Capítulo 17

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Aemond odiaba a las parejas enamoradas.

Pero sobre todo odiaba a Harry Potter.

Habían salido con la primera luz del sol de Red Keep con destino hacia Antigua. Potter y Lucenys, cada uno llevaba un bolso con cierto con suministros para el viaje y en caballo de Potter se llevaba una tienda de acampar para pasar las noches de esas dos semanas de ida y vuelta hacia Oldtown.

Aemond odiaba lo melosos que eran Potter y Lucenys.

Don't worry baby — cantó Potter mientras montaba junto a Lucenys.

Just call my name. I'll be there in a hurry — cantó Lucenys. Ahí estaba, El dulce pajarito de la corte — You don't have to worry!

Cause, baby, there ain't no mountain high enough — cantaron los dos viéndose y cabalgando a paso lento. — Ain't no valley low enough. Ain't no river wide enough. To keep me from gettin' to you, babe.

De esa extraña caja que Lucenys tenía sujeto a una de las cuerdas de su chaleco. De diadema rara brotaba la música, sorprendiendo a Aemond.

Era como si Lucenys tuviera un bardo encerrado en esa caja rara.

Lucenys le pregunto que "casette" quería escuchar a Potter. Él solo se encogió de hombros y permitió a Lucenys escoger la música. Con un hechizo hizo que la música saliera para los tres.

Claro que ellos dos, cabalgan a la par, riendo y cantando, dejando a Aemond detrás de ellos.

Aemond se aferró a las riendas de su caballo, mientras la canción terminaba. Lucenys detuvo su caballo para alcanzar la petaca y beber agua, luego extendió la petaca hacia la boca de Potter, quien inclinó la cabeza hacia atrás

—Cuidado, que te vas a empachar — dijo Lucenys retirando la petaca.

—Lo lamento, es que la tierra en el aire hace que la garganta se me seque — contestó Potter.

Ella entrecerró y los ojos preguntando: —¿Qué hora tienes? No comimos nada al salir del palacio.

Potter sacó ese objeto que decía la hora. Era redondo y de oro, cabía en su mano sujeto a una cadena hecha igual de oro.

—Son las diez de la mañana — contestó Potter.

—De acuerdo. Ya pasamos de las ocho y no he tomado café — Lucenys detuvo al caballo que manejaba y bajó de él. — Paren. Vamos a desayunar tardíamente.

Potter bajó sin protestar, y Aemond le siguió.

Lucenys se encargó de hacer una fogata y extender una manta en el césped debajo de unos árboles. Aemond amarró a los caballos al tronco de un árbol mientras Potter preparaba la comida.

Minutos después, los tres comían tiras de carne con pan tibio. Lucenys bebía ese liquido negro que olía amargamente, ella le tiró un poco de azúcar, sus labios se curvaron en una leve sonrisa ante la degustación.

—¿Me das un poco de café? — preguntó Potter.

—Un poco — ella le extendió el vaso de lata hacia Potter. El idiota tomó un ligero sorbo haciendo una mueca.

—Le falta azúcar — Potter hizo una mueca — ¿No se como hay personas que le gustan sin mucha azúcar?

—Las personas que beben café con mucha azúcar son débiles — contestó Lucenys bebiendo lo que quedaba en taza — Les falta odio.

Aemond sonrió a medias. Su Lucenys era una amante de la tartas y pasteles, siempre cenaba poco para completar con más postre, siempre haciéndole ojos tristes a Helaena para que le cediera su parte del postre.

Inmortal She   [H.P] [HoTD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora