CAPÍTULO 45

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Cuando Lena se marchó el malestar se apoderó de mí. Me dolía el pecho, además de acompañarlo con una sensación de vacío que ya conocía. No la seguí demasiado concentrado en entender el remolino de sentimientos que había en mi interior. Después de un rato largo sin llegar a nada en claro, salí del cuarto con una sensación extraña que me acompañó los siguientes días.

Era incapaz de quitarme de la cabeza que había dejado a Lena sola con una persona peligrosa, porque aunque ella hubiese perdonado a Alex yo no lo había hecho y mi opinión sobre él no había cambiado. Sin embargo, cada vez que pensaba en ir a buscarla volvía recordar que Lena me amaba, que me amaba de verdad. Y cuando lo hacía mi corazón comenzaba a latir con fuerza mientras un terror ciego se apoderaba de mí, seguido de un montón de sentimientos que no comprendía. No todos eran malos, por ejemplo, el calor del pecho era reconfortante y me daba seguridad, el problema residía en que se veía aplacado por el de miedo.

Mientras tanto Mark, Jake y Sussie seguían haciendo reuniones en el piso a pesar de que ninguno de ellos ya vivía allí. Lo hacían por medio de videoconferencias, así que el salón lo habían adaptado con varias pantallas y ordenadores. Sabía que el bastardo de Mark lo hacía para intentar convencerme de que me metiese en aquella locura. Pero ¿qué sentido tenía todo aquello? Mis expectativas del grupo nuevo eran bastante bajas. Era cierto que habían conseguido hacer un trabajo muy bueno rescatándonos, no obstante llegar a las esferas altas de La Ciudad era otra historia. La Rebelión poco podía hacer desde su sector, a la LIF le faltaba equipamiento y personal y, bueno, en el caso de Maggie y Eliot tenían todo, solo que si les pillaba la OLIC estarían condenados a muerte, lo cual me ponía nervioso. Además de que si participase me sentiría como un impostor por lo que pensaba acerca de La Limpia. No. Simplemente el nuevo grupo no era para mí. Pero... ¿qué era para mí? ¿Qué estaba buscando? No tenía ni idea. Volver a la OLIC no estaba entre mis planes a menos que quisiese morir y, de momento, no estaba tan desesperado. Mi objetivo, eliminar al Consejo, también se había difuminado. ¿De verdad era tan importante vengarme? ¿Qué había conseguido hasta ahora con ello? Acaricié inconscientemente el reloj de mi muñeca.

«Poca cosa» pensé.

Dejé de juguetear con él para coger el vaso con el líquido ambarino, lo observé mientras lo giraba con cuidado. Después de unos segundos volví a apoyarlo en la mesa. Una parte de mí deseaba beberlo, otra lo rechazaba por completo. Parecía que esa era mi condena actual, que mi cuerpo y mi mente desearan y rechazaran las mismas cosas volviéndome majareta. Suspiré y me lo llevé a la nariz para oler el líquido. De nuevo me pasó lo mismo, algo dentro de mí lo deseaba con fuerza pero a la par el estómago se me revolvía si pensaba en tomarlo. Lo dejé y apoyé mi cabeza en mis manos desesperado. Me sentía como cuando era un adolescente y no tenía claro ni mi futuro profesional ni sentimental. Nueve años después volvía estar igual, solo que a los dieciséis años no me buscaba media Ciudad y podía hacer todo lo que quisiese. «Incluso emborracharme» pensé frustrado volviendo a dar vueltas al vaso. Era más fácil cuando podía ahogar mis penas en el alcohol, sin embargo mi cuerpo parecía no estar dispuesto a que lo siguiera envenenando.

—Bébetelo de una vez y deja de darle vueltas —escuché que alguien me decía. Alcé el rostro y me encontré con Jake. Se acercó al mueble y cogió un vaso. Luego se sentó junto a mí y se sirvió un poco de whisky—. ¿Qué celebramos?

Mi relación con Jake y Sussie había mejorado. No entendían mi postura y sabía que les había decepcionado, por suerte no hacían muchas referencias a ello. Quizá lo hicieran por respeto, aunque también podía ser que hablar de ello les perturbaba demasiado.

—Muy gracioso —gruñí, aunque consiguió que esbozase una especie de sonrisa. Empujé el vaso y lo dejé a un lado—. ¿Qué haces aquí? Hoy no había reunión.

Sector 0: La Rebelión (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora