles a este lugar para leerles, incluso se decía que Lucenys solía esconder aquí a los gatos que encontraba en los corredores de la fortaleza.

—Rhaenyra — la llamó.

Ella se giró y su rostro estaba lleno de lágrimas.

—¿Qué quieres?

—Solo quería hablar contigo — dijo ella y Rhaenyra bufó secándose las lágrimas — Se que estos días han sido duros, pero comparto tu dolor.

Alicent vio cómo la mirada de Rhaenyra se endurecía, de un momento a otro sintió el aire siendo privado de sus pulmones.

La mano de Rhaenyra se había cerrado sobre su garganta y ella soltó un gemido lastimero buscando aire.

—No tienes derecho a decir que compartes mi dolor. — siseó Rhaenyra. Su mirada exhalaba fuego — Tu no sostuviste el cadáver de tu hija bañando en sangre.

Rhaenyra clavó sus uñas en su cuello para luego soltarla.

—No perdiste a tu hija. Yo si

Con eso la soltó y se fue del Bosque de los Dioses dejándola asustada. 

N/a: Se viene, se viene, la venganza Black

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N/a: Se viene, se viene, la venganza Black. 

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⏰ Última actualización: May 07 ⏰

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